La información detallada sobre la genética de las personas y sus factores de riesgo ambientales no cambia la predicción de su riesgo de enfermedad, según resultados de un nuevo estudio.
Los investigadores, de la Facultad de Salud de la Universidad de Harvard, dijeron que se necesita mucho más antes de que la información sobre las variantes genéticas de los pacientes pueda ayudar a los médicos a prevenir o a tratar ciertas afecciones.
«En general, nuestros hallazgos sugieren que habrá que comprender la complejidad de los factores genéticos y ambientales relacionados con la enfermedad a una escala mucho mayor de lo que se esperaba antes para que resulten útiles en la predicción del riesgo de enfermedad», señaló en un comunicado de prensa el autor del estudio Hugues Aschard, investigador del departamento de epidemiología. «Es probable que el camino de una predicción eficaz del riesgo genético, si existe, sea largo».
Los investigadores examinaron si la predicción del riesgo de enfermedad para el cáncer de mama, la diabetes tipo 2 y la artritis reumatoide mejoraría o no si se considerasen los factores de riesgo ambientales junto con el riesgo genético. Los autores llamaron a la interacción de factores ambientales y genéticos un «efecto sinérgico».
Simularon una amplia variedad de interacciones posibles entre los factores de riesgo ambientales y los marcadores genéticos de riesgo comunes relacionados con las tres enfermedades mencionadas, para determinar si ese modelo simulado mejoraría la predicción del riesgo.
Sin embargo, esos modelos de enfermedad no mostraron una mejora sustancial en la predicción del riesgo, y los investigadores concluyeron que con este método, la sensibilidad de la predicción del riesgo no mejoraría en más de 1-3 por ciento.
Peter Kraft, autor principal del estudio añadió que «para la mayoría de personas, el consejo del médico será exactamente igual antes de ver una prueba genética para una enfermedad particular que después «.
Hace unos años la medicina oficial nos quiso vender la visión mecanicista y materialista de que la investigación del genoma iba a ser la panacea para casi todo. Ahora se dan cuenta de que no, de que no predice casi nada.
Antes nos decían que morimos con los mismos genes con los que nacemos. Ahora se dan cada vez más cuenta, especialmente gracias a los estudios de Epigenética, de que la mente humana, la voluntad y el libre albedrío tienen, junto a factores ambientales y otros, un gran poder de moldear y cambiar nuestros genes Y LOS DE GENERACIONES FUTURAS.
Nuestros genes influyen en nuestra personalidad, pero nuestra forma de vivir y actuar TAMBIÉN INFLUYEN SOBRE NUESTROS GENES.
Otro ejemplo más de que la «ciencia» oficial se da cada vez más cuenta de lo que tradiciones milenarias vienen sosteniendo.
¿Hasta cuándo vamos a aceptar sin más como borregos lo que nos venden, simplemente porque nos lo dice gente «científica»?
¿Cuándo se va a abrir un debate de verdad sobre lo que debe ser considerado «científico» y no?