Bienvenido al Curso de Biomagnetismo
PAR BIOMAGNÉTICO COMO CURA PARA EL PALUDISMO              Y LA FIBROMIALGIA

PAR BIOMAGNÉTICO COMO CURA PARA EL PALUDISMO Y LA FIBROMIALGIA

PAR BIOMAGNÉTICO COMO CURA PARA EL PALUDISMO
Y LA FIBROMIALGIA
Olga Patricia de la Garza Garza
Presentación
Se eligió “Par Biomagnético”: Tratamiento contra Paludismo y Fibromialgia como tema del presente trabajo
por ser el Paludismo una de las enfermedades con transmisión en 103 países que afecta a mas de 1,000 mi-
llones de personas y causan anualmente 3 millones de muertes; la Fibromialgia cuyo diagnóstico se realiza
desde 1990, afecta el 5% de la población mundial, siendo el 80% mujeres. El “Par Biomagnético” diagnos-
tica y cura el Paludismo, así como la Fibromialgia, que de acuerdo a este sistema es un Paludismo atípico.
Se presentan los resultados de una muestra de 2,000 personas que fueron tratadas en la ciudad de Monte-
rrey durante los años de 2003 y 2004, de las cuales se diagnosticaron y curaron con el Par Biomagnético
234 casos de Paludismo y Fibromialgia.
Introducción
El objetivo del presente trabajo es proponer al “Par Biomagnético” como una solución para erradicar el Palu-
dismo y la Fibromialgia.
El Paludismo o Malaria es una enfermedad muy extendida en el trópico; es una de las principales causas
de mortalidad en el mundo. Está causada por un protozoo (Plasmodium) que es transmitido al hombre a
través de la picadura de la hembra del mosquito Anopheles. Existen cuatro especies de Plasmodium que
causan la enfermedad en el hombre (P. vivax, P. ovale, P. malariae y P. falciparum).
Plasmodium falsiparum predomina en África, Nueva Guinea y Haití; Plasmodium vivax en México,
América Central y el subcontinente indio. Estas dos especies se presentan en América del Sur, Asia y Ocea-
nía. Plasmodium malariae especialmente en África subsahariana. Plasmodium ovale casi no se presenta
fuera de África.
En 1932, la Sociedad de naciones realizó una encuesta resultando que el número de enfermos o el índice
de morbilidad del paludismo en todo el mundo fue 80 millones, con una mortalidad anual de 3 millones.
Estudios más perfectos fueron efectuados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) registrándose: en
1957, la morbilidad correspondía a 250 millones de enfermos a nivel mundial con una mortalidad de 2,5
millones de personas; en 1976, la morbilidad fue de 800 millones con 1,5 millones de defunciones. Para
1979 se reportaron 517,412 casos de malaria en las Américas.
El Paludismo sigue siendo un problema de salud en México con una tasa de 19 casos por 100,000 habi-
tantes; los estados mas afectados son Oaxaca, Chiapas, Campeche, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Sonora y
Veracruz.
Se justifica por la importancia que para la Salud Pública representan estas enfermedades en cuanto a su
magnitud y trascendencia, tomando en consideración la existencia de áreas que reúnen condiciones geográ-
ficas, epidemiológicas, demográficas y socioeconómicas, así como de marginación y pobreza de la pobla-

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ción afectada que favorecen su trasmisión, se estima que cerca de 60% del territorio nacional presenta estas
condiciones, donde residen mas de 50 millones de personas y se localiza la mayor parte de los centros agrí-
colas, ganaderos, industriales, pesqueros, petroleros y turísticos importantes.
Los principales agentes etiológicos del Paludismo por orden de frecuencia en México son:
1. Plasmodium vivax95 %
2. Plasmodium falsiparum.2 %
3. Plasmodium malariae.1 %
4. Plasmodium ovalePrácticamente inexistente en le país.
El Dr. Isaac Goiz Durán considera que la Fibromialgia es un Paludismo atípico. Según la alopatía, la Fi-
bromialgia es la causa mas común de dolor generalizado (Bennet, 1995), sin embargo puede seguir sin dia-
gnóstico por mucho tiempo.
El “Par Biomagnético” ofrece diagnostico y cura tanto para la Fibromialgia como para el Paludismo
pues son causados por el mismo microorganismo patógeno, el Plasmodium, el cual es eliminado del orga-
nismo con los Pares; Pómulo – Riñón contralateral y Palma – Palma.
Contexto teórico conceptual e históricos
Paludismo
Existen diferentes nombres para esta misma enfermedad: Paludismo, Malaria, Fiebres Palúdicas, fiebres
intermitentes, fiebres veraniegas.
En Italia en 1874 le fue dado el nombre de Malaria por Torti porque se creía que era causada por el aire
malo que se desprendía de las aguas estancadas y de los terrenos pantanosos (en italiano mal aria): el de
Paludismo o fiebres Palúdicas porque las fiebres predominaban en la zonas cercanas a pantanos (en italiano
“palude”, en latín “palus”). Fiebres veraniegas por ser en Panamá mas frecuentes al terminas la época de
lluvias y al principio de la sequía.
Desde la antigüedad Livio, Galeno, Celso, Varrón, Vitrubio y Columela, describieron perfectamente la
enfermedad.
Hipócrates reconoce la influencia de las estaciones, las lluvias y las aguas estancadas en la proximidad
de los pueblos y clasifica las fiebres Palúdicas (aún no se les conocían con ese nombre) en tres grupos: coti-
dianas, ternarias y cuaternarias.
Platón, 184 años A. C., hace referencia al bazo abultado en los enfermos de Malaria.
Bernardino Ramazzini médico italiano (1633 – 1714) propone el uso de cinchona en el tratamiento de la
Malaria.
En 1880, Charles Louis Alphonse Laverán, médico francés, mientras trabajaba en Algeria como cirujano
militar y practicaba autopsias a víctimas del Paludismo, descubrió lo que creyó se trataba de un alga a la que
llamó Oscillaria malariae, rectificando luego que era un parásito hematozoario. Laverán fue a Italia y con-
venció de su descubrimiento a los estudiosos de la Malaria Marchafava y Celli, quienes erigieron el género
Plasmodium. Por este descubrimiento y su trabajo en enfermedades causadas por protozoarios Laverán
recibió el premio Nobel en Medicina en 1907.
En 1897 Welch descubrió el Plasmodium falciparum productor de la forma tropical.
En 1922 Stephens descubrió el Plasmodium ovale en África Oriental.

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Sir Ronal Ross (1857 – 1932), en 1898 descubrió en el mosquito Anopheles el parásito de la Malaria en
el tracto gastrointestinal, y en sus glándulas salivarias, demostrando que éste era intermediario en el ciclo de
dicha enfermedad en gorriones y alondras, por lo que en 1902 recibió el premio Nobel de Medicina.
Gian Batista Grassi demostró el papel del mosquito Anopheles como trasmisor de la Malaria en los
humanos, señalándolo como único vector del Paludismo.
Fibromialgia
Hace un siglo, William Govers propuso el término fibrositis para designar los trastornos inflamatorios del
tejido fibroso, músculos y aponeurosis, afirmó que en los músculos de la espalda estos cambios inflamato-
rios producían “reumatismo muscular”.
En 1976 Hench sugirió el nombre fibromialgia para este padecimiento, pues no se pudo demostrar que
hubiera un proceso inflamatorio.
En 1985 Yunus y Masi elaboraron los criterios para el diagnóstico de esta enfermedad en niños y ado-
lescentes.
En 1990 se publicaron los criterios del Colegio Americano de Traumatología para su diagnostico.
Biomagnetismo
En 1988 el Dr. Isaac Goiz Durán, en Xalostoc, descubre el primer Par Biomagnético, el Par del virus de
inmunodeficiencia humana (VIH).
Desde entonces el Dr. Goiz Durán ha sido un incansable investigador y ha descubierto muchos pares
más que diagnostican y curan un sinnúmero de patologías; entre las que se encuentran el Paludismo y la
Fibromialgia.
Metodología
Se desarrollo el trabajo de la siguiente manera:
1. Se investigaron en diversos libros y páginas de Internet datos sobre Paludismo, Fibromialgia y el
‘’Par Biomagnético” y se realizó una semblanza de ellos; es importante recalcar que una gran parte
de los datos referentes a Paludismo y Fibromialgia fueron obtenidos de las páginas de Internet por
estar actualizadas.
2. Se capturaron los expedientes de los pacientes en una base de datos programada en Access para
conformar la muestra.
3. Se analizaron los datos de la muestra de 2,000 pacientes diagnosticados y curados con el “Par Bio-
magnético” en la ciudad de Monterrey durante los años de 2003 y 2004; para obtener:
a) El porcentaje de la muestra total de pacientes con Paludismo.
b) La relación de los pacientes que tuvieron el “Par Biomagnético” del Paludismo con los pacientes
que presentaron síntomas o diagnóstico médico de, Fibromialgia o Fatiga Crónica.
c) La incidencia de Paludismo y Fibromialgia de acuerdo a edad y género.
d) El número de consultas necesarias para lograr la recuperación de los pacientes.

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Par Biomagnético como cura para el Paludismo y la Fibromialgia
Paludismo
El paludismo o malaria es una enfermedad muy extendida en el trópico; es una de las principales causas de
mortalidad en el mundo. Está causada por un protozoo (Plasmodium) que es transmitido al hombre a través
de la picadura de la hembra del mosquito Anopheles
Existen cuatro especies de Plasmodium que causan la enfermedad en el hombre (P. vivax, P. ovale, P.
malariae y P. falciparum). Las tres primeras producen un paludismo relativamente benigno, pero la cuarta
produce un paludismo grave que amenaza la vida del enfermo. Además, con el paso del tiempo, Plasmo-
dium falciparum ha desarrollado resistencia a algunos de los medicamentos utilizados por el ser humano
para combatirlo.
La infección se inicia cuando un mosquito Anopheles hembra inocula esporozoítos de los plasmodios
que se encuentran en la glándula salival, estos son llevados por el torrente sanguíneo al hígado, aquí se pre-
senta la primera etapas de desarrollo, experitrocítica, invaden las células parenquimatosas hepáticas y co-
mienzan a reproducirse asexuadamente, (un esporozoito puede producir de 10,000 a más de 30,0000
merozoítos hijos). Posteriormente escapan los parásitos del hígado hacia el torrente sanguíneo los merozoí-
tos invaden los eritrocitos convirtiéndose en trofozoítos, se multiplican y 48 hrs. después (o 72 en P. Mala-
riae) han consumido y degradado progresivamente las proteínas intracelulares, principalmente la
hemoglobina y han crecido hasta ocupar la mayor parte del eritrocito, este se rompen liberando entre 6 y 30
morozoítos hijos, cada uno de los cuales puede invadir un eritrocito y comenzar de nuevo el ciclo. No hay
sintomatología hasta que se han completado varios de estos ciclos eritrocititos.
La manifestación clínica típica del paludismo es el acceso palúdico: cada dos o tres días el paciente pre-
senta una fase fría con escalofríos que duran de 15 minutos a una hora, temblores, cefalea, piel fría, palidez
y piloerección con cianosis labial y ungueal, comenzando cuando una nueva generación de parásitos rompe
los eritrocitos huésped y escapan hacia la sangre, en este momento es común que haya náuseas, vómito y
cefalea, bazo palpable.
La siguiente etapa caliente, que dura varias horas, se acompaña de fiebres en aguja que en ocasiones al-
canza 40° C o más, piel seca y caliente, cefalea intensa, dolor abdominal y dorsal, náusea, vómito, taquicar-
dia y en ocasiones delirium. Durante esta fase es posible que los parásitos invadan otros eritrocitos.
Con la tercera etapa o de sudación, la etapa húmeda con defervescencia y diaforesis profusa, termina el
episodio. En infecciones por P. vivax (paludismo terciario benigno), P. Ovale o Falciparum (paludismo
terciario maligno) se rompen los eritrocitos y hay paroxismos cada 48 hrs. En infecciones P. Malariae (pa-
ludismo cuartano), los ciclos toman 72 horas.
La infección hepática cesa de manera espontánea en menos de cuatro semanas; posteriormente la multi-
plicación se limita a los eritrocitos. Algunos parásitos se convierten en formas sexuales con características
distintivas (gametositos) con una larga supervivencia que pueden trasmitir el Paludismo.
Estos gametositos masculino y femenino forman un ovocíneto que enquista en la pared del intestino del
Anopheles y se expande hasta romperse y liberar miles de esporozoítos móviles que van en la hemolinfa
hasta la glándula salival en espera de su inoculación a otra persona al alimentarse el Anopheles.
En las infecciones producidas por Plasmodium vivax, o Plasmodium ovale, una parte de las formas in-
trahepáticas permanece en fase quiescente durante meses o años antes de reproducirse, estas formas quies-
centes, o hipnozoítos son la causa de las recidivas de la infección producida por estas dos especies.

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Durante el embarazo, el Paludismo incrementa el riesgo de bajo peso del producto, parto prematuro,
abortos y mortinatos. Las embarazadas afectadas son más sensibles al surgimiento de hipoglucemia. El
Paludismo congénito ocurre en menos de 5% de recién nacidos cuyas madres están infectadas.
Características de las cuatro especies de Plasmodium que infectan al ser humano:
1. Duración de la fase intrahepática en días:
a) Plasmodium falciparum5.5
b) Plasmodium vivax8
c) Plasmodium ovale9
d) Plasmodium malariae15
2. Número de Merozoítos liberados por cada hepatocito infectado:
a) Plasmodium falciparum30,000
b) Plasmodium vivax10,000
c) Plasmodium ovale15,000
d) Plasmodium malariae15,000
3. Duración del ciclo eritrocitario en horas:
a) Plasmodium falciparum48
b) Plasmodium vivax48
c) Plasmodium ovale50
d) Plasmodium malariae72
4. Eritrocitos preferidos:
a) Plasmodium falciparum
b) Plasmodium vivax
c) Plasmodium ovale
d) Plasmodium malariae
Jóvenes (generalmente)
Reticulocitos
Reticulocitos
Células envejecidas
5. Morfología:
a) Plasmodium falciparumFormas en anillo, gametocitos con forma de plátano
b) Plasmodium vivaxFormas irregulares, anillos grandes y trofozoitos, eritrocitos
agrandados, puntos de Schuffner
c) Plasmodium ovalesEritrocitos infectados agrandados y ovales, puntos de Schuffner
d) Plasmodium malariaeFormas en banda o rectangulares de los trofozoitos
6. Color del pigmento:
a) Plasmodium falciparumNegro
b) Plasmodium vivaxAmarillo – marrón
c) Plasmodium ovaleMarrón oscuro
d) Plasmodium malariaeCélulas envejecidas
e) Capacidad para ocasionar recidivas:
f) Plasmodium falciparumNo
g) Plasmodium vivaxSí
h) Plasmodium ovaleSí
i) Plasmodium malariaeNo
Las cuatro formas de paludismo humano pueden ser tan semejantes respecto a sus síntomas iniciales que
dificulten su diferenciación por especies, sin estudios de laboratorio. Aún más el patrón febril de los prime-
ros días de la infección se asemeja al que se observa en las etapas incipientes deotras enfermedades bacte-
rianas, víricas y parasitarias.
La infección por P. Falciparum (terciana maligna), tiene mayor importancia ya que a diferencia de las
otras infecciones, está con mayor frecuencia tiene complicaciones graves o mortales. También es la más

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difícil de identificar clínicamente ya que con frecuencia se presenta como una enfermedad tipo influenza,
con síntomas inespecíficos de fiebre, cefaleas, mialgias, náuseas, diarrea o dolor y molestias abdominales,
sudores, y evolucionar a ictericia, defectos de coagulación, choque, insuficiencia renal y hepática, encefalo-
patía aguda, edema pulmonar y cerebral, coma y otros síntomas del sistema nervioso central como la des-
orientación y el delirio, y muerte. La fiebre puede ser de tipo febrícula, continua, o con agujas diarias y
ocurrir sin escalofríos ni sacudidas. Una complicación frecuente es la Hipoglucemia, que puede estar acom-
pañada de acidosis láctica esta última contribuye al fallecimiento por Paludismo grave.
Es posible que la inmunosupresión que acompaña al Paludismo provoque una infección por virus linfo-
matosos, el linfoma de Burkin se asocia al virus de Eipstein-Barr. en las zonas palúdicas de África es muy
frecuente este tumor de la infancia.
El tratamiento rápido es esencial, incluso en los casos leves, porque pueden aparecer en forma repentina
complicaciones irreversibles; en los niños no tratados y en los adultos no inmunes la tasa de letalidad exce-
de considerablemente del 10 %. Las otras formas de paludismo humano como la causada por P.vivax (ter-
ciana benigna), P. malariae (cuartana) y P. ovale, por lo regular no amenazan la vida, excepto en las
personas de muy corta edad, muy ancianas, y en los pacientes con enfermedades concurrentes o inmunode-
ficiencia.
La enfermedad puede comenzar con malestar indefinido y fiebre que aumenta poco a poco en un lapso
de varios días, seguido por escalofríos fuertes y aumento rápido de la temperatura, que por lo regular se
acompañan de cefalalgia y náusea, y culminan con sudores profusos. Después de un lapso sin fiebre se repi-
te el ciclo de escalofríos, fiebre y sudores todos los días, en días alternos o cada tercer día. La duración del
ataque primario no tratado varía desde una semana hasta un mes o más. Las recaídas después de períodos
sin parasitemia son frecuentes (en el caso de las infecciones por P. vivax y P. ovale) y pueden intervalos
irregulares durante dos y cinco años, respectivamente; las infecciones palúdicas pueden persistir hasta 50
años, con crisis febriles recurrentes.
Las personas parcialmente inmunes o que han estado tomando medicamentos profilácticos pueden mos-
trar un cuadro clínico atípico y grandes variaciones durante el período de incubación.
Él diagnóstico de paludismo se establece al encontrara parásitos en el frotis de sangre grueso y delgado
teñido con Giensa. La película delgada se utiliza principalmente para la diferenciación de especies después
de descubrir la infección en una película gruesa.
En todas las infecciones la cifra de eritrocitos infectados rara vez excede del 2 % a excepción de la in-
fección por Plasmodium Falciparum que, ya que una infección grave por Plasmodium falciparum es de
10%, pero puede llega llegar al 20 y 30 % o más de células parasitadas. En ocasiones es difícil identificar
los parásitos en frotis de sangre. Incluso demostrar la presencia del parásito no significa obligadamente que
el paciente tiene Paludismo (puede haber también fiebre amarilla, de Lassa y otras más en sus comienzos).
Tratamiento
El tratamiento alopático sugerido es el siguiente:
La terciana benigna y la cuartana pueden llegar a curarse sin tratamiento.
Contra las formas de reproducción asexuada del parásito malárico resultan eficaces la quinina y los deri-
vados sintéticos acridínicos como atebrina e italquina.
Contra las formas de reproducción sexuada (gametocitos), son eficaces los derivados quinolínicos como
palsmoquina y gamefar.
En 1640 la esposa del virrey del Perú, Condesa de Chinchón, padecía fiebres intermitentes y se curó gra-
cias al empleo de la corteza pulverizada de un árbol al que después se le dio el nombre de pichona o quin-
quina, de allá se extendió a Europa, pero fracaso en algunas ocasiones y se desacreditó. En 1811 un
científico portugués extrajo su principio activo: la quinina.

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La quinina es un alcaloide, esquizonticida, interfiere en el proceso de síntesis de ARNm de la forma es-
quizogónica del parásito.
En las zonas tropicales se utiliza la mefloquina pues es eficaz frente al Plasmodium falciparum que se ha
vuelto resistente a muchos fármacos. Se tolera razonablemente bien.
Puede causar náusea, mareo, confusión, alteración del patrón del sueño y malestar general. Uno de cada
10,000 personas que reciben mefloquina, experimenta un cuadro neuropsiquiátrico agudo y reversible cuyas
manifestaciones son: confusión, psicosis, convulsiones o encefalopatía. En Tailandia este tratamiento en
mujeres embarazadas se asocia con un mayor riesgo de alumbramientos de niños muertos.
Una alternativa es el tratamiento diario de mefloquina. Esta puede causar candidiasis vulvovaginal, di-
arrea y fotosensibilidad. No se puede administrar a niños menores de 8 años ni a mujeres embarazadas.
La combinación de atovacuona y clorhidrato de proguanilo es otra alternativa eficaz, se debe ingerir con
alimento o leche pues es muy lipófilo.
La aparición de cepas resistentes de Plasmodium falsiparum y Plasmodium vivax ha limitado la utiliza-
ción de los inhibidores de la dihidrofolato reductasa pirimetamina y proguanilo (cloroguanida).
Los Plasmodium han creado resistencia a la cloroquina en África y Asia Oriental, Oceanía y Sudaméri-
ca. Existen pocas zonas en el mundo con Plasmodium falciparum sensible a la cloroquina, México es uno de
ellas.
El fármaco antiarrítmico gluconato de quinidina ha sustituido a la quinina en el tratamiento del Paludis-
mo en Estados Unidos. Su administración puede causar la aparición de arritmias e hipotensión. La quinina
es más segura.
En algunas zonas de Asia, los fármacos chinos derivados de la artemisinina (artameter y artesunato son
utilizados en casos de Paludismo grave. Son eficaces contra el Plasmodium falsiparum resistente a múlti-
ples fármacos. No se han comercializado en Estados Unidos.
Anopheles. El trasmisor
El paludismo se trasmite de un hombre a otro hombre por la picadura
de mosquitos hembras Anopheles infectados. Aunque se conocen casos de
transmisión congénita y por transfusión sanguínea o uso de agujas conta-
minadas.
Los mosquitos se infectan chupando sangre que contienen las formas
sexuales del parásito (micro y macrogametositos). Después de una fase de
desarrollo en el mosquito, se trasforman en esporozoítos, los cuales son
inoculados al hombre cuando el mosquito se alimenta.
Casi todas las infecciones están producidas por cuatro especies del género Plasmodium, (algunas infec-
ciones se deben a especies que afectan a otros primates.
Las cuatro especies de Plasmodium son:
1. Plasmodium vivax
2. Plasmodium ovale
3. Plasmodium malariae
4. Plasmodium falciparum
Luis Mata García en su página de Internet http://www.angelfire.com, nos presenta la siguiente informa-
ción:

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Ciclo vital esquematizado del Plasmodium
Categorías sistemáticas para Anopheles:
Reino: Animalia. Organismos multicelulares holozoicos que forman embrión.
División: Eumetazoa. Animales con tejidos y sistemas de órganos.
Subdivisión: Bilateria. Presencia de simetría bilateral.

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Serie: Protostomia. El orificio primitivo del embrión, el blastoporo, se convierte en la boca, y el ano se
forma secundariamente. El sistema nervioso es ventral.
Phyllum: Arthropoda. Animales complejos de exoesqueleto con apéndices articulados. Respiración por
branquias, tráquea o modificaciones de éstas.
Subphyllum: Tracheata. Respiración traqueal.
Clase: Insecta. Artrópodos con un par de antenas; 3 pares de patas; cuerpo dividido en cabeza, tórax y
abdomen.
Subclase: Pterigota. Insectos con alas.
Orden: Diptera. Insectos con un par de alas anteriores bien desarrolladas con las posteriores reducidas a
muñones conocidas como halterios. Antenas pequeñas, ojos grandes, aparato bucal perforador y succiona-
dor, metamorfosis completa y complicada.
Suborden: Nematocera. Dípteros pequeños conocidos comúnmente como mosquitos. Antenas largas;
larvas con cabezas bien desarrolladas con piezas bucales mordedoras más o menos desarrolladas.
Familia: Culicidae. Nematóceros pequeños de 2,5 a 6 mm. de longitud con cuerpo delgado y patas lar-
gas. La probóscide de la hembra se encuentra transformada en un órgano punzante y suctor. Los huevos son
aproximadamente de 1 mm. de longitud puestos por la hembra en la superficie del agua. Larvas con cabeza
muy bien diferenciada provista de piezas bucales masticadoras; una región torácica globulosa y un abdomen
segmentado. Fase pupal con duración de 2 días a una semana.
Género: Anopheles. Abdomen con escamitas, posición levantada del abdomen durante el reposo; las
larvas mantienen una posición paralela del eje longitudinal respecto a la superficie del agua. Hábitos prefe-
rentemente nocturnos y raras veces diurnos. La hembra deposita los huevos aisladamente y cada uno de
ellos posee un flotador (aparato hidrostático).
Huevos de anofeles con su característico «flotador».
Larva de anofeles con su característica «pose» longitudinal a la superficie del agua.
pupa de anofeles
Especies de Anopheles:
En conjunto, el género agrupa más de 300 especies.

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En el sur de Europa la especie más importante es Anopheles maculipennis que agrupa las subespecies
Anopheles maculipennis saccharowi; Anopheles maculipennis subalpinus; Anopheles maculipennis mes-
seae: Anopheles maculipennis atroparvus y Anopheles maculipennis labranchia.
En E. U., la especia más infecciosa es Anopheles quadrimaculatus.
En Italia la especie más abundante es Anopheles claviger.
El Anopheles maculipennis tiene 4 manchas en el centro de cada una de sus alas; el Anopheles super-
pictus posee 5 manchas negras en los costados que alternan con 4 zonas claras; el Anopheles pseudopictus
tiene 2 manchas rojizas en el borde costal negro y una tercera mancha clara.
El Agente Etiológico: Plasmodium Spp.
El agente etiológico del paludismo es un protozoo que por su presencia en el flujo sanguíneo también se
le conoce como hematozoario. Desde el punto de vista de la parasitología, es considerado como un endopa-
rásito visceral del hombre, e intestinal de los mosquitos del género Anopheles. Puede tenerse una idea de
sus pequeñísimas dimensiones si se piensa que podrían hallarse diez o más millones de ellos en un mililitro
de sangre normal.
Categorías Sistematicas Para Plasmodium:
Reino: Protista. Organismos eucariontes con gametos producidos en células individuales y no en órga-
nos multicelulares.
Phyllum: Sporozoa. Protozoarios acelulares parásitos con esporas infecciosas en su ciclo vital.
Clase: Sporozoea. Uninucleados, forman esporas únicamente al final de su período vegetativo.
Subclase: Coccidea. La forma adulta del parásito (trofozoito) es poco duradera, intracelular y muy pe-
queña (menor de 50 micras), el cigoto es inmóvil y se llama ooquiste.
Orden: Haemosporidea. La reproducción asexual por fisión múltiple (esquizogonia) se realiza en deter-
minadas células tisulares del hospedador. Gametocitos siempre presentes en el plasma sanguíneo. El gameto
femenino fecundado se transforma en Ooquineto.
Familia: Plasmodidae. Esquizogonia en las células sanguíneas del hospedador vertebrado.
Género: Plasmodium.
Especies de Plasmodium:
El género comprende más de 85 especies conocidas. Algunas especies parásitas de animales son: P.
praecox, en las palomas; P. cathemerium para los patos; P. gallinaceum, para las gallinas; P. canis, en los
perros; P. berghei, en los roedores. En el caso de los monos, éstos se infectan con muchas especies de Plas-
modium, entre las que se cuentan: P. knowlesi; P. cynomolgi; P. brasilianum; P. inui; P. schwetzi y P. si-
mium, todas las cuales pueden infectar al hombre, pero la transmisión natural no es común.
La malaria humana es producida por cuatro especies parasitarias:
1. Plasmodium vivax: Agente infeccioso mas frecuente en Venezuela, representando para 1986 el 77,3
% de los casos reportados. Origina el tipo de paludismo conocido como fiebre terciana, caracteriza-
do por producir el acceso febril cada 48 horas.
2. Plasmodium malariae: Su frecuencia en Venezuela fue apenas de 0.1 % del total de casos reportados
para 1986. Esta especie origina el tipo de paludismo conocido como fiebre cuartana, caracterizada
por provocar los accesos febriles cada 72 horas.
3. Plasmodium falciparum: esta especie representó para 1986 el 21,8 % del total de casos reportados en
Venezuela. Provoca la forma de paludismo más letal y peligrosa conocida como fiebre terciana ma-
ligna. Al principio los accesos febriles se producen cada 3 días pero éstos terminan por hacerse recu-
rrentes y continuos.

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4. Plasmodium ovale: se presenta raras veces en Venezuela. También se le conoce con el nombre de P.
minutum produciendo la forma de paludismo conocida como fiebre terciana el África Oriental.
Fibromialgia
La Fibromialgia es una condición músculo esqueléatica compleja y crónica que ocasiona dolores generali-
zados y agotamiento. Mialgia significa dolor muscular. Fibromialgia significa dolor en los músculos y los
tejidos conjuntivos fibrosos (ligamentos y tendones). El dolor está presente en los tejidos fibrosos, múscu-
los, tendones, ligamentos y otras zonas, no afecta las articulaciones.
Algunos nombres alternativos son: fibromiositis, fibrositis, síndrome de dolor miofascial.
El dolor se puede describir de diversas formas: ardor, punzada, rigidez y sensibilidad. Puede variar se-
gún la hora del día, el nivel de actividad física, el clima, los patrones de sueño y la fatiga nerviosa.
Puede ser generalizada o localizada, y causar otros síntomas además del dolor y agotamiento.
Algunos de los síntomas pueden ser: trastornos del sueño, anquilosamiento y rigidez del cuerpo, dolor de
cabeza o de cara, malestar abdominal (cambios entre estreñimiento y diarrea), vejiga irritable (puede causar
urgencia o frecuencia urinaria), parestesia, entumecimiento u hormigueo, dolor de pecho y costocondralgia
(dolor muscular donde se juntan las costillas con el esternón), desequilibrio, mareo, mayor sensibilidad al
medio ambiente. Los síntomas fluctúan y no necesariamente ocurren simultáneamente.
Aunque las personas con Fibromialgia pueden conciliar el sueño fácilmente, tienen el sueño muy ligero
y despiertan constantemente o duermen ligeramente y no logran descansar. Las investigaciones han demos-
trado que las perturbaciones del sueño pueden alterar las funciones críticas del cuerpo, como la producción
de sustancias químicas necesarias para reparar el tejido muscular, y la recepción del dolor.
Los cambios de humor son comunes, puede causar tristeza o decaimiento aunque solo un 25 % de perso-
nas con Fibromialgia padecen depresión clínicamente, puede causar ansiedad, dificultad para concentrarse,
somatización e hipocondría. Estos síntomas suelen aparecer y desaparecer.
Cuando las personas afectadas permanecen en una misma posición por un largo tiempo, sus músculos se
vuelven duros y dolorosos. En las mañanas el movimiento se dificulta y es doloroso por la rigidez de los
músculos.
Se parece a un estado post – viral. Alrededor del 90 % de las personas con Fibromialgia experimentan
fatiga moderada o severa, menor resistencia al esfuerzo o el agotamiento propio de la gripe o falta de sue-
ño.
La Fibromialgia produce además dolor emocional y psicológico que son causados como efecto de en-
frentar cotidianamente la limitación física que le impone la enfermedad.
No existe una cura específica, su causa es aún desconocida y sigue en investigación.
Se han detectado en personas con Fibromialgia niveles bajos de algunas sustancias en el cerebro impor-
tantes en la regulación del dolor (la serotonina) y niveles elevados de sustancias en la médula espinal que
son intermediarias en la recepción del dolor desde la periferia hacia los centros superiores (neurotrasmisor P).
Un examen de los músculos revela puntos hipersensibles, la presencia de éstos ayudan a diferenciar la
Fibromialgia de otras enfermedades. Los puntos hipersensibles tienen otro punto en el mismo lugar en el
lado opuesto del cuerpo, se distribuyen amplia y simétricamente.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
367
Criterios de Yunus y Masi para diagnosticar la Fibromialgia (1985).
1. Dolor musculoesqueléctico generalizado en tres o más sitios durante tres meses o más sin que exis-
tan enfermedades que produzcan esos síntomas (ejemplo: artritis o traumatismos). Siendo los resul-
tados de laboratorio normales.
2. La existencia de 5 o más puntos hipersensibles de los siguientes:
a) borde superior del trapecio
b) esternocleidomastoideo
c) pectoral mayor
d) supraespinoso medio
e) borde lateral de codo
f) glúteo
g) trocánter mayor
h) borde medial de la rodilla
3. Tres de los siguientes síntomas:
i) ansiedad o tensión crónica
j) fatiga
k) insomnio
l) cefalea crónica
m) síndrome de colon irritable
n) edema de tejidos blandos
o) entumecimiento
p) modulación del dolor por actividad física
q) modulación del dolor por factores climáticos
r) modulación del dolor por ansiedad o estrés
Criterios del American Collage of Rheumatology
para la clasificación de la Fibromialgia (1990)
1. Historia de dolores difusos. El dolor se considera difuso cunado cumple los siguientes Requisitos:
a) dolor del lado izquierdo del cuerpo
b) dolor del lado derecho del cuerpo
c) dolor arriba de la cintura
d) dolor debajo de la cintura
e) dolor en el esqueleto axial (área cervical, dorsal, lumbar, parte anterior del tórax)
2. Dolor en la palpación digital (ejerciendo una fuerza aproximada de 4 kilogramos) en 11 de los si-
guientes 18 puntos bilaterales:
a) Occipucio: inserción del músculo suboccipital
b) Cervical inferior: cara anterior de espacios intertransversos a nivel C5 – C7
c) Trapecio: punto medio del borde superior
d) Supraespinoso: por encima de la espina escapular, junto al borde interno
e) Segunda costilla: a nivel de la segunda unión
f) Epicóndilo externo:2 cm. más allá del epicóndilo
g) Glúteo: cuadrante superoexterno del glúteo
h) Trocánter mayor: detrás de la prominencia trocantérea
i) Rodilla: en la almohadilla grasa interna aproximadamente a la interlínea articular
Los dolores deben haberse presentado al menos durante 3 meses.

368
Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
Factores que pueden causar la Fibromialgia
Existen muchos factores que por sí solos o junto con otros pueden causar la Fibromialgia:
1. Traumatismo físico
2. Trauma emocional
3. Cambios hormonales
4. Enfermedades de gripe
5. Anomalías musculares
6. Disfunción de Neurotrasmisores (sustancias químicas que participan en la trasmisión de información
neurológica entre las células).
7. Infección vírica
8. Sueño inadecuado
9. Abuso físico o sexual
Los síntomas de la Fibromialgia y los del Síndrome de Fatiga Crónica son similares, por lo que el dia-
gnóstico se dificulta. Algunos estudiosos de dichas enfermedades piensan que las dos están relacionadas o
que representan variaciones de una misma enfermedad.
Se estima que un paciente con de Fibromialgia tarda un promedio de 5 años para ser diagnosticado, los
métodos de laboratorio no son útiles, y los síntomas pueden ser de muchas otras enfermedades, esto causa
que se tengan que hacer muchas pruebas y análisis costos, cuyo fin es excluir otras enfermedades. La fibro-
mialgia debería poder diagnosticarse por los criterios definidos por el American Collage of Rheumatology.
La Fibromialgia tiene gran similitud con la encefalomielitis Miálgica, (Síndrome de fatiga Crónica). Para
diagnosticar este síndrome la persona debe presentar fatiga inexplicable durante más de seis meses, además
de cuatro de los siguientes síntomas: dificultad para pensar con claridad, irritación de garganta, hipersensi-
blilidad de los ganglios linfáticos, dolores musculares, en articulaciones, de cabeza, alteraciones en el sueño
y malestar durante más de 24 horas después de algún esfuerzo.
Tratamiento
Se prescriben en algunos casos medicamentos antidepresivos, antinflamatorios, y algunos que trabajas las
vías de trasmisión como Gabapentina.
Se recomienda hacer ejercicios aeróbicos de bajo impacto, los de alto impacto y el levantamiento de pe-
sas puede incrementar las molestias. El estiramiento suave, los masajes ligeros, la acupresión, la acupuntura
y las técnicas de relajación pueden mejorar las molestias.
Biomagnetismo
En 1988 el Dr. Isaac Goiz Durán, Médico mexicano, descubrió el primer Par
Biomagnético. El Dr. Goiz ha trabajado incansablemente en la investigación y la aplicación de terapias
para la salud de la humanidad; lo que aquí mencionamos es solamente una pequeña parte de sus logros.
Dr. Isaac Goiz Durán.




Fisioterapeuta – Escuela de Medicina Física del Hospital Americano Británico, México, 1964
Médico Cirujano – Universidad Autónoma de Puebla, México, 1984
Director General y Fundador del Centro de Investigación de Biomagnetismo Médico, S. C., 1994 –
1999.
Director General y Fundador de Medicinas alternativas y Rehabilitación, S. A. de C. V., 1994 –
1999.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
369








Premio Nacional “Martín de la Cruz” – Academia de Medicinas Alternativas y Rehabilitación, S. A.
de C. V., 1997.
Miembro de Honor de la Academia de Medicina Tradicional, A. C., México, Distrito Federal, 1990
– 1999.
Miembro de Honor de la Asociación Nacional de Medicina Cuántica Neurociencias y Bioenergética,
Barcelona España, 1999.
Corresponsal Diplomático de la Organización Mundial Naturópatas, Roma, Italia, 1999.
Doctor en Medicina Bioenergética – Universidad Internacional de Oxford, Inglaterra, 1999.
Doctor en Biomagnetismo Médico – New sciencies University of America, México, 2000.
Reconocimiento como Tlamatini (Tesoro Viviente de México) por la Sociedad Mexicana de Geogra-
fía y Estadística (Fundada el 18 de Abril de 1833), 2004.
Investigador Independiente de Biomagnetismo Médico 1988 – 2005.
Autor de varios libros:






El Sida es Curable, Organización Izcalli, S. A. de C. V., México, 1991.
El Biomagnetismo como Alternativa de los Programas de Salud, Medicinas
Alternativas y Rehabilitación, S. A. de C. V., México, 1991.
El Par Biomagnético, Medicinas Alternativas y Rehabilitación, S. A. de C. V., México, 1991.
¿Qué puedo dar de mí?, Medicinas Alternativas y Rehabilitación, S. A. de C. V., México, 1997.
El Fenómeno Tumoral, Editorial Universitaria de Universidad Nacional de Loja, 2003.
El Dr. Isaac Goiz Durán sostiene que a través del Biomagnetismo Médico es posible obtener un diagnós-
tico y curar enfermedades patológicas, encontrando el origen de las enfermedades y buscando el equilibrio
del nivel energético, para lograr la salud del organismo.
Estos conocimientos sobre medicina bioenergética son certificados por la Escuela de Medicina de Uni-
versidad de Loja en Ecuador, en la que se imparten como parte de la formación en los niveles de Pre y Post-
grado.
La Universidad Autónoma Chapingo, en 2004, conciente de la importancia de sus descubrimientos, ha
invitado al Dr. Isaac Goiz Durán a formar parte de su grupo de instructores.
El Biomagnetismo es una nueva disciplina médico terapéutica que busca el equilibrio bioenergético, cuya
alteración tiene repercusiones funcionales permitiendo el desarrollo de virus, bacterias, hongos y parásitos
los cuales distorsionan el pH (Potencial de Hidrógeno) hacia la acidez o la alcalinidad.
Dentro de los procesos físico-químicos de la materia orgánica, el átomo de hidrógeno se encarga de aso-
ciar a otros átomos y de mantener dicha asociación estable, con un equilibrio de cargas positivas y negati-
vas, definiendo con ello, las propiedades ácido-básicas, el elemento hidrógeno actúa en los dos sentidos,
electronegativo y como ion, electropositivo. Este equilibrio cinético de cargas nos permite entender el con-
cepto fundamental de neutralidad energética, y que aunque poseen diferente polaridad no interfiere con los
procesos vitales de la Homeostasis celular u orgánica, mientras esté en resonancia bioenergética.
El Biomagnetismo Médico diagnostica y corrige las alteraciones fundamentales del pH de los organis-
mos; al nivelarse el pH se regulan y corrigen las patologías infecciosas así como las disfunciones glandulares.
El descubrimiento del Dr. Isaac Goiz Durán: “Par Biomagnético” en 1988, comprobó que las cargas
biomagnéticas presentan una resonancia vibracional energética entre si, confirma la dualidad, física, bioló-
gica y energética de los organismos, las manifestaciones patológicas y patogénicas se forman a partir de
polos bien definidos (positivo y negativo), con un pH diferente del neutro.

370
Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
Identifica la causa de las enfermedades virales y bacterianas, así como las disfunciones glandulares, lo-
calizando los cambios del pH que los microorganismos patógenos provocan en las diferentes partes de nues-
tro organismo.
Demuestra que las enfermedades virales y bacterianas están en estrecha relación, y que las primeras
condicionan recíprocamente a las segundas, al revisar al paciente, se descubre un par bien definido de polos
con carga contraria.
Los virus patógenos hacen resonancia con bacterias no patógenas para lograr su maduración y activación
energética, y las bacterias patógenas hacen resonancia con virus estructurales o metabólicos. Existen por lo
tanto relaciones vibracionales y energéticas entre los microorganismos patógenos. Algunos factores meta-
bólicos y nutricionales complican las manifestaciones clínicas de los pacientes y confunden a los médicos
en su diagnóstico.
En el polo positivo se establece una acidosis del órgano afectado, se acorta la materia, el órgano decrece
en sus dimensiones y ocurren los fenómenos degenerativos de tipo retráctil o cicatricial, en presencia o no
de virus patógenos.
En el polo negativo, ocurren fenómenos semejantes pero de polaridad contraria. Se establece una alcalo-
sis del órgano, se distiende la materia, se produce un estado de flogosis y de edema, ocurre la disfunción del
órgano y finalmente los procesos degenerativos de lisis y dispersión del tejido, en presencia o no de bacte-
rias patógenas.
Para existir y propagarse los hongos patógenos necesitan materia orgánica, humedad, oscuridad parcial y
pH ácido; los tres primeros se encuentran en el cuerpo humano, el pH ácido lo produce un virus patógeno,
que debemos localizar al encontrar un hongo.
Los parásitos sólo pueden vivir en tanto existan bacterias que produzcan un pH alcalino y los alimenten.
El proceso curativo consigue el equilibrio del pH del órgano que sustenta el fenómeno bioenergético;
siendo el pH 7 ± .3 el óptimo para la Salud.
Es posible a través de los campos Biomagnéticos de mediana intensidad producida por imanes naturales,
(1000 – 30000 Gauss) restaurar la salud, al restablecer con ello la estabilidad energética.
En 1988 el Dr. Isaac Goiz Durán, en Xalostoc, descubre el primer Par Biomagnético, el Par del virus de
inmunodeficiencia humana (VIH), que se genera en el timo y recto, produciendo en los organismos dos
fenómenos simultáneos: inmunodeficiencia y seropositividad. En 1994 el Dr. Goiz descubrió que existe un
Sida “falso positivo” a VIH. En 1996, que existe un VIH potencial, y en 1998, que existen mutaciones del
virus.
Debido a que los virus han sido “El Talón de Aquiles” de la medicina, pues no se ha descubierto como
destruirlos y evitar el daño que causan a la salud de la humanidad, el descubrimiento del Dr. Isaac Goiz
Durán, que le permitió eliminarlos, abrió una puerta hacia el infinito. Por la razón anterior se incluye a con-
tinuación información sobre los virus.
El diccionario de términos técnicos de medicina define virus: (Del lat. Virus, jugo, veneno.) m. Sin. Vi-
rus Filtrable o Filtrante, Ultravirus (Levaditi 1921), Infragermen y Ultragermen (desusados). Nombre dado,
antes del descubrimiento de los microbios patógenos, a la sustancia que oculta el agente de contagio y es
capaz de trasmitir la enfermedad. Después se empleó como sinónimo de germen patógeno, reservado parti-
cularmente para los gérmenes mal conocidos y no aislados de ciertas enfermedades infecciosas. Actualmen-
te el término de virus designa numerosos agentes patógenos, específicos, no cultivables mediante los
medios artificiales, que no se pueden multiplicar sino en el interior de las células vivas en que parasitan
(virus citotropos). Son partículas de tan pequeña dimensión que atraviesan los filtros bacterianos usuales; su
tamaño varía de 200 a 300 mµ para los grandes virus (psitacosis, viruela, vacuna, etc.) a 10 mµ los más

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
371
pequeños (poliomelitis, fiebre aftosa, etc.). Los virus son invisibles con el microscopio óptico; su imagen se
ha obtenido mediante microfotografía con luz ultravioleta y con el microscopio electrónico. Cada partícula
viral que llega a la madurez (virión) sólo contiene un tipo de ácido nucleico (ARN ADN): este material
genético está rodeado de una cápsula (cápside) formada por constituyentes proteínicos (capsómeras) dis-
puestas geométricamente. La cápsula tiene funciones protectoras y antigénicas; el ácido nucleico sólo repre-
senta la fracción patógena que penetra en la célula invadida por el virus que se integra al material genético
de esta última desviando su metabolismo. La célula infectada, cuyo patrimonio genético está modificado,
sería obligada de esta forma a fabricar ácidos nucléicos y proteínas virales que formarán nuevos viriones
(neoviriones) los cuales trasmitirán la infección a otras células. Cada virus posee especificidad de especie y
de órgano. Algunos virus, al menos en el animal, son responsables de cánceres y de leucemias (v. virus
oncógenos)- Primeramente se clasificaron los virus según el huésped en que se multiplican (virus de los
vertebrados, de los vegetales, de los microbios, etc.), según los trastornos que provocan (virus respiratorios,
enteríticos, etc.) o su modo de transmisión (por artrópodos: arbovirus). Actualmente se catalogan según su
estructura: el tipo de su ácido nucléico (ADN o ARN), la simetría de su cápside (cúbica o helicoidal) y la
unión (en el núcleo o citoplasma de la célula infectada) donde sus elementos son conjuntados, la presencia o
ausencia de envoltura (peplos), el número de capsómeras y el diámetro de la hélice. V. virus ADN, virus
ARN, polimerasa H y provirus.
Es difícil como se puede apreciar obtener una definición exacta. Luria (1953) lo define como:
1. Entidad biológica propia.
2. Tamaño sub microscópico.
3. Reproducción sólo en el interior de una célula viva específica.
4. Se introduce a la célula desde el exterior (no existe producción espontánea). Goiz (2003) agrega:
5. Su constitución es de un sólo tipo de acido nucléico: ARN (función metabólica o estructural) o ADN
(función y trasmisión genética).
6. Son insensibles a los antibióticos y antivirales conocidos a la fecha.
7. Su morfología está dada por la cápside o mucoproteína y la virulencia por la nucleoproteína; ambas
se reproducen por separado.
8. Tiene polaridad positiva por exceso de hidrogeniones (H+) en el virón o nucleoproteína y polaridad
negativa en la cápside.
9. Su comportamiento es semejante a un ion positivo cuando ingresa a la célula.
10. Obedece a las leyes de atracción y repulsión universal de cargas; cada elemento (virón y nucleopro-
teína) por separado.
11. Solamente el ácido nucleico es capaz de la multiplicación viral; la cápside es fabricada por una bac-
teria específica para cada virus.
12. Es capaz de modificar el genotipo de la célula infectada con la adquisición de nuevos caracteres
trasmisibles.
De acuerdo al concepto clásico del Biomagnetismo las cadenas de nucleótidos del virus necesitan una
mucoproteina o cápside para que se vuelvan patógenos. Estas cápsides son fabricadas por bacterias específi-
cas para cada virus patógeno o metabólico. Existe una interrelación y una dependencia bioenergética entre
los virus y las bacterias y una simbiosis vibracional y energética.
El diccionario de términos técnicos de medicina define bacteria: (Del gr. baktheria, bastón.) f. Nombre
dado a seres unicelulares desprovistos de clorofila cuyos individuos solamente son visibles al microscopio.
Se caracterizan por su reproducción por escisión, de ahí los nombres de esquizofitos y esquizomicetos, que
también de les ha aplicado. El género bacteria comprende varias especies; las dos principales son los micro-
cocos y los bacilos.

372
Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
Diagnóstico y curación de Paludismo y Fibromialgia con el “Par Biomagnético”
De acuerdo al “Par Biomagnético” los pacientes son diagnosticados y curados de la siguiente manera:
1. El paciente escribe sus datos y síntomas en su hoja clínica.
2. Se acuesta boca arriba con los tobillos al borde de la camilla de madera para que sus pies queden li-
bres, preferentemente con zapatos; esto ayudan a visualizar el acortamiento o elongación del hemi-
cuerpo derecho.
3. Se utiliza el polo norte del imán para realizar el rastreo. La identificación de los polos Biomagnéti-
cos se debe a la resonancia energética del polo del imán con el del órgano alterado; el hemicuerpo
izquierdo se mantiene fijo en su dimensión, el derecho es el que nos da las manifestaciones de elon-
gación o contracción. El órgano al tener el pH neutro no provoca ninguna manifestación. El proce-
dimiento para comparar ambos hemicuerpos es tomando los pies de los talones, levantándolos y
observando su longitud en cada punto que se impacta el polo negativo del imán.
Se rastrean todos los puntos en los que puede haber distorsión del pH para detectar los Pares Bio-
magnéticos. Cada par esta formado por un punto con pH negativo y su resonancia con pH positivo.
El Dr. Isaac Goiz Durán propone los siguientes grupos de pares:
a. Pares Biomagnéticos regulares: agrupan las patologías comunes soportadas por una sola entidad
microbiológica (virus, bacteria, hongo, parásito).
b. Pares Biomagnéticos especiales: corresponden a las disfunciones de órganos o sistemas, sin la
presencia de microorganismos patógenos.
c. Pares Biomagnéticos disfuncionales: se refieren específicamente a las disfunciones de glándulas
de secreción interna.
d. Pares complejos: definen algunas patologías disfuncionales que abarcan otros sistemas o tejidos.
e. Pares Biomagnéticos de reservorios: alojan microorganismos patógenos por un tiempo indefini-
do.
f. Pares Biomagnéticos temporales: se forman principalmente por un trauma y ceden espontánea-
mente al curarse el paciente.
g. Pares Biomagnéticos asociados: definen patologías crónico degenerativas, sindromáticas, tumo-
rales y toda patología que no se ajusta a un solo microorganismo patógeno.
4. Si el hemicuerpo derecho se encoge al colocar el polo negativo del imán en algún punto, se busca el
punto de resonancia para colocar el imán positivo, logrando así nivelar el pH en ambos puntos; esto
se refleja en la simetría de los hemicuerpos. Si el hemicuerpo derecho se elonga, se coloca el polo
positivo del imán en ese punto y en su resonancia el polo negativo.
5. Los Pares Biomagnéticos deben permanecer impactados alrededor de 20 minutos, dependiendo de la
cercanía el lugar geográfico donde se impactan con los polos de la tierra. Para comprobar que el pH
se neutralizó, se retira el polo positivo de un par y se revisa nuevamente la longitud de los hemicuer-
pos; si son simétricos, el pH se encuentra en el nivel energético normal y se puede retirar el polo ne-
gativo.
6. El diagnóstico se hace de acuerdo a los pares encontrados; a cada par corresponde una patología di-
ferente; hasta la fecha se han descubierto alrededor de 250 pares.
Al parásito Plasmodium corresponden los siguientes pares:
1. Pómulo – Riñón contralateral
2. Palma – Palma
La Fibromialgia, según el Dr. Isaac Goiz Durán, es un Paludismo atípico por lo que le corresponden los
mismos pares.
Se capturaron los expedientes de los 2000 pacientes diagnosticados y curados con el “Par Biomagnético”
en la ciudad de Monterrey durante los años de 2003 y 2004 en una base de datos programada en Access para
conformar la muestra.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
373
Se analizaron los datos de la muestra y se obtuvieron los siguientes resultados:
Se consultaron 2000 pacientes de los cuales 234 presentaron entre otros los Pares: Pómulo – Riñón con-
tralateral y Palma – Palma, representando un 12%. (Gráfica 1).
De los 234 pacientes que presentaron los Pares del Plasmodium: Pómulo – Riñón contralateral y
Palma – Palma, 25 de ellos estaban diagnosticados con Fibromialgia, 15 con Fatiga Crónica. La gran ma-
yoría (194) presentaron muchos de los siguientes síntomas: sudoraciones nocturnas, fiebre un día y otro no,
vómito, nausea, escalofríos, malestar general, fatiga, decaimiento, dolor muscular y abdominal, anemia,
hipoglucemia, shock, acidez, edema pulmonar. A pesar de ello y habiendo recurrido a diversos especialistas,
no contaban con diagnóstico o se les habían recetado antidepresivos pretendiendo que el estrés ocasionaba
sus síntomas, (Gráfica 2).
Gráfica 1
Gráfica 2
Incidencia de Paludismo
Con par
Paludismo 234,
12%
Agrupados por diagnósti-
co
fibromialgia
sin
diagnóstico
194 83%
25 11%
Sin par
Paludismo
1766, 88%
fatiga
crónica 15
6%
Pacientes 2000
Gráfica 3
Pacientes con Paludismo 234
Gráfica 4
Agrupados por género
Femenino 187,
80%
Masculino 47,
20%
Agrupados por edad
13-25 años
33, 14%
mayores de
26 años
159, 68%
0 – 13 años
42, 18%
Pacientes con Paludismo
234
Pacientes con Paludismo 234
Se citó a los pacientes después de tres semanas a una segunda consulta, a la que asistieron el 90% de
ellos; se rastrearon sin localizar los pares del Plasmodium: Pómulo – Riñón contralateral y Palma –
Palma. Un 40% de los pacientes reflejó una recuperación total; el resto manifestó que sus síntomas habían
disminuido notablemente, sus malestares desaparecieron para la tercera consulta. (Gráfica 5)
El Dr. Isaac Goiz Durán descubrió el “Par Biomagnetico” que corresponde al Plasmodium falciparum y
nos lo dió a conocer en el transcurso del diplomado de Biomagnetismo y Bioenergética en diciembre del
2004. El Par es: 1ª. Cervical – Píloro. No hemos tenido oportunidad de encontrarlo en ningun paciente.

374
Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
Las bacterias que soportan al Plasmodium cumpliendo con uno de los principios del Biomagnetismo, los
parásitos sólo pueden vivir en tanto existan bacterias que produzcan un pH alcalino y los alimenten, son las
siguientes: Enterobacter cloacae, Staphylococcus aureus, bacilo difteroide, Neisseria catarrhalis, Strepto-
coccus fecales y algunas otras. (Gráfica 6).
Gráfica 5
Gráfica 6
MEJORIA REPORTADA POR
PACIENTES
23, 10%
84, 36%
BACTERIAS QUE SOPORTAN
AL PLASMODIUM
66, 28%
15, 6%
49, 21%
34, 15%
127, 54%
2a. Consulta
3a. Consulta
No regresaron
18, 8% 26, 11% 26, 11%
Enterobacter cloacae
Staphylococcus aureus
Bacilo Difeteroide
Ddiversas bacterias
Neisseria catarrhalis
Streptococcus fecalis
Neumococo
Conclusiones
El Paludismo es una de las principales causas de mortalidad en el mundo y la Fibromialgia, que es un Palu-
dismo atípico, afecta al 5% de la población mundial. Proponemos al “Par Biomagnético” como solución.
Se capturaron los expedientes de los 2000 pacientes diagnosticados y curados con el “Par Biomagnético”
en la ciudad de Monterrey durante los años de 2003 y 2004 en una base de datos programada en Access para
conformar la muestra.
Se analizaron los datos de la muestra y se obtuvieron los siguientes resultados:
Se consultaron 2000 pacientes de los cuales 234 presentaron entre otros los Pares: Pómulo – Riñón con-
tralateral y Palma – Palma, representando un 12%.
De los 234 pacientes que presentaron los Pares del Plasmodium, 25 de ellos estaban diagnosticados con
Fibromialgia, 15 con Fatiga Crónica, 194 a pesar de haber acudido a diverso médicos no contaban con un
diagnostico.
Del los 234 pacientes asistieron a una segunda consulta el 211 de ellos; se rastrearon sin localizar nue-
vamente los Pares del Plasmodium. Reflejaron una recuperación total 85 pacientes, el resto manifestó que
sus síntomas habían disminuido notablemente; sus malestares desaparecieron para la tercera consulta.
De acuerdo a los datos de la muestra analizados, se comprobó que el “Par Biomagnético” elimina el Pa-
ludismo y a la vez la Fibromialgia que es un Paludismo atípico.
El presente trabajo se concentra en las enfermedades causadas por el Plasmodium, sin embargo al aten-
der a los 2000 pacientes fueron curadas diversas patologías. En un promedio de tres consultas 90% de los
pacientes fueron sanados.
Se recomienda la aplicación de la técnica vanguardista del “Par Biomagnético” descubierta por el Dr.
Isaac Goiz Durán para el diagnóstico y cura de la mayor parte de las patologías que afectan al ser humano.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
375
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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
TEORÍA DE LA OBSERVACIÓN
INTELIGENCIA CELULAR, INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN
Manuel Gustavo Delgado Vega
Introducción
“Cuando tratamos de aislar cualquier co-
sa por sí misma, la encontramos enlazada
con todo el resto del universo”. John
Muir, naturalista del siglo XIX.
Cuando hacemos referencia de seres biológicamente vivos, nos olvidamos muchas veces de considerar co-
mo tales a los vegetales y a los microorganismos, como serian los protozoarios, bacterias, parásitos, virus,
ácaros, y otros que de igual manera no les concebimos conciencia.
Recordemos que los unicelulares, fueron de las primeras formas de vida que poblaron la Tierra hace mi-
llones de años y que pese al tiempo transcurrido hasta la actualidad su presencia de vida sigue estando pre-
sente ¿Cómo se explica que grandes especies como por ejemplo, la de los dinosaurios, pterodáctilos,
sucumbieron a la extinción y que estos microorganismos hayan logrado sobrevivir en el tiempo?
Es evidente que los microbios están íntimamente relacionados con el deterioro de la salud, y que son los
causantes de las enfermedades de todas las especies, es decir que su sobrevivencia y reproducción dependen
del mismo sistema de la cadena alimenticia, el instinto en el hombre evolucionó de tal manera que pudo
quedarse al margen de ella. Si bien es cierto que escapó de los depredadores macro orgánicos, es obvio que
las grandes especies de la actualidad, seguimos siendo diezmados por los microorganismos (microbios).
Teniendo en cuenta el aspecto fundamental e instintivo como lo es la sobrevivencia, y basándonos en ese
mismo comportamiento instintivo de perpetuar la vida que tienen en común todos los seres biológicamente
vivos, incluyendo a los microorganismos, logramos unificarlos en una teoría totalitaria en donde quedaron
al descubierto patrones generales de una inteligencia, también común.
Considerando la inteligencia existente en estos patrones, se reconoció en todos ellos una capacidad cog-
noscitiva que presupone el comando de una conciencia. Esta capacidad cognoscitiva que implica un “cono-
cimiento” era el único dato disponible, pero por lo abstracto de su naturaleza se necesitaba por consiguiente
de un análisis lógico de la razón pura, exento de un “Yo”.
Una capacidad cognoscitiva presupone la existencia de una fuente de “información”, y entre la informa-
ción y el conocimiento implicado, el enlace lógico resultan ser las percepciones ¿Pero de qué manera “algo”
con capacidad cognoscitiva puede recibir información o mediante qué? Es lógico que haciendo uso de la
percepción y de sus órganos de percepción físicos.
Es obvio que los órganos de percepción físicos son propios de macro organismos que requieren comple-
jidad, y si poseen diferentes órganos sensoriales, también son diferentes los medios para su percepción. Esto
no significa que los microorganismos unicelulares de vida simple entre ellos los protozoarios estén impedi-
dos para percibir.

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Si el comportamiento instintivo de ambos es idéntico, significa que la percepción no depende exclusi-
vamente de la complejidad de los órganos físicos con estructura material, sino como lo indica la vida simple
de las células procariotas y eucariotas, la inteligencia radicada en esa vida, siempre encuentra el modo de
percibir, captar y guardar información de lo que ella no es.
Es una verdad científicamente comprobada, además de lógica, que las especies macro orgánicas proce-
den de una forma de vida simple, es decir de microorganismos unicelulares, su antecesor común.
Sí esos especimenes unicelulares evolucionaron hasta tal complejidad, de organizarse sistemáticamente
para trasformarse en los macro organismos de las diferentes especies ¿Acaso esta misma tesis no presupone
la existencia de una interconexión de la misma inteligencia? Si estos microorganismos fueron el ancestro
común de todas las especies, entonces es lógico que en esa vida simple de los organismos unicelulares que
fueron capaces de tal complejidad diversificada en especies pluricelulares, exista también conciencia e inte-
ligencia en ellos.
Hombre y célula
¿Qué entendemos por hombre?
Hombre. Se emplea esta palabra para designar a todo ser humano, cualquiera que sea su sexo, edad o grupo
étnico. Zoológicamente, el hombre es un vertebrado de la clase de los mamíferos, orden de los primates,
suborden de los antropoideos, y súper familia de los hominoideos, clasificación que comparte con los gran-
des monos. Aunque físicamente las analogías son mayores que las discrepancias, son las diferencias de
orden psíquico, y las morfológicas con ellas relacionadas, las que establecen un abismo entre los grandes
monos y el hombre actual (cerebro considerablemente más desarrollado, cráneo mucho mayor que la cara,
lenguaje articulado, capacidad de progreso, conciencia moral), de aquí que se constituya con el hombre una
familia, la de los homínidos, con un solo genero, homo, una sola especie, homo sapiens, y una sola subespe-
cie, homo sapiens sapiens. Su separación del tronco general de los primates debió de producirse en el oligo-
ceno, y hacia el mioceno inferior se debió de separarse de la rama que dio origen a la de los grandes monos
actuales; éstos y la estirpe humana han llevado desde entonces una evolución paralela. Diccionario Enciclo-
pédico Espasa.
¿Qué entendemos por célula?
Célula. Es la unidad vital, el ser vivo más pequeño y sencillo. Es la unidad morfológica, todos los seres
vivos están constituidos por células. Es la unidad fisiológica, las células poseen todos los mecanismos bio-
químicos necesarios para permanecer con vida. Es la unidad genética, todas las células derivan de otra célu-
la preexistente. Por lo tanto todas las células de todos los seres vivos son réplicas de la célula primigenia.
No hay vida sin células.
La biología molecular ha suministrado la evidencia más universal de homología. Todos los organismos
vivos compartimos el mismo material hereditario, el ADN, una molécula helicoidal cuya información se
encuentra codificada en cuatro de sus componentes llamados bases o nucleótidos distintos, que constituyen
los peldaños de la escalera del ADN, y son la adenina, la tinina, la guanina, y la citosina, cuyos nombres
abreviados son sus iniciales A, T, G y C. Igualmente, el código genético es universal, todos los organismos
comparten el mismo diccionario que da el significado a la secuencia de DNA. Ambos ejemplos son pruebas
muy robustas de la relación íntima que existe en todo lo vivo.
La replicación de la molécula de ADN es una de las fases del ciclo celular, en la que las dos hebras de
ADN de cada cromosoma se desenrollan por acción de una helicasa y cada hebra dirige la síntesis de una
hebra complementaria de ADN para dar lugar a la aparición de dos ADN dúplex hijos, idénticos a la molé-

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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
cula progenitora, una copia exacta de sí misma. “LA CÉLULA” John Pfeiffer, Ediciones Culturales Inter-
nacionales, S.A. de C.V.
El hombre, sus orígenes
“La eternidad, una unidad de tiempo” S. J. Lec
En la naturaleza se encuentran muchas similitudes de comportamiento en todas las especies animales con
respecto a la conducta del hombre. Si se consideran intelectivos los actos que el hombre realiza, dichas ana-
logías presuponen no solo la relación que existe entre unos y otros, sino también en donde se esconde la
verdadera esencia de lo que se conoce como inteligencia, comúnmente denominada atributo exclusivo del
ser humano. ¿Pero verdaderamente nadie ha podido esclarecer cual es la fuente y la naturaleza de la inteli-
gencia? Para poder dilucidar qué es la inteligencia, se tienen que estudiar los hábitos del comportamiento de
los animales en su estado libre y en cautiverio, para así establecer la diferencia y comprender que en ambos
casos prevalece un ignorado lazo casi imperceptible llamado instinto, que es el mismo que se manifiesta en
todas las especies y que actuará dependiendo de cada morfología y de la relación que logren establecer con
el medio ambiente.
En los estados salvajes y domesticados, en la fauna silvestre y cultivada, de las especies, así como en la
barbarie y en la civilización del hombre, encontramos ese mismo instinto de conservación y perpetuación de
la vida, y no podemos menos que sorprendernos de lo simple que resulta encontrar la respuesta en la obser-
vación de la evolución de las especies, al comprender que en estos actos del comportamiento instintivo que
no ha sufrido cambio alguno a través del tiempo, se esconde una poderosa fuerza que involucra a la con-
ciencia y que, desde que se dio la creación del primer organismo unicelular, continua manifestándose del
mismo modo aún después de que se multiplicaron en las formas más complejas y constituyeron una diversi-
dad de organismos multicelulares (colonias unicelulares). Manifestación que no termina ahí, sino que conti-
núa con la modificación del comportamiento de este instinto natural, que se adapta y se auto domestica
hasta convertirse en la entidad intelectiva que es el homo sapiens sapiens, hombre que no sólo sabe, sino
que tiene conocimiento de ello, es decir, hombre que sabe que sabe, subespecie perteneciente al reino ani-
mal, y tan solo una más de sus criaturas.
Se denominara conciencia de especie, a la voluntad única que comanda el comportamiento de los actos
instintivos de los miembros de cada especie, induciéndolos a funcionar de manera precisa para mantener el
equilibrio perfecto de un orden natural. En este orden natural está presente el despliegue de una fuerza inte-
ligente, y en ella se archiva el historial ancestral de la especie, que plasma el modo, tiempo y forma como
logró sus victorias en su lucha por la supervivencia, para que esas victorias, que ya fueron garantía de vida,
se repitan en las futuras generaciones. Para realizar la continuidad de este objetivo, se sigue el mismo ritmo
y cadencia de movimiento. Así se consigue la perpetuidad y se retroalimenta la conciencia de la especie en
particular. El ritmo y cadencia de movimiento condiciona el comportamiento de cada miembro de la especie
y determina su función a desempeñar, sin perder nunca el orden de correlación que le corresponde en la
naturaleza, en un equilibrio constante, en una armonía plena, ya que este orden le representa la conservación
de un hábitat natural que reúne las condiciones óptimas que le son necesarias para su propia supervivencia
como especie.
Los miembros que conforman una especie al no limitar su existencia a la forma con que se manifiestan
físicamente, extienden su definición más allá de ésta, al incluir la relación simbiótica que tienen con su
hábitat natural.
Para la estructura de la mente humana esta idea esta fuera de su lógica y le resulta difícil de entender, ya
que significa otro tipo de concepto morfológico muy diferente a la que concibe la razón, y eso es a causa de
la rigidez de la forma con que limita la percepción de realidad ya que nuestra razón está acostumbrada a
transferir el fenómeno de su percepción de individualización a todo lo existente en la naturaleza, particulari-

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zando la existencia y la vida de sus criaturas. Ésta es la principal causa de confusión que hace a la razón
partir de un punto de vista equivocado que le impide llegar a conocer nuestra exacta relación con la natura-
leza y de ésta con el universo, relación que nos ayudaría a explicarnos correctamente el cómo y el porqué de
la existencia.
Para tener una idea de lo que es la conciencia de especie, tomaremos por ejemplo la de una abeja. Su
conciencia no se constriñe a ella misma, sino que incluye a todos los miembros de su colonia; zánganos,
obreras, reina, panal así como también los elementos de su medio ambiente, para poder realizar satisfacto-
riamente su función de polinización, que establece su vínculo de relación simbiótica con la naturaleza. La
polinización en sí, es el trabajo que garantiza la existencia de plantas y arbustos que dan, a su vez, flores que
se convertirán en frutos que aseguran la existencia de dichas plantas. De las flores obtienen su jugo, el cual
procesan para convertirlo en miel, su propio alimento. Es difícil aceptar que un insecto sepa todo esto, pero
“saber” no es exactamente lo que sucede. Es más fácil considerar que desde los elementos más pequeños de
su conformación, traen instrucciones inextricables aportadas por todas las generaciones anteriores desde su
origen como especie, adaptándose y readaptándose continuamente en su proceso evolutivo.
Si observamos una parvada de aves o un cardume de peces, nos daremos cuenta que eligiendo a una de
guía, siguen una misma trayectoria configurando un todo que se comporta como unidad, realizando movi-
mientos armónicos y sincronizados, animando una figura definida que parece adquirir vida propia siguiendo
el comando de una sola mente grupal.
La conformación de la conciencia de especie, es la de un todo que incluye una recopilación de conoci-
mientos ancestrales de su relación natural con la vida, desde que se originó su primer vestigio. Los especi-
menes solo viven el presente con la experiencia que les da el conocer su pasado, que es el registro memorial
de su conciencia de especie.
En la naturaleza lo común es que la muerte de sus criaturas suceda con violencia, en donde cada una de
ellas representa un eslabón más de la cadena natural alimentária y de supervivencia.
Los animales ignoran la imagen de sí mismos y no se conocen en su reflejo, pero sí reconocen a los de su
misma especie, ya que ellos no se conciben individualmente sino perteneciendo a la totalidad de la especie.
En la actualidad, en la súper familia de los hominoideos, la de los grandes monos, mamíferos del orden
de los primates, de la misma familia de los homínidos a la cual también pertenece el hombre, se puede en-
contrar comportamientos similares a los que pudo tener nuestra conciencia de especie en los inicios de su
evolución mental. En éstos, especialmente en los gorilas, se observan los rasgos característicos de una etapa
temprana de individualización de la conciencia, al hacer un uso inteligente de útiles rudimentarios emplean-
do piedras, palos, ramas, varas, etc. con un fin específico. El continuo empleo que hacen del utillaje para
determinado fin, así como la enseñanza y el aprendizaje de estos hábitos basados en repeticiones que se
acumulan formando una primitiva memoria de comportamiento individual, significan actos de una conducta
intelectiva en los inicios de una rudimentaria evolución mental. Otros de estos rasgos de comportamiento,
consisten en la enseñanza directa de hábitos que reciben los críos de su madre y de la cual se separan hasta
cumplir los ocho años, así como también el hecho de que por medio del aprendizaje pueda llegar reconocer
como suya la imagen de su reflejo. El reconocimiento de su imagen al observarla, es un signo característico
de una individualización. A pesar de la evolución que evidencian sus actos intelectivos, su conciencia de
especie no se está fragmentando, ya que al seguir preservando su relación natural con su hábitat, siguen
perteneciendo al mismo círculo de la naturaleza.
La evolución de la tierra y de sus especies en términos geológicos sucede muy lentamente, sin embargo
puede verse acelerada por diversos factores, que son causados por alteraciones en su orden planetario dentro
de la evolución e involución del universo. Esta aceleración produce en las especies, efectos secundarios y
mutaciones que alteran su forma física y la relación con su hábitat natural. Estos desastres ecológicos fueron

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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
factores determinantes que, como más adelante explicaremos, influyeron en la individualización y domesti-
cación del instinto en la especie humana.
La conciencia en el hombre evolucionó en la imperfección cuando perdió la perfección de su hábitat na-
tural y su relación de unidad con la naturaleza, ocasionando a su instinto una mutación, que le originó tener
una percepción errónea de su conciencia de especie, e individualizándolo de la unidad de ella, lo hizo adqui-
rir conciencia de existir y de morir. Individualizado, ya no se reconoció en los otros de su misma especie, e
hizo suya la percepción de esta nueva conciencia de existir. Como él la sentía propia por la lógica del razo-
namiento individual, supuso muy acertadamente, que cada individuo de su especie tenía una igual que la
suya, con esta suposición individualizada se fragmentó la unidad de la conciencia de su especie, e imagi-
nando su propia realidad en el desorden de esta imperfección, crea un nuevo orden.
Siguiendo con la misma teoría evolucionista, observamos que se hace presente en la Tierra así como
también en la diversidad de sus especies que la conforman, la constante del instinto de una conciencia, que
creemos está sujeta a un influjo de procedencia universal, ya que reacciona igual en todas las manifestacio-
nes de existencia, incluso hasta en el comportamiento inteligente de las partículas subatómicas.
En la teoría del físico de la Gran Explosión “big bang”, planteó que el universo se creó de una gigantes-
ca explosión, donde todo era una sola energía, que entra en actividad condensándose en una masa incandes-
cente que posteriormente se fragmentó por una gran explosión a la cual se le denomina el gran estallido,
dispersando la energía, proyectando y formando dichos fragmentos entre sí, espacios determinados por la
extensión del desorden en donde quedaron orbitando alrededor de su núcleo. Según el físico teórico David
Bohm esa es una extrapolación mística de algunas observaciones científicas. Edwin Hubble dijo en 1929 que
las estrellas se están apartando unas de otras a gran velocidad, como si el Universo entero estuviera en ex-
pansión. Respecto de esta teoría Bohm comentó que, desde ahí a hablar del comienzo del universo en el “big
bang” hay un inmenso salto especulativo.
El aparente desorden del “caos”, se encuentra perfectamente sistematizado y sigue conservando la esen-
cia primaria de la creación. De esta manera se creó el universo(s), de un desorden que quedó sistematizado
en el equilibrio de un orden de influencias cósmicas. Pero como el movimiento expansivo de la evolución
del universo aun no se detiene y es constante, influye en el equilibrio de todos los cuerpos celestes inclu-
yendo a la Tierra, donde periódicamente repercute y modifica la fisonomía de su corteza, constituida tam-
bién por las especies de los diferentes reinos, que no semejan, sino que efectivamente se encuentran
organizadas y se desempeñan como células especializadas y diferenciadas pertenecientes a un mismo orga-
nismo.
Con el universo en movimiento, la Tierra al igual que le sucede a otros planetas es susceptible de in-
fluencias cósmicas, y por esta misma razón está sujeta a situaciones fortuitas que son causantes de acciden-
tes que pueden ocasionar serios desastres que lesionen severamente su corteza, y destruyan una gran
cantidad de organismos vivos que alteren los sistemas naturales de los cuales forman parte, ocasionando en
su cuerpo terráqueo, una serie de reacciones para compensar los daños y reemplazar las especies o volver a
reordenarlas en una armonía diferente, aún cuando para conseguirlo se tenga que sacrificar otro tipo de es-
pecies.
Cualquier proceso evolutivo puede avanzar a otra etapa, únicamente si sucede una perturbación en el sis-
tema de su orden natural, un desequilibrio que altere su ritmo de movimiento.
Una de esas etapas de evolución geológica como ya es sabido, sucedió en nuestro planeta cuando fue
impactado por un asteroide, que le ocasionó un gran daño en su corteza. Como resultado la onda expansiva
del impacto, arrasó con sus sistemas naturales y con toda forma de vida existente en una gran superficie,
sobreviniendo un trastorno inmediato desde su envoltura externa (atmósfera), hasta las capas más profundas
del subsuelo.

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Esa fue la era geológica llamada Mesozoica, en el periodo Cretácico, cuando en la tierra predominó el
fuego y su calor, dando comienzo a la destrucción súbita de grandes regiones y la extinción de grandes es-
pecies (dinosaurios), y a la aparición de otras muchas especies de mamíferos, algunas pertenecientes al
mismo hábitat de la súper familia de los hominoideos.
El prehomínido, uno de los organismos especializados de esta súper familia, en el transcurso de su re-
adaptación a un nuevo orden vital necesario para una nueva forma de vida, quedó disperso y fuera de la
cadena natural, separándose de la unidad de la naturaleza. Por su confusión en el desorden y por su inmedia-
ta readaptación ante la adversidad, el instinto de esta criatura terrestre enfrentó la destrucción total de su
campo de realidad, y habiéndose quedado aislado de su conciencia de especie también se quedó sin pasado
y sin el conocimiento ancestral que lo vinculaba con toda forma de vida y como elemento de la naturaleza.
Con esta ignorancia se desarrolló en él la percepción de existir y después la de existir en el tiempo.
En el tiempo que duró esta desorganización, el instinto del homínido se individualizó excluyéndose de la
cadena de relación natural. El factor que pudo haber determinado su emigración de esta red natural, fue el
haber sido una célula condenada a la extinción como fue el destino de muchas otras especies, a causa de la
extensión del desorden y del irreparable daño a los sistemas naturales de los cuales dependía, adaptándose
por estas circunstancias a un nuevo orden particular para poder sobrevivir en la confusión o simplemente,
cuando al quedar destruido su sistema ya no se incluyó en el reacomodo de las demás especies y por consi-
guiente quedó excluido en la nueva organización de la naturaleza.
Si lo fundamental es la supervivencia entonces es lógico que su instinto sea el resultado de una variable
inteligente que se hizo presente en el homínido. Esta modalidad inteligente le permitió explorar nuevas
capacidades de percepción. Desarrollar todo el potencial de su percepción.
¿Que fue lo que le sucedió al instinto en el homínido al perder el linaje de su conciencia de especie? Lo
realmente importante es qué solo así se percibió en la individualidad de existir y de morir, conocimiento que
se despertó durante la confusión al quedar desintegrados sus recuerdos, lógicamente con el conocimiento de
su individualidad, con la incertidumbre de su muerte y con sus nuevas capacidades de apreciación, comenzó
a concebir expectativas de su vida, dentro de la realidad de un marco intelectivo donde pudiera desarrollar la
inmortalidad de su individualidad (orden aparentemente imperfecto e incompatible con la totalidad de la
naturaleza).
Además, al contar con la intensa percepción de la vida y de la muerte, desarrolló con lo que sintió de
ellas, la capacidad de distinguir otro tipo de percepciones, ahora las causadas por su nueva experiencia de
existencia individual, generando nuevos campos de realidades mentales “experimentadas” fuera de su ya
conocido campo de realidad material (la de sus cinco sentidos físicos).
Al quedar libre de la cadena natural alimenticia el homínido se multiplicó exagerada y desordenadamen-
te como una plaga, y cambió la esencia de su naturaleza, devastando los recursos de todos los sistemas natu-
rales, que son indispensables para la supervivencia de él y de los demás seres vivos del planeta.
En la especie humana, pese a quedar excluido su instinto de la cadena natural, sigue conservándolo en
cada una de sus células, el código funcional intrínseco de su naturaleza, que sigue persistiendo incluso des-
pués de cortar estos vínculos de relación y de haberse intercalado en un orden diferente, quedando solo en el
homínido, un residuo funcional y desorganizado de su conciencia de especie, como lo es el instinto de su-
pervivencia que lo sigue llevando a efecto, pero modificada por su percepción existencial que involucra a su
mente.
El hombre representa para el planeta, una especie independizada y desorganizada en su crecimiento, es
muy similar a una degeneración celular, y al igual que en ésta, actúa con las mismas peculiaridades de una
plaga, atacando y minando al organismo que la contiene. De igual forma el ser humano reúne las condicio-
nes ideales para una posible destrucción de la naturaleza.

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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
El gran conflicto existencial de la humanidad radica en querer saber el origen de su vida, que quedó ex-
traviado cuando perdió el conocimiento de su relación directa con todos los seres vivos de la naturaleza,
ignorando cuál era su pasado. La respuesta solamente la puede encontrar en el reencuentro de una nueva
relación con la naturaleza. Es muy probable que los primeros seres humanos ya conscientes de su existencia,
sí alcanzaran a conocerla, pero posteriormente con el transcurso del tiempo la fueron olvidando, cuando
quedaron imposibilitados de poder ejercerla y desempeñarla en las condiciones imperantes de su medio
ambiente natural destruido. Mientras se adaptaban a esta nueva situación, tuvieron que adquirir nuevos hábi-
tos de comportamiento para poder satisfacer los requerimientos de su supervivencia, pues así lo exigían las
circunstancias.
Sin duda alguna, la pérdida más significativa del hombre continua siendo la de su conciencia de especie,
porque su instinto al quedar individualizado se separó de la totalidad de la naturaleza, y quedó desorientado
en su funcionalidad, conservando de su conciencia de especie únicamente el instinto de supervivencia, que
en adelante lo hará capaz de captar la percepción de existir y de morir. Este instinto se trasformó en el
homínido, en su percepción de existir y de morir, cuando se reconoció existiendo individualmente en un
cuerpo, y es a esta transformación a la que le denominamos “conciencia de ser o de existir”.
El gran inconveniente para las generaciones siguientes que ya contaban con esta nueva “conciencia indi-
vidual”, es que al ser una nueva subespecie, la del homo sapiens, su instinto individualizado no tiene direc-
ción ni cuenta con un archivo histórico, en el solo se conservó innata la supervivencia.
En el homínido, el instinto de supervivencia se hizo manifiesto al sobrevivir con la furia, producto del
miedo desbordado por dejar de existir, así conservó la especie en su nueva “conciencia de ser individual”,
los estados de miedo y de furia empleados en sus luchas, hazañas de supervivencia que no debería de olvi-
dar jamás, ya que de eso dependía su vida. Estos estados que en el instinto debían ser transitorios, lo retie-
nen quedando neutralizado, originándose el temor y los recuerdos, que con la repetición sucesiva, dieron
origen a la memorización emocional.
La problemática de esta forma de expresión individual del instinto en el hombre, radica en que lo memo-
rizado es personal y la conciencia de ser no se puede transmitir a otros, sino que se tiene que comunicar por
medio de la enseñanza directa, con la finalidad de difundir y aprender el conocimiento acumulado de cada
experiencia personal, para que estas se puedan conocer y no se olvide el conocimiento aprendido.
En los primeros hombres se volvió tan vital e imperiosa la necesidad de comunicarse con otros indivi-
duos, que se vieron obligados a inventar un medio de comunicación con la única finalidad de darse a enten-
der y poder trasmitir lo aprendido, consiguiéndolo al plasmar en las rocas las imágenes memorizadas de sus
recuerdos emocionales de sus luchas, pudiendo de este modo transmitir sus ideas y su historia al tratar de
comunicarse con los otros. Estas primeras imágenes también quedaron grabadas en su memoria emocional
incipiente, como prototipos, que posteriormente con el transcurso del tiempo se convirtieron en símbolos,
dando origen a la escritura y al lenguaje. En el hombre, la memorización juega el papel de un eslabón más
del ciclo de transmutación del instinto, que unida al eslabón del entendimiento y al de la comunicación,
conforman la inteligencia emocional.
En un núcleo social, los individuos se relacionan entre sí y sus conciencias de existir se unifican en un
mismo objetivo, entran en empatía compartiendo ideas y juicios acerca de su realidad. Por causa de esta
empatía es comprensible que al reunirse los primeros individuos primitivos, consideraran a la percepción
del instinto individualizado como a su conciencia de existir única y verdadera.
Toda la información del conocimiento, que regula los comportamientos de los estados emocionales de la
conciencia de existir del hombre, dentro de la complejidad de una sociedad, se perpetúa trasmitiéndose por
enseñanza directa, de generación en generación.

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Con el paso del tiempo la responsabilidad de esta enseñanza recayó en los diversos grupos que ejercen el
liderazgo de poder, quienes fueron los encargados de preservar sus frágiles opiniones acerca de la concien-
cia individualizada, distorsionando aún más la percepción errónea que ya se tenía de ella, al crearle un “es-
píritu individual” (alma), que se originó por creer en una conciencia individual y perpetua, una entidad
“espiritual” que inmortaliza a la personalidad, al Yo soy de la conciencia de existir, consiguiendo perpetuar
de este modo su individualidad para trascenderla después de la muerte y que exista por toda la eternidad.
En el afán de comprender e interpretar la percepción ilusoria causada por estas creencias, se diversifica-
ron las ideas referentes a nuestra espiritualidad y a nuestra creación, conduciéndonos a la creencia de que las
diferentes opiniones acerca de la divinidad son únicas y verdaderas, haciéndonos pensar que somos capaces
de entender y hacer cumplir la voluntad de ella.
Resulta obvio que este trascendental paso que dio el instinto de la conciencia de especie para transfor-
marse en una conciencia de existir individual, en un Yo Soy, continua siendo un enigma hoy en día para el
hombre. No sabe que lo realizó accidentalmente sin tener conocimiento ni dominio alguno, sin tener la mí-
nima idea de que con su proceder, las circunstancias le darían “entendimiento” y lo harían “inteligente”,
ignorando además que todas sus emociones y su razón, se originan simultáneamente por su instinto de su-
pervivencia, por el miedo a morir, miedo que al irse acumulando adquirió diferentes modalidades de emoti-
vidad que conforman su memoria individual, siendo ésta la causa básica del desarrollo de su racionalización
intelectiva.
Todas las especies de vida libre del planeta Tierra provienen del mismo árbol genealógico, de cuyo tron-
co se fueron separando sus ramas, cada una de ellas ya propiamente diferenciadas como especies siguen
conservando en sus células la misma estructura molecular de ADN (ácido desoxirribonucleico), composi-
ción bioquímica en común con enlaces diferentes, que indica que sus orígenes proceden de un mismo ances-
tro común de vida unicelular.
Los organismos unicelulares o multicelulares cuentan todos con la misma información celular, son répli-
cas de la primera célula. Confirmando que una parte del todo refleja al Todo y que las infinitas formas de
vida biológica son solo copias de probabilidades de existir de la célula primigenia que se manifiesta con
morfologías diferentes.
Los descubrimientos de la ingeniería genética han hecho posible lo que antes perecía increíble, desentra-
ñar parcialmente el misterio de la vida, tras haber podido descifrar lo que ahora se sabe es el complejo códi-
go celular de su estructura molecular de ADN, y establecer gráficamente los patrones de su comportamiento.
Se secuencia completamente el genoma humano (año 2003).
En dicha gráfica de comportamiento podemos darnos cuenta que en ella existe la genialidad de una pro-
gramación inteligente y perfecta, en la cual se encuentran latentes todas las posibilidades de existir. Este
código genético al ser todo un sistema inteligente de programación, por consecuencia, para su elaboración
necesita del uso de un conocimiento muy avanzado que requiere de un alto nivel de desarrollo tecnológico e
intelectual que implica que este conocimiento sea producto de una mente consciente. Si para poder elaborar
el código genético y entender su programación implica que hay tras de sí el poder creativo de una concien-
cia omnisapiente, entonces por añadidura, cada célula que posee este mismo conocimiento, posee codificado
y contenido en sí, la memoria de toda su existencia (fósil viviente), además de toda la información necesaria
para construir y sostener el organismo en el que habita, así como el suficiente y total conocimiento que pue-
de proporcionar la información fundamental que deje en evidencia su principio viviente, lo que es y también
lo que será, quedando sobre entendido que lo fundamental es la continuidad de la vida, la sobrevivencia.
Con este análisis podremos entender que en dicho código celular de la molécula de ADN, se encuentra
radicada la memoria que nos puede remontar hasta el momento de su origen, y más aún, por consiguiente
nos remonta a llegar hasta la unidad.

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El concepto de holograma de Bohm, especifica que cada pieza es una representación exacta del todo y se
puede utilizar para reconstruir el holograma completo del Todo.
Si cada célula posee el potencial de una conciencia, por la inteligencia contenida y por la probabilidad
latente, entonces no es de extrañar el hecho de que haya entre ellas una conectividad superluminal que tras-
ciende el espacio-tiempo, que puedan comunicarse no solo entre si, sino también con células de diferentes
organismos, ya que de acuerdo a la logística del sistema, ninguna forma de ser existente, ningún tipo de
relación, ni de comportamiento y funcionalidad, será ajena al arbitrio y facultad de dicha conciencia celular,
y aún lo que pareciera ser azaroso, es el resultado previsto de una variable de probabilidades que se hace
presente constantemente.
¿Significa el estado latente de probabilidades, omnipotencia creativa? ¿Y no son acaso estos, los atribu-
tos que están íntimamente ligados a la conciencia universal de un todo omnipotente?
El árbol genealógico de todas las especies repite su unidad en ciclos de existencia, codificando en la si-
miente la relación que ocupa el instinto de supervivencia con la naturaleza y con el universo, así como tam-
bién sus posibles enlaces y sus probables manifestaciones de existir. En su relación con la naturaleza,
incluye el conocimiento cósmico, la influencia del sistema planetario en los movimientos de la tierra princi-
palmente el de la luna y el del sol, que son los causantes de la atracción gravitacional, de las mareas, del día
y la noche, de las semanas, los meses, los años y de sus estaciones. Cada uno de ellos a modo de ritmo natu-
ral propicia la realización de las funciones de germinación, de fotosíntesis, de polinización, influyendo
además en los comportamientos de los ciclos de reproducción, celo, hibernación, estavismo, criptobiosis,
migración, desove, etc.
Analógicamente con la teoría del Big Bang, la vida latente de la simiente que contiene la información de
la totalidad universal tuvo que estallar para replicarse y poder manifestarse multiplicada.
Una totalidad se manifestará de una simiente, que contiene en estado latente, todas las probabilidades de
ser en sus futuras manifestaciones, con todos los enlaces para realizar las funciones necesarias para poder
trasformarse en lo adecuado a sus necesidades de supervivencia. Analógicamente la conciencia de existir,
sería una más de las probabilidades contenidas en la totalidad universal que a modo de simiente es un todo
poderoso y perfecto, réplica del universo, característica que queda definida en la continuidad de las propie-
dades de su existencia, y de como se perpetúa en los diferentes espacios. Basta con observar los ordena-
mientos sistémicos que suceden en la naturaleza para poder darnos cuenta que esa constante continúa y se
repite, aún en la relatividad del instinto individualizado en la mente del hombre.
Es indudable que todo lo que tiene vida y todo lo que existe en la naturaleza tienen un origen común, son
réplicas de la misma expansión del universo que creó la percepción de realidad con la relación del espacio,
la materia y el tiempo. Esta relación comprende todos los cuerpos celestes e igualmente los espacios que
éstos no ocupan.
Con la teoría de la expansión del Universo concebimos un periodo que va en aumento y marcaría tam-
bién el inicio de otro que va disminuyendo. Esta noción de aumento y disminución a partir de un punto, es
un concepto de infinito matemático, que concibe una percepción de la realidad limitada e indefinida que nos
lleva a la conclusión de que el antes y el después de un tiempo, parten de la misma percepción de la “uni-
dad”, reafirmando que es lo único que realmente existe.
Esta distorsión que percibimos de la realidad infinitamente pequeña o infinitamente grande, son proba-
bles manifestaciones que se perciben de la misma unidad replicada en diferentes espacios. Una misma uni-
dad que activa su fuerza, multiplicándola a partir de la percepción de la exteriorización de sí misma. Las
percepciones de las diferentes realidades son copias de un original que jamás se divide, en donde no existen
partes separadas de un todo, en donde somos el Todo.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
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Siguiendo con esta misma teoría, significaría que las percepciones que el instinto de supervivencia tiene
de sus manifestaciones emocionales e intelectivas, en el hombre se convierten en el tiempo y el espacio de
una realidad mental, dónde éstas se desenvuelven con autonomía existencial y con vida propia. Siendo así,
la realidad serian las percepciones que dicha conciencia tiene cuando se concibe a sí misma como una mente.
Pero si consideráramos que el tiempo no existe, porque es relativo al espacio y a la materia, y que éstos
conceptos a su vez son producto de la expansión del Universo, podríamos concluir que al no existir el tiem-
po, éste tampoco habría transcurrido, que no hubo tal expansión y que no ha sucedido ninguna gran explo-
sión o estallido alguno, que no se ha creado nada y que existimos sí, pero como una posibilidad de estar,
latente en el universo de una conciencia.
La conciencia de existir o la conciencia individual, es una más de las infinitas posibilidades en las que se
puede manifestar la conciencia Universal. Es una réplica de la totalidad que puede salirse de la cadena de
relación, permitiéndole esto, percibirse a través de una de sus infinitas manifestaciones de existir, como lo
es en el hombre.
Concibamos a la conciencia de existir del hombre en unidad con la naturaleza, conformando un solo or-
ganismo. Más aún, concibámonos integrando el mismo organismo de una conciencia Universal, y solamente
estando dentro de la organización de esta unidad, podremos entender que nuestra posición tiene la ventaja
de una aparente autonomía que nos permite ser lo observado, tener acceso a ese reflejo de ella y ser a la vez
parte de ella.
La armonía es la posición exacta y perfecta del hombre en su relación con la naturaleza, que le revela su
relación con el Universo y su verdadera funcionalidad, la de observador, que consiste en ser él la conver-
gencia de la conciencia Universal, transfiriéndonos su totalidad. Por nuestro conducto se permite salir de la
relación Universal para poder observarse y conocer su reflejo.
La entidad humana
“Por momentos me preguntaba si mi feli-
cidad no descansaba toda entera sobre
una enorme mentira.» Jean Paul Sartre –
Les Motts
Una vez comprendida como se fue realizando la evolución del instinto de supervivencia en el homínido,
conoceremos en que se transformó.
Roto en el homínido el vínculo que lo unía con la unidad de su conciencia de especie, y ésta a su vez con
la de un todo universal, evolucionó contando básicamente solo con su instinto de supervivencia, como un
vestigio de la conciencia única. Desvinculado, el instinto redujo hacia sí mismo el enfoque de su atención,
quedando sumido en la oscuridad de la ignorancia total. ¡No sabía nada! Ni que hacer, mucho menos sabía
que era.
Al quedar desconectado de la unidad natural de su especie y de su relación con la naturaleza, se concibió
a sí mismo como entidad y no le quedó más remedio que al sentirse desolado, se planteara esta interrogante
¿Qué soy? Sí sabía que existía, pero no sabía de donde procedía, ni porqué existía, entonces, éste debió ser
el tipo de planteamiento que hizo a su razonamiento, ese vestigio individualizado de “conciencia”, cuando
como entidad quedó extraviado en la desolación, agobiado por la incertidumbre y principalmente descon-
certado por la inmensa percepción de soledad. El instinto se desconocía en la individual existencial.
Ahora podemos comprender y decir que fue gracias a los avances de la evolución física en que se encon-
traba el homínido con respecto de otras especies, así como también a la conjunción de condiciones propicias
que se dieron para obtener una individualización permanente en sus especimenes, lo que causó que el instin-

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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
to de supervivencia pudiera percibirse a sí mismo y evolucionara como entidad, cuando quedó desolado y
en el olvido de todo conocimiento.
En estas condiciones ya como entidad, su percepción le hizo creer ser una conciencia con independencia
existencial con respecto a la de todas las cosas que existen en la naturaleza. Con esta creencia finita cons-
truye con la inventiva una realidad desintegrada, con su muy particular punto de vista y de acuerdo al limi-
tado conocimiento que puede captar.
Son por demás interesantes los avances que consiguió el instinto de supervivencia al individualizarse en
el homínido, primero como entidad y ya después como identidad mediante su integración en el marco de un
núcleo social, puesto que quedó unificado como una nueva subespecie con capacidad de entendimiento y de
inventiva, la humana. De esta manera, la entidad al quedar constituida socialmente por la identificación de
lo que es existiendo, sintió compartida su soledad, sin llegar a perder su percepción de individualidad.
La entidad, existiendo en una realidad inventada hace posible su identidad paradójicamente a raíz de su
reintegración y relación dentro de un núcleo social.
La entidad, ese vestigio del instinto o lo que quedó de su conciencia de especie, encontró por fin identi-
dad en los puntos de referencia y de relación dentro de las expectativas de un núcleo social.
Los estados instintivos del miedo entretejidos con la inventiva se intensificaron y se trasformaron en es-
tados emocionales, los cuales apoyándose en la designación de funciones y temperamentos requeridos en
determinadas situaciones sociales, son los que le ayudaron a percibirse relativamente “lo que era”, cuando
por medio de su existencia trató de conocerse, estando ubicada en la situación de esa relación.
Ya reconociéndose el instinto de supervivencia identidad en el hombre, el estigma de su individualidad
siguió prevaleciendo en su comportamiento social, y el “soy” en que se convirtió la identidad se comenzó a
observar, percibiéndose ya con la creencia de ser la “conciencia del hombre”, que se transformaría después
en un ¿quién soy?, es decir, qué clase de individualidad “soy” de acuerdo siempre a esa funcionalidad, e
imaginó ser la imagen, de lo que así “creyó ser”, claro está que lo que “creyó ser” es una imagen cuya defi-
nición fue ideada en la imaginación y es una ilusión totalmente forjada con el conjunto de requerimientos
funcionales y temperamentales, que se organizan sistemáticamente de acuerdo a la relación posicional de su
“estar” dentro de la comunidad.
La respuesta a la “conciencia del hombre”, a ese ¿Quién soy? Quedó contestada y aprobada con el “yo
soy”, repetimos, en realidad lo que “creyó ser” con el “yo”, es lo que le fue enseñado, lo que aprendió. Sim-
plemente su “yo soy”, fue la personalidad que su “instinto individualizado” concibió de sí mismo, por las
expectativas del determinismo esperado en esa relación existencial.
Verdaderamente la “conciencia del hombre” quiere dar a entender a los demás, que su “yo soy” es una
“personalidad” plenamente diferenciada del resto social y que por añadidura se considera una persona de-
terminada.
Ese “yo soy” que se formó intrínseco a la “conciencia del hombre”, absorbió la atención de ella y distor-
sionó su percepción real, encerrándola junto con lo que aparenta ser, en un círculo vicioso de retroalimenta-
ción, en donde el “yo” es el eje central sobre el cual gira la atención y lo importante para su “personalidad”,
quedando la conciencia reducida al “yo soy”.
Sí la percepción de su “realidad existencial” depende de su posición de relatividad, de lo enseñado, de lo
aprendido, y de lo que su “yo” cree que es, entonces es lógico que en estas condiciones se proyecte un “yo”
diferenciado y único, y que por las mismas razones, lo importante para la personalidad y su “realidad”, ja-
más podrá ser idéntica a ninguna otra.
La identidad, es la deducción de la información que la entidad humana percibe mediante su relación so-
cial.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
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Al integrarse en un núcleo social, éste le sustenta la creencia de personalidad al “yo soy”; así que es ló-
gico que su creencia de lo que “es”, la transcienda hasta el núcleo social confiriéndole una personalidad
colectiva, que no es más que el común denominador de la suma de identidades. Por este hecho se establece
entre las personalidades que lo integran, una creencia que delimita, ya sea como individuos, pueblos, nacio-
nes o culturas, en núcleos donde las entidades actúan como células domesticadas del ya “ente colectivo”,
estableciéndose entre ellos nexos de identidad.
A causa de las creencias generalizadas de las identidades, las entidades humanas de un mismo núcleo
vibran con la misma intensidad emocional, unificándose en la integridad de una sola “conciencia colectiva”,
que por supuesto, será poseedora de la verdad, sí pero del conocimiento de sus principios y es importante
enfatizar en ellos, porque son en verdad los principios de su estructura social, de sus lineamientos y delimi-
taciones utilizados durante el proceso de desarrollo de sus personalidades.
Así que como podemos comprender, la verdad de las creencias de las diferentes culturas es verdad rela-
tiva, pero que indudablemente regirán como la verdad universal en el comportamiento de sus conductas,
premiándolos, o agobiándolos con el peso de la culpa por los excesos que se permitan en su libertad, no
tanto por razones divinas sino por consecuencia lógica, al atentar contra la creencia y de los principios de la
personalidad, que seria tanto como negarse a sí mismos o negar la identificación de lo que son.
La normatividad en el ejercicio de sus libertades, quedan fuertemente arraigadas en las entidades “con-
ciencias individualizadas”, ya que como hemos explicado en estos conceptos subyacen las raíces de la
“identidad propia”.
La “conciencia colectiva” o “conciencia social” tuvo su fundamento de ser por motivos de índole absolu-
tamente material, aún cuando estos hayan sido originados primeramente por impulsos instintivos de sobre-
vivencia y ya después como individuos lo fueron en búsqueda de una identidad.
Sin embargo seguimos ignorando lo referente al origen de nuestra personalidad. Por el desconocimiento
de causa, las creencias que tenemos de lo que somos las transferimos hasta nuestro núcleo, confiriéndole
personalidad colectiva. Al igual que sucede en la individualidad, en esta personalidad también se desarrollan
dos aspectos; el de un cuerpo tangible objetivo que se conforma de todas las individualidades y otro con la
subjetividad del conocimiento colectivo.
El cuerpo material se manifestará integrando a los individuos, identificándolos por razas y territorios. El
“alma colectiva” se manifestara identificándolos con una misma ideología: costumbres, idioma, devociones,
creencia religiosa y patriotismo.
De ser un simple efecto la personalidad se convertirá en causa, es decir lo causado por la individuali-
dad actuara sobre la causa que se revierte a efecto, de acuerdo a este planteamiento lo subjetivo predomi-
nará siempre sobre lo objetivo.
Antes de continuar más adelante y descifrar el conocimiento de la conciencia, haremos un breve análisis
de las ideas, para reafirmar en la mente los conceptos concernientes a la procedencia del “entendimiento” y
del “yo”, para que de esta manera no quede ninguna duda que pueda distorsionar nuestro razonamiento.
En principio, es importante saber qué es la “conciencia de especie”, para poder concebirla como idea.
Cuando hacemos mención a que cada una de las especies cuenta con una conciencia, nos referimos con esto
a conceptos mentales que nos permite distinguirla particularmente de entre las múltiples formas en las que
se manifiesta materialmente. Consideraremos la conciencia de cada una de las diferentes especies, como
peculiaridades de una única “conciencia” que las contiene a todas.
Otro de los conceptos que debe de quedar perfectamente claro para concebirlo plenamente, es el del
“instinto de supervivencia”, que como ya lo hemos explicado, es la piedra angular que sustenta nuestro
“entendimiento” o nuestra capacidad intelectiva.

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Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
El instinto de supervivencia, manifestación de esa conciencia única, se hace presente en cada uno de los
actos instintivos que realizan todas las especies para continuar viviendo.
Basándonos en esta teoría de la evolución del instinto, llegamos a otro punto controvertido que puede ser
causa de conflictos personales e ideológicos, y es relativo a la creación del “yo”, que es al final de cuenta la
creencia que tenemos de lo que nosotros somos.
Nosotros los individuos de la especie humana, somos simplemente el producto final resultante de la
transformación del instinto de supervivencia, que en esencia continúa siendo el mismo que poseen todas las
especies y lo único que nos hace ser diferentes de las demás, depende solamente de la apariencia individual
que el instinto haya adoptado.
Como ya se ha explicado anteriormente, nuestra capacidad intelectiva radica en el instinto, lo que todo
mundo conoce como una fuerza comúnmente considerada primitiva, animal y salvaje.
El saber que el “yo” evolucionó del instinto, nos hace cambiar la idea con la que concebíamos nuestro
génesis. Salvo excepciones, existe la creencia popular que desde un principio fuimos creados como criaturas
racionales e intelectivas. Ahora con esta teoría todo hace suponer que tendremos que concebirnos como
puro instinto “animal”, una fuerza instintiva salvaje que evolucionó ocupando nuestro cuerpo, en forma de
un flujo de estados emocionales que reaccionan al condicionamiento o domesticación de un núcleo social,
emociones que además cuentan con independencia existencial. Asimilar esta idea, nos puede llenar de va-
cío, nos causa decepción y nos embarga de una sensación de pérdida de respeto y falta de dignidad.
Cuando se habla del hombre y de sus orígenes o se trata de descubrirlos, se hace de acuerdo con la acep-
tación tácita y generalizada de respetar un código de honor y un halo de divinidad que rodea todo lo concer-
niente a su creación y a su conciencia, elevándolo a un rango superior. Despojarlo de ese valor significa
quitarle lo sagrado.
Esta lógica evolucionista del instinto lejos de degradar el rasgo divino de la conciencia humana, le de-
vuelve la dignidad y el respeto a la vida de las demás especies, porque nos unifica a todos en una sola con-
ciencia.
Teoría de la observación, conclusiones
“Algún día se tendrá que admitir oficial-
mente que lo que hemos bautizado como
realidad es una ilusión mayor que el mun-
do de los sueños”.
Salvador Dalí.
Para determinar el proceso que hace surgir la inteligencia humana, se realizó un minucioso estudio de inves-
tigación acerca de la evolución del hombre, homo sapiens, para determinar conforme a sus circunstancias
históricas, las etapas posibles en que se realizó la transición de la especie y las causas que contribuyeron
para convertirla en otra especie, la humana, homo sapiens sapiens. En busca del primer espécimen inteligen-
te se realizó una regresión evolutiva rastreando históricamente al ser humano, hasta ubicarlo en una etapa
salvaje, este suceso esta documentado que ocurrió aproximadamente en el periodo oligoceno hace unos 35,4
millones de años y fue hasta en el mioceno inferior 22,5-16 millones de años, que fue cuando se separo de la
rama de los primates que le dio origen, a la de los grandes monos actuales y se definió propiamente como
una nueva súper familia, la de los hominoideos.
En esta línea de transición evolutiva de la especie humana, el único parámetro disponible era precisa-
mente su comportamiento salvaje, estado que lo convertía en animal. Razón por la cual, la medida de com-
paración con el hombre de comportamiento inteligente debía de hacerse con los animales en estado salvaje.
Es evidente que la diferencia entre ellos es la marcada inteligencia radicada en uno y la falta de inteli-
gencia en otros. Analizando lo que tenían en común, se llego a la conclusión de que en ambos lo fundamen-

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tal es el instinto de supervivencia, y los impulsos de la “furia” y el “miedo” que se hacen presentes, cuando
se polariza el instinto ante el peligro observado.
Estos impulsos el de la “furia” y el “miedo” que también se manifiesta en el hombre, obviamente que se
hacen presentes para su sobrevivencia, es decir son comportamientos instintivos y aparentemente irreflexi-
vos, que se presuponen son estados primitivos por que se presentan en la etapa salvaje de todas las especies.
Lo importante es que son estados de la gama de las emociones, y esto conduce a considerar que los actos de
sobrevivencia que se realizan instintivamente se cual fuere el caso, deben de ser producto de una inteligen-
cia que requiere tener ¡conciencia!
Todo es indicativo de que la inteligencia que se hace presente en el hombre, es propia de una conciencia
que se extiende más halla de su especie, y que esa misma inteligencia anteriormente ya ha estado presente y
manifestada desde el principio de la vida, en la primera célula.
Esta posibilidad nos conduce a extender la conciencia, a observarse más allá del concepto de individua-
lidad, para primeramente involucrarse con su especie en general, y desde esta perspectiva concebirse como
conciencia grupal copartícipe con la totalidad de la naturaleza, quedando ésta ubicada en la extraña posición de
ser un observador dentro de una totalidad, que le otorga el conocimiento de ser una conciencia que tiene cono-
cimiento de su existencia, porque se puede observar a sí misma, siendo a la vez un observador y lo observado.
De acuerdo a la lógica de lo explicado anteriormente nos lleva a considerar que la conciencia es una, es
la misma sin importar la morfología espacial con la que se manifieste, entonces esto nos lleva a suponer de
acuerdo a lo observado, de que la única forma en que la acción de su observación se haga posible, es me-
diante la concentración en su totalidad, es decir, siendo uno con el todo.
Lo sorprendente es que la conciencia al romper con el esquema de la individualidad humana, el “Yo
soy” que la delimita, no solo se extiende ya sin límites, sino que se puede contemplar en cualquier otro tipo
de relación, que le permita reconocerse en la inteligencia descubierta en toda la extensión de la relación,
para observarse en su comportamiento y obtener el conocimiento de los ritmos funcionales (patrones).
El tener una observación total, permite a la conciencia humana conocer patrones de su comportamiento
que se vuelven periódicos y sistémicos, que pueden predecir con exactitud la probabilidad de su aparición y
también distinguir tal comportamiento inteligente, al hacerse presente en los diferentes campos de realidad,
tanto físicos, químicos, mentales, quánticos etc., identificando estos mismos patrones de comportamiento
aún cuando se hagan presentes en los infinitos tipos de manifestaciones morfológicas, situaciones o relacio-
nes análogas.
Esta teoría totalitaria donde no hay límite de conciencia, equivale a decir que hay inteligencia en todo,
por lo consiguiente presupone por la misma razón, la existencia de una interconexión en todos los niveles,
tanto en lo micro como en lo macro, en un sistema solar, en un átomo, en el núcleo, partícula, molécula o en
una célula etc.
La hipótesis de una interconexión espontánea dentro del marco de un todo conciente conduce a explorar
nuevas áreas del conocimiento desde la perspectiva de esta idea. Es un hecho la existencia de una interco-
nexión entre las células de cualquier organismo, sin importar que sean de diferente tipo o especializadas en
distintas funciones, su ADN contiene la misma información de su todo.
Tener conocimiento equivale a tener conciencia ¿Debemos suponer que la conciencia celular es el cono-
cimiento de su experiencia de vida de su adaptación a las condiciones donde ésta se desarrolla? Desde este
punto de vista se despejan dos incógnitas: Para que halla habido tal captación de información es imprescin-
dible un impacto. Pero ¿Información de qué e impacto de qué? Información de su vida e impacto del medio
donde se desarrolló esa vida.
La información al respecto explica claramente el conocimiento percibido y el impacto de un medio ex-
terno, es un hecho que las células tienen vida y si tienen tal información en la estructura molecular de ADN
es que tienen conocimiento, entonces porque resulta tan disparatado pensar que poseen una conciencia celu-
lar, si todo lo que en sí tiene vida encierra el potencial de conocimiento y la capacidad inconciente de poder

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disociarse (dar y recibir información) mediante su observación. Si dicha célula capta y posee en sí informa-
ción externa, sin lugar a dudas es un dato inequívoco de que es capaz de percibir.
Pensemos en la posibilidad de que las células de cualquier organismo funcionen con conciencia grupal
¿Qué sucedería? Si es evidente la organización en que funcionan, es posible y lógico que exista en ellas
algún modo de comunicación.
Analíticamente, la percepción es una capacidad que sucede después de la observación, es su efecto se-
cundario. La observación a su vez, es un efecto que queda manifestado por la polarización de la conciencia.
Observador – Percepción
Polarización de la Conciencia
Observación
Observado – Percepción
De acuerdo a lo anterior, sí una célula es un ser conciente porque puede percibir, entonces esta capacidad
de percepción es típica de una conciencia y presupone su existencia, asimismo implica haber efectuado el
proceso de la observación, a su vez manifestada por la polarización; entonces también como todo lo existen-
te, responde al mismo comando de una conciencia.
Siendo así, resulta lógico y posible qué: Sin los característicos límites de la conciencia individual, dentro
de un todo, y ya sin obstáculos se extienda la conciencia. Esto significa que de igual modo se puede exten-
der desde una conciencia individual hasta la conciencia celular y de este modo establecer una comunicación.
Teniendo en cuenta la “teoría de la observación” que involucra la intervención del “observador” y de
lo “observado”, y que la información de la molécula de ADN es el conocimiento celular aprendido y me-
morizado por el aprendizaje de las percepciones experimentadas durante su existencia; fundamentándonos
en un todo, los modos de comunicación conciencia individual-conciencia celular pueden ser múltiples, pues
a modo de vía, la respuesta celular dependerá de la información recibida del observador.
Analizando detenidamente: de información a información… esto significa que la información se trasmi-
te, que si observamos para percibir información tenemos que proporcionar información a lo observado.
Como es en todo, y de acuerdo al fenómeno de observación y considerando que la conciencia celular es
capaz de almacenar, transmitir y editar información. Su respuesta celular deberá ser proporcional a la in-
formación recibida del observador, es decir, que su respuesta será precisamente esa información celular,
entonces lo correcto será decir que su respuesta celular será de carácter y contenido informativo.
Evidentemente entre el “observador” y lo “observado” se establece una retroalimentación informativa,
nos hace pensar que es una paradoja ¿Quién observa a quien? Con esta paradoja se le da un carácter de ge-
neralidad a la información, resultando que cualquier tipo de información en realidad es una respuesta…
propia. Despejada la incógnita y sin lugar a dudas, lo más importante de esta teoría es que la célula es sensi-
ble a la información del observador, lo cual indica que tiene el conocimiento de que está siendo observada y
de que es lo observado. Esto indica que si hay un proceso de observación, es que el observador y lo obser-
vado están polarizados en una misma unidad.
Fundamentos científicos
“En sí mismo, el espacio y el tiempo con-
sisten en nada. Son conceptos hipotéticos
y, por lo tanto, esencialmente de origen
psíquico”. C. G. Jung
La lógica de esta teoría totalitaria aquí mostrada encuentra su fundamento científico en el concepto de
Holograma de Bohm, que especifica que cada pieza es una representación exacta del todo y se puede utilizar
para reconstruir el holograma completo. El concepto especifica que cada pieza es una representación exacta
del todo y se puede utilizar para reconstruir el holograma completo. Para que puedan comprender esto, pien-

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sen en una célula de un individuo “x”. ¿Acaso los científicos de nuestro mundo no pueden reconstituir con
su memoria celular al individuo que le dio origen, en el proceso que llamamos clonación?
El doctor en física David Bohm afirma en su libro “The Implicate Order” que para construir una física
que explique las leyes del universo no se puede partir de una visión fragmentada del mundo en sus diversas
partes. Habla de la existencia de un “orden plegado implícito” que existe en estado no manifiesto (El blue-
print) o Plano Azul Original y que constituye la base sobre la cual descansa toda realidad manifiesta. A esta
última la denomina “el orden desplegado explícito”.
Debemos preguntarnos ¿Somos nosotros explícitamente de carne y hueso, anclados en un mundo sólido?
¿O somos la imagen borrosa implícita de patrones holográficos, desplegándose en medio de un inmenso
remolino de patrones mayores? ¿Y cuál es el papel de la conciencia en todo esto? ¿Es ella la luz brillando a
través de los patrones ocultos en la película? ¿O es el patrón en sí mismo? Bueno, pues son ambos: tanto la
luz como el patrón oculto (blueprint).
El doctor Karl Pribram, afamado estudioso del cerebro humano, ha acumulado numerosas pruebas de
que la estructura profunda del cerebro es esencialmente holográfica. Afirma que los estudios de muchos
laboratorios, realizado mediante complejos análisis de frecuencias temporales y/o espaciales, demuestran
que las estructuras cerebrales ven, oyen, gustan, huelen y tocan holográficamente.
Seguidamente, la información es distribuida por todo el sistema de manera que cada fragmento puede
producir el informe completo. El Dr. Pribram emplea el modelo de holograma para describir no sólo el
cerebro, sino también el universo.
Si aceptamos que partiendo de una parte es posible obtener una representación exacta del todo. ¿Acaso
es tan difícil aceptar que tomando un elemento del universo podamos reconstituir el holograma completo?
Recordemos la estructura de un átomo es, microcósmicamente, como el sistema solar macrocósmico que lo
contiene.
Este universo tan variado y multicolor que nos rodea, lo explican los físicos con solo cuatro fuerzas fun-
damentales, que conjuntamente conforman el llamado “Modelo Standard” de la física de las partículas ele-
mentales que unifica: La Fuerza Gravitatoria, La Fuerza Electromagnética, La Fuerza Fuerte, y La Fuerza
Débil.
La Fuerza Gravitatoria es la más evidente estas cuatro fuerzas: determina la órbita de los planetas.
La Fuerza Electromagnética que permite que los electrones de carga negativa se unan al núcleo atómico
de carga positiva: es responsable de muchos fenómenos cotidianos, la luz, el magnetismo, las reacciones
químicas.
La Fuerza Débil actúa sobre partículas llamadas quarks y leptones: es responsable de un cierto tipo de
desintegración radiactiva. No es perceptible por el ser humano.
La Fuerza Fuerte mantiene unidos los quarks, las partículas elementales de las cuales están hechos los
protones y los neutrones del núcleo atómico. Esta fuerza, transmitida entre los quarks por partículas sin
masa llamadas gluones, mantiene unido al mundo en su expresión más íntima. Este descubrimiento de los
físicos, David J. Gross, David Politzer y Frank Wilczek, demostraron que la “Fuerza Fuerte” entre los
“quarks” sirvió para dar una descripción unificada de todas las fuerzas de la naturaleza, desde las distancias
más pequeñas del núcleo atómico hasta las enormes distancias del universo. En resumidas cuentas: “Una
teoría del Todo”.
La teoría de la polarización de la conciencia aquí expuesta, así como su inteligente capacidad de “obser-
vación” que prevalece no solo en todos los seres vivos, sino en su materia constitutiva manifestada en todos
sus niveles espaciales, es decir que es una propiedad de sus partículas.

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La hipótesis del comportamiento instintivo y de una conciencia común aplicable a todos los seres vivos
es explicable con la capacidad cognoscitiva demostrada en la información contenida en la molécula de ADN
de las células.
Con los descubrimientos del biofísico Alemán Fritz Albert Popp en los años ochenta, quedó al descu-
bierto la capacidad de comunicación celular, y de que la fuente responsable de dicha comunicación es la luz
biofotónica. Popp demostró experimentalmente que todas las células emiten una luz muy débil. Esta luz,
llamada luz biofotónica, es una radiación coherente y armónica que tiene la capacidad de comunicar unas
células con otras. Células del mismo tipo producen fotones de la misma frecuencia que interfieren entre sí,
creando canales de comunicación entre ellas. De esta forma, unos pocos fotones pueden transmitir una gran
cantidad de información, y pueden indicar incluso cuándo se tienen que producir reacciones químicas en el
interior de una célula. En definitiva, la “luz biofotónica” parece estar en la base de todos los procesos bioló-
gicos.
Este descubrimiento tiene un alcance filosófico sin precedentes, cambiando la concepción que tenemos
hasta ahora de los seres vivos. De la “Bioquímica” a la “Biofísica”.
Con el importante desarrollo que ha experimentado la bioquímica durante el siglo XX, el modelo de ser
vivo que se ha impuesto es químico-molecular. Es decir, en realidad se trata de un modelo mecanicista que
es básicamente el universo formulado por Demócrito en el siglo V a.C. formado únicamente por átomos
materiales. De esta forma, el funcionamiento de los seres vivos se reduce a millones de moléculas (hormo-
nas, proteínas, enzimas, etc.) que reaccionan químicamente entre si.
Después del descubrimiento de Popp y los avances de la biofísica, se ha puesto de manifiesto que el mo-
delo químico-molecular es insuficiente. Los seres vivos no sólo están formados por materia, sino que tam-
bién están formados por campos electromagnéticos; esta materia y estos campos interaccionan entre sí, y la
vida sólo se puede entender si tenemos en cuenta ambos factores. Ondas y materia.
En 1924, Louis de Broglie enunció la conocida dualidad onda-corpúsculo, en la que postulaba que toda
partícula material se comporta también como una onda y viceversa, toda onda se puede considerar formada
por partículas materiales. Es decir, todo lo que existe se puede comportar simultáneamente como materia y
como onda. O expresado de otra manera, el aspecto material y el aspecto ondulatorio son dos aspectos dife-
rentes de una misma entidad superior que aún no atisbamos a conocer. Este insólito descubrimiento parecía
aplicable únicamente al ámbito de las partículas elementales, pues en el mundo macroscópico que nos ro-
dea, apenas se nota su efecto.
Sin embargo, con el hallazgo de Fritz Albert Popp, la dualidad onda-corpúsculo ha pasado de la física de
partículas a la biología: Los seres vivos, y entre ellos los seres humanos, somos al mismo tiempo materia y
ondas. Estamos formados por células materiales, pero a la vez, de estas células emana un campo electro-
magnético. Esto, sin lugar a dudas, supone un nuevo modelo no materialista de los seres vivos. La “Bio-
energética”.
Con la dualidad onda-corpúsculo de Broglie, el concepto de una totalidad biológicamente material de los
organismos físicos, queda obsoleta pues teniendo en cuenta la función fundamental que desempeñan los
fotones, el aspecto dual de nosotros como materia, es la luz.
Aun que esta teoría parecía en un principio fantástica e increíble, por fin fue demostrada científicamente
por la Dra. Mexicana Esther del Río que hizo dos grandes descubrimientos: El primero, que nuestros cuer-
pos están formados por una intrincada red de magnetitas que, en forma de imanes conforman micro campos
magnéticos. El segundo, que el agua que hay dentro del cuerpo no es agua “normal” sino que tiene caracte-
rísticas de cristal óptico.
En otras palabras la doctora ha encontrado que somos autenticas antenas y que somos, literalmente, lu-
minosos.

Par Biomagnético, Biomagnetismo Médico y Bioenergética, experiencias de curación, 2005
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Estamos formados de un sistema de macro moléculas que forman una red exterior a las células y que ha
sido denominado ECOR (sistema decofactor extracelular de oxido-reducción). Se trata de una red terroso-
férrica que tiene corriente eléctrica y electromagnética. Es una intricada relación de eventos y correspon-
dencias en el tejido celular. Se trata de todo un sistema que indica que existe una geografía especial dentro
de nuestro cuerpo, en donde se ubican campos magnéticos. Este sistema muestra que no se trata de centros o
zonas con fenómenos aislados de electromagnetismo, sino que hay una organización y una funcionalidad
perfectamente correspondida.
El medio en que se da el ECOR, en el que se trasmite la energía y la información entre estos elementos
magnéticos y la célula, es el agua.
Esa agua encargada de trasmitir la información entre las células, no es agua en la forma normal que la
conocemos, se trata en cambio de agua cristal líquido. Esta agua aunque es químicamente igual a la otra
tiene una cualidad única, sus moléculas están organizadas.
Esta agua cristal liquido tiene las características del movimiento de los líquidos, pero lo que la hace úni-
ca es que puede trasmitir longitudes de onda, en una palabra tiene las características ópticas de los cristales.
El la célula hay moléculas de alta energía que organizan el agua para que pueda conducir energía elec-
tromagnética. La organizan y le dan estructura, de tal forma que el agua cristal líquido es un caltrato y tiene
la facultad de guardar una memoria por su estado mesomórfico coloidal de cristal líquido, un estado inter-
medio de la materia.
Con el agua cristal líquido se establece la secuencia de la información correcta entre las células. Somos
parte de un tejido completamente luminoso, somos literalmente luz declara la Dra. Esther del Río.
En otro orden de ideas, la teoría de una conciencia que extiende su observación en todos los niveles,
queda perfectamente demostrada por el comportamiento manifestado por los fotones y neutrones, y con la
aplicación de leyes aceptadas de la mecánica cuántica. En su libro “Transformación creativa” John David
García nos describe en el capítulo 5 (La nueva síntesis) “La Paradoja Einstein – Podolsky – Rosen”.
En 1935 Einstein, Podolsky y Rosen (E.P.R.) redactaron un notable documento (224) que en los últimos
veinte años se ha convertido en un creciente centro de controversia. E.P.R. mostraron que, usando las leyes
de la mecánica cuántica y la relatividad era posible determinar el momento o posición de un electrón, sin
modificarlo, si el electrón era correlacionado con otro electrón. «Correlación» significa que los dos electro-
nes se han originado o han pasado cerca uno del otro, y se han afectado mutuamente mediante la interacción
electromagnética; aunque en el futuro pudieran alejarse uno del otro.
David Bohm otro de los pioneros de la nueva física, demostró más tarde que la paradoja E.P.R. se puede
aplicar a otros objetos cuánticos, tales como los fotones y los neutrones. Por lo tanto, algunas veces se rela-
ciona el nombre de Bohm a la paradoja E.P.R. y se le llama entonces paradoja E.P.R.B. Según la terminolo-
gía de Bohm, un objeto cuántico es cualquier objeto cuya masa es suficientemente pequeña para ser
afectado, en forma notable, por el potencial cuántico.
La mecánica cuántica predice que no podemos medir la posición o «momentum» de un objeto cuántico
sin modificarlo. La E.P.R.B. predice que: si tenemos dos objetos cuánticos que alguna vez en el pasado
estuvieron correlacionado en forma especial, según la teoría cuántica, por ejemplo, por haberse originado en
una fuente común; si estos objetos no han sido modificados hasta este momento, aunque uno se haya movi-
do a la luna y el otro a Marte; aún así podemos medir de manera precisa y simultánea la posición o momen-
tum del objeto en Marte, con sólo medir la posición o momentum del objeto que se encuentra en la luna.
Aunque el objeto que está en la luna sea modificado por la medición, pero no así el objeto que está en Mar-
te, a menos que se viole la ley de la relatividad y la información se trasmita al objeto en Marte a una veloci-
dad mayor que la de la luz. Al principio, esto no parece tan extraordinario. Sin embargo sus implicaciones
son muy profundas.

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Uno de los postulados fundamentales de la mecánica cuántica es que todos los objetos cuánticos tienen
una distribución probabilística de los estados en que puedan encontrarse, (incluyendo su posición). Hasta
que los observamos, no están en ninguno de esos estados, aunque potencialmente están en todos. Esto es
literalmente verdadero. No es que el objeto cuántico esté en un estado particular y no sabemos cuál es hasta
que lo descubrimos; sino que literalmente, no está en ningún estado hasta que lo observamos. Experimentos
muy complejos han demostrado que esto es verdad (336, 703, 836). Una consecuencia bizarra de esto es
que, los objetos cuánticos pueden ser percibidos cómo ondas o partículas, dependiendo de como los obser-
vemos, pero no las dos cosas a la vez (principio de la complementariedad de Bohr). Por esta razón, algunos
físicos, comenzando por el genio matemático John Von Neuman y el premio Nobel Eugene Wigner (836),
han propuesto que la naturaleza y el comportamiento de un objeto cuántico son determinados por la “con-
ciencia humana”. No hay separación absoluta entre el “observador” y el objeto “observado”. El universo es
holístico, integrado en una sola totalidad, como lo había previsto Spinoza y hoy lo ve David Bohm (62).
Desde 1964, el gran físico, John Stewart Bell, sumamente influenciado por David Bohm, planteó que si
la paradoja E.P.R.B. resultaba cierta, entonces, las variables ocultas que Einstein había estado buscando
eran «no locales» (46, 336). El concepto de «localidad» significa que las cosas están unidas por el tiempo y
el espacio y sujetas a la velocidad de la luz para su interacción. Cuando nos comunicamos por las ondas de
radio, por ejemplo, esto es un fenómeno local que se propaga a la velocidad de la luz, aún si estamos en la
Tierra comunicándonos con un satélite cerca de Urano, como sucedió en 1986. Las interacciones “no-
locales”, pueden ocurrir simultáneamente en vastas distancias, al contrario de la relatividad, que expresa que
la información no puede ser transferida a velocidades mayores que las de la luz. También puede ser posible
que las causas ocurran después de los efectos. La no-localidad es mucho más bizarra, que las variables ocul-
tas sujetas a las leyes de la relatividad, que se imaginaron tanto Einstein como sus antagonistas. Einstein
creía que todas las interacciones eran locales. Bohr y la escuela de Copenhagen resolvieron la paradoja de-
clarando que ambas partículas correlativas serían afectadas instantáneamente por la medición de una de
ellas. Este es un hecho que ha sido demostrado.
Empezando con una serie de experimentos llevados a cabo por Alain Aspect y sus colegas en Francia en
1982 (24, 703), ahora hay evidencia experimental, muy fuerte y objetiva, de que existen variables no-locales
ocultas, que actúan sobre la paradoja E.P.R.B. Estas resultaron “según” la paradoja E.P.R.B. había predi-
cho, pero “no como” la paradoja había predicho. Einstein habría estado más impactado aún por la noción de
variables no-locales ocultas, que lo que estuvo por el no-determinismo básico de la mecánica cuántica.
Aunque, posiblemente no habría estado tan perturbado espiritualmente una vez que hubiese encontrado las
implicaciones de las interacciones no-locales de la mente humana y el universo local. Una mejor manera de
ver las cosas es considerar que tanto Einstein como Bohr estaban en lo correcto y a la vez equivocados. La
mecánica cuántica acertadamente considera al universo como un todo integrado, pero existen variables ocul-
tas no-locales relacionadas con y unidas a la “conciencia humana” que actúan sobre todos los fenómenos
cuánticos.
Una interpretación de la información y hay también otras interpretaciones (336) es que, cuando un obje-
to cuántico, de “un par correlacionado” es observado hay una comunicación instantánea y sincronizada de
la información a cualquiera que observe el segundo objeto cuántico; de esta manera, ambas observaciones
estarían correlacionadas o en caso de que haya un solo observador, su sola observación hace que la onda de
estado probabilística se colapse simultáneamente para todos los objetos correlacionados. En esta forma,
todas las observaciones permanecerán correlacionadas, aun si son llevadas a cabo por un único observador
en diferentes niveles. En otras palabras la comunicación no es solo entre los objetos cuánticos correlaciona-
dos, los cuales están sujetos en sí a las leyes de la relatividad, sino instantáneamente y no localmente (fuera
de nuestro tiempo y espacio) entre los observadores, o potenciales observadores, de los objetos cuánticos.
Este intercambio de información cuántica mente a mente, o entre una mente y todos los objetos cuánticos no
está sujeto a la relatividad, la velocidad de la luz o la causalidad temporal. Es un tipo especial de “telépata”,
que es inconsciente cuando ocurre y funciona únicamente para los fenómenos cuánticos. Las variables ocul-

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tas están en un espacio cuántico especial que incorpora el no espacio de nuestra conciencia individual.
Además, este espacio cuántico existe fuera del tiempo y el espacio de nuestro universo y la transferencia de
información puede ocurrir simultáneamente dentro de este espacio. Cuando esto sucede puede alterar la
realidad objetiva de nuestro universo. Hay un universo infinito de información verdadera fuera de nuestro
tiempo y espacio, el universo continuo que contiene nuestro universo local y que está ligado con la mente
humana. Todos los fenómenos cuánticos se deben al flujo de información del universo cuántico al universo
local. Los corolarios son: (1) un solo pensamiento tiene el poder de cambiar todo el universo físico; (2) el
lenguaje es, en parte, un fenómeno cuántico. Evidencia experimental adicional apoya esta interpretación de
los experimentos E.P.R.B.
Grazyna Gosar y Franz Bludorf en su libro «Vernetzte Intelligenz» (Networked Intelligence: Inteligen-
cia transmitida por la red), explican estas conexiones precisa y claramente. Los autores también citan fuen-
tes presumiendo que en tiempos tempranos la Humanidad, al igual que los animales, estuvo muy
fuertemente conectada a la conciencia grupal y actuaba como grupo. Sin embargo, para desarrollar y expe-
rimentar la individualidad, nosotros los humanos tuvimos que olvidarnos de la hipercomunicación casi por
completo. Ahora que somos bastante estables en nuestra conciencia individual, podemos crear una nueva
forma de conciencia grupal, concretamente una, en la que logremos acceso a toda la información por medio
de nuestro ADN sin ser forzados o estar controlados a distancia respecto a qué hacer con esa información.
Ahora sabemos que así como la Internet, nuestro ADN puede alimentar a la red con la información apropia-
da, puede pedir información a la red y puede establecer contacto con otros participantes de la red. Así puede
explicarse la curación a distancia, la “telepatía” o la «sensibilidad a distancia» acerca del estado de familia-
res, etc.
En adición a esto, hay evidencia de un completo tipo nuevo de medicina en la cual el ADN puede ser in-
fluenciado y reprogramado por palabras y frecuencias sin cortar y reemplazar los genes individuales. Sola-
mente el 10% de nuestro ADN está siendo usado para la construcción de proteínas. Es este subconjunto de
ADN que es de interés de los investigadores occidentales y está siendo examinado y clasificado. El otro
90% es considerado «ADN basura».
Los investigadores Rusos, sin embargo, convencidos de que la naturaleza no es tonta, se unieron a lin-
güistas y genetistas en una aventura para explorar ese 90% del «ADN basura.» Sus resultados, hallazgos y
conclusiones ¡son simplemente revolucionarios!
De acuerdo con estos hallazgos, nuestro ADN no es solamente responsable por la construcción de nues-
tro cuerpo sino que también sirve como almacenamiento y comunicación de datos. Los lingüistas Rusos
encontraron que el código genético, especialmente en la evidente «inutilidad» del 90%, sigue las mismas
reglas de todos nuestros idiomas humanos.
A este fin ellos compararon las reglas de sintaxis (la manera en la cual las palabras se coordinan para
formar frases y oraciones), la semántica (el estudio del significado de los signos del lenguaje) y las reglas
básicas de la gramática. Ellos encontraron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular y
sí tienen reglas fijas justo como nuestros idiomas. Por tanto, los idiomas humanos no aparecieron coinci-
dencialmente sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente.
El biofísico y biólogo molecular Ruso Pjotr Garjajev y sus colegas también exploraron el comporta-
miento vibracional del ADN. En breve la base fundamental fue: «Los cromosomas vivos funcionan justo
como un computador holográfico usando radiación de láser de ADN endógeno» Esto significa que ellos se
las ingeniaron para modular ciertos patrones de frecuencia (sonido) en un rayo como el láser que influyó la
frecuencia del ADN y por tanto la información genética en sí misma. Ya que la estructura básica de los
pares alcalinos del ADN y el idioma (como se explicó antes) es de la misma estructura, no se necesita la
decodificación del ADN. ¡Uno puede simplemente usar palabras y oraciones del idioma humano! ¡Esto,
también, fue probado experimentalmente!

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La sustancia viva de ADN (en tejido vivo, no in vitro) siempre reaccionará a los rayos láser modulados
por el idioma y aún a las ondas de radio, si las frecuencias correctas (sonido) están siendo usadas. Esto
finalmente y científicamente explica el por qué las afirmaciones, la hipnosis y lo equivalente pueden tener
tales fuertes efectos sobre los humanos y sus cuerpos. Es enteramente normal y natural para nuestro ADN
reaccionar al lenguaje.
Evidentemente, el ADN es también un superconductor orgánico que puede trabajar a la temperatura
normal del cuerpo, en forma opuesta a los superconductores artificiales que requieren temperaturas extre-
madamente bajas entre los -200 a los -140ºC para funcionar. En adición a esto, todos los superconductores
son capaces de almacenar luz y por lo tanto información.
Si resumimos los resultados de la investigación de Profesor Popp y la del Profesor Garjajev, entonces
aparece una conexión notable: La luz representa realmente un factor importante en la fuente de alimentación
de nuestra molécula hereditaria, el ADN. Proporciona el funcionamiento sano de todos los procedimientos
en nuestras células.
La “información”, que transferirá vía la luz, es mucho más importante. La molécula de ADN se comuni-
ca de esta manera; con otros organismos o campo morfogenético, lo cual se pudo probar por primera vez
por los investigadores científicos en Rusia.
De esta manera la “información” genética de cada célula puede emplear comparaciones de su condición
real con una condición especificada cada vez y arreglar la regeneración necesaria. Esto puede prevenir o
parar por lo menos enfermedades, además de retrasar el proceso de envejecimiento.
Antiguas cosmovisiones sostienen que no hay nada más que energía, manifestada en diferentes dimen-
siones u octavas vibratorias. De la interacción entre los diferentes campos de energía simultáneamente pre-
sentes en un organismo, nace esa expresión metabólica, fisiológica, emocional o mental que puede
caracterizarlo. Una interacción armónica o coherente es producto de la comunicación fluida entre sus dife-
rentes componentes. La interrupción en las comunicaciones o resonancia vibracional entre las diferentes
expresiones del campo vital, por diferentes causas, origina el estado de desarmonía transitoria que llamamos
enfermedad. Es de este tipo de procesos de flujo de energía – materia, energía, información – de los cuales se
ocupa la Bioenergética.
Toda terapéutica constituye, en última instancia, un intercambio de información con el sistema biológi-
co. Este puede concebirse como un sistema de recepción, procesamiento, análisis, almacenamiento y emi-
sión de información. Entre estímulos mecánicos, químicos, eléctricos o verbales que produzcan un efecto
final medianamente comparable, el común denominador es la información. Con una aspirina, un masaje,
una aguja, un láser, o un consejo, pueden obtenerse, en ocasiones, efectos comparables. El único común
denominador posible en tales eventos es la información y, el resultado terapéutico es establecido por la ca-
pacidad de cada sistema particular para entrar en resonancia con el sistema biológico.
Si la vida es un campo de información, el de la terapéutica puede asimilarse a un campo de información
que entra en resonancia – interfiere – con el campo de la vida. Es tal la capacidad de sostener un diálogo con
el campo energético vital, que puede definir el valor de una terapia.
En el año de 1988 el médico mexicano, Dr. Isaac Goiz Duran descubre “El Par Biomagnético”.
“El concepto de biomagnetismo es un procedimiento de orden físico
que detecta en forma cualitativa e indirecta por medio de imanes naturales
de mediana intensidad, la resonancia vibracional y energética entre las al-
teraciones fundamentales del pH (potencial de hidrógeno) de los órganos
internos del cuerpo humano con polaridad contraria”.

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“El Par Biomagnético” supone la comunicación entre terapeuta y célu-
las corporales, que debido a su capacidad de dar respuestas comunitarias
internas, y a su noción de equilibrio y desequilibrio, permiten determinar a
través de un diálogo binario de extensión-contracción del hemicuerpo de-
recho, la región biomagnética que se encuentra en estado disfuncional y
que ha sido invadida por elementos patógenos.
A partir de esto, los campos irregulares pueden modificarse por medio
de cargas magnéticas, para así restablecer el equilibrio tanto biofísico (fre-
cuencias celulares) como bioquímico (pH. neurotransmisores, hormonas,
neuroreguladores y enzimas).
A la fecha 2005, se han descubierto e identificado plenamente alrededor de 250 pares biomagnéticos en-
tre regulares, especiales, disfuncionales, reservorios y psicoemocionales, que a su vez identifican energéti-
camente al mismo número de patologías de los organismos humanos.
En la actualidad ya es común la curación a distancia en función de «El Par Bioenergético», detectando
mentalmente los fenómenos de polarización bioenergética y simultáneamente despolarizándolos.
En resumen podemos definirlos juntos al “Biomagnetismo” y a la “Bioenergética” como “El arte de pre-
guntar y de ordenar”.
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