Una excepcional ayuda para controlar el sobrepeso GARCINIA CAMBOGIA, UN POTENTE «QUEMAGRASAS» NATURAL La Garcinia Cambogia es una planta procedente de la India especialmente valorada por los científicos por ser muy rica en un elemento poco frecuente entre las especies vegetales y que presenta interesantes propiedades terapéuticas. Esta peculiar sustancia es el Ácido Hidroxicítrico que no sólo ha demostrado ser efectivo para saciar el apetito y limitar la ingesta de alimentos sino que además inhibe la lipogénesis -proceso por el cual el cuerpo produce y almacena ácidos grasos y colesterol- y es uno de los «quemagrasas» naturales más potentes que se conocen. Además, a diferencia de otros supresores sintéticos del apetito, no actúa sobre el cerebro ni el sistema nervioso central sino sobre el hígado por lo que no provoca los efectos secundarios que sí se achacan a aquéllos -nerviosismo, taquicardia, depresión, insomnio, etc.- ni produce efecto rebote cuando deja de tomarse. De ahí que para muchos profesionales de la salud el extracto de esta planta -en forma de cápsulas o de líquido- sea un remedio natural de elección para ayudar a controlar el sobrepeso y prevenir problemas cardiovasculares. Garcinia es el nombre de un género de árboles y arbustos que pueden encontrase en Asia, el sur de África y la Polinesia aunque la especie Cambogia, especialmente valorada porque sus frutos se emplean para preparar el curry, sólo se produce al sur de la India, en los bosques perennes del Western Ghats. Externamente el fruto de la Garcinia Cambogia parece una pequeña calabaza amarillenta -de la que se utilizan la pulpa y, sobre todo, la corteza- con la que se obtiene un extracto muy interesante desde el punto de vista terapéutico ya que ha demostrado ser eficaz para aminorar el apetito y limitar la ingesta de alimentos, inhibir el proceso por el que el cuerpo produce y almacena grasas no deseadas y eliminar las que ya se han depositado en los adipocitos. ¿El secreto? Una sustancia: el Ácido Hidroxicítrico. Hablamos de un derivado del ácido cítrico que se encuentra en muy pocas especies vegetales y que convierte a la Garcinia Cambogia en uno de los más potentes «quemagrasas» que se conocen. Huelga decir que si a la combinación de estas propiedades sumamos que su ingesta no produce los considerables efectos secundarios que sí generan la mayoría de fármacos sintéticos comercializados para lo mismo esta planta supone un excepcional remedio natural para controlar el sobrepeso y las hiperlipidemias y así prevenir problemas vasculares. Por tanto, resulta especialmente interesante para los habitantes de sociedades como la nuestra en las que las deficiencias de calidad de los alimentos, el escaso control de la dieta y el insano estilo de vida disparan año tras año las estadísticas de personas con sobrepeso o aquejadas de dolencias cardiovasculares más o menos graves. Un riesgo innecesario que se puede prevenir cuidando nuestros hábitos alimentarios y, si es preciso, echándole una mano al cuerpo con productos naturales como éste al que hoy dedicamos nuestras páginas. UN ELEMENTO POCO HABITUAL Aunque sus usos terapéuticos no están recogidos en los libros de la Medicina Ayurvédica lo cierto es que en los últimos cincuenta años se han llevado a cabo numerosos estudios científicos sobre la Garcinia Cambogia para intentar esclarecer porqué los campesinos indios la utilizan con éxito -generación tras generación y desde tiempos inmemoriales- para tratar diversas dolencias. Se tiene constancia, por ejemplo, de que la emplean para tratar problemas de encías quizás sin saber que su eficacia en ese sentido se debe a sus propiedades astringentes y antibióticas. También la administran en forma de té para aliviar dolencias estomacales e intestinales. Y para problemas de digestión. Y para tratar el reumatismo. Pues bien, gracias a los últimos estudios se ha constatado que la clave de la eficacia de esta planta está en su composición. En primer lugar, el extracto desecado de la corteza de sus frutos contiene antocianósidos, unos pigmentos hidrosolubles que protegen los capilares sanguíneos además de tener efectos antisépticos y antiinflamatorios. También contiene goma guta, conocida por sus virtudes purgantes. Y taninos, de conocido efecto digestivo, astringente, antiséptico y antibacteriano. Pero su elemento más preciado -tanto por sus propiedades como por lo inusual de su presencia en especies vegetales- es el Ácido Hidroxicítrico al que se atribuyen las ya mencionadas propiedades para suprimir el apetito, provocar sensación de saciedad y evitar que se almacenen en el cuerpo ácidos grasos y colesterol así como para quemar los lípidos ya depositados en los adipocitos. ¿Y qué es lo que hace a este ácido tan peculiar? Pues los procesos enzimáticos que logra inhibir en el interior del cuerpo. INHIBE LA SÍNTESIS DE LOS LÍPIDOS Fue en 1965 cuando Yevette S. Lewis -un investigador norteamericano del Laboratorio Nacional de Argonne (Illinois, EEUU)- y S. Neelakantan -un científico indio de la Academia India de Ciencias- lograron aislar por primera vez el Ácido Hidroxicítrico de la corteza de los frutos de la Garcinia Cambogia. Varios años después un grupo de investigadores de la Universidad de Brandeis (Estados Unidos) y de los Laboratorios Hoffman La Roche (Suiza) descubrirían por su parte que la síntesis de los lípidos se bloquea cuando la enzima Adenosinatrifosfatocitratato Liasa (ATP-Citrato Liasa) que participa en la transformación de los hidratos de carbono en grasa es inhibida. Y eso es precisamente lo que hace el Ácido Hidroxicítrico. En otras palabras, ese ácido impide la biosíntesis de grasas en el cuerpo. ¿Y cómo? Lo explicamo cuando la ingesta de calorías procedentes de los hidratos de carbono excede la energía que necesita el organismo ese exceso es convertido en glucógeno para, a continuación, almacenarlo como depósito de energía de uso rápido en el hígado y, sobre todo, en los músculos. Y cuando la cantidad de glucógeno almacenada es ya suficiente el hígado manda un mensaje al cerebro -por medio del nervio valgus- para decirle que ya es suficiente y así hacernos sentir «llenos». Ahora bien, cuando la dieta es excesivamente rica en hidratos de carbono simples si desoímos ese mensaje el excedente se convierte en Acetil Coenzima A (el bloque de construcción básico para la síntesis de ácidos grasos) en un proceso en el que interviene la ATP-Citrato Liasa. Y, a su vez, la Acetil Coenzima A es transformada en lípidos que se almacenan en las células grasas de todo el cuerpo pudiendo obstruir los capilares sanguíneos y poniendo en riesgo la salud. ¿Y qué papel juega en este proceso el Ácido Hidroxicítrico? Pues lo que hace es precisamente inhibir la enzima ATP-Citrato Liasa con lo que se reduce de forma importante la producción de acetil coenzima A y, por ende, la formación y acumulación de ácidos grasos en el cuerpo. Es más, en lugar de eso se estimulan los glucorreceptores hepáticos y se sintetiza y almacena en el hígado una mayor cantidad de glucógeno lo que amplifica la señal de saciedad en el cerebro. De hecho durante las pruebas en el laboratorio con ratas los investigadores observaron que el grupo de roedores al que se administró el ácido se saciaba antes consumiendo menos alimento que el grupo de control. Descubriendo, como decíamos, que ello se debe a que el Ácido Hidroxicítrico duplica la velocidad de la glucogénesis y, por tanto, la sensación de saciedad. Además constataron que los animales que tomaron esa sustancia dejaron de ganar peso gracias a que no acumularon tanta grasa en sus cuerpos. Al cabo de casi tres meses los expertos comprobaron con asombro que con una mera reducción de alimento de un 4% los animales tratados habían ganado casi un 80% menos de peso que el grupo de control. Y también constataron que en presencia de Ácido Hidroxicítrico la reducida disponibilidad de Acetil Coenzima A y otras sustancias inhibidas por el ácido acelera el proceso de quema de grasas en el hígado. Y es tal la importancia de esta propiedad que muchos expertos afirman que el valor terapéutico principal de esta sustancia -y, por tanto, de la Garcinia Cambogia que es la especie vegetal que la posee en cantidades importantes- es su capacidad para acelerar la quema de grasa acumulada y no tanto la de bloquear la formación de grasa nueva. Y lo logra aumentando la temperatura del cuerpo -fenómeno que se conoce como «termogénesis»- ayudando con ello a los metabolismos lentos. Cabe aclarar, en todo caso, que así como existen numerosos ensayos con animales que demuestran que la Garcinia Cambogia favorece la pérdida de peso no hay tanta literatura científica referida a pruebas en humanos. De hecho los resultados son aún contradictorios pues mientras unos investigadores obtienen datos sorprendentes otros informan sólo de ligeras pérdidas de peso y además en algunos sujetos del estudio, no en todos. Algo que resulta paradójico ya que ambos grupos de investigadores asumen y afirman que el extracto de esta planta resulta indudablemente efectivo para inhibir la síntesis de grasas y procurar una rápida sensación de saciedad. SIN EFECTOS SECUNDARIOS Terminamos recordando que además de por las propiedades mencionadas -y otras que recogemos en el recuadro adjunto- la Garcinia Cambogia es diferente a otros supresores sintéticos del apetito porque sólo actúa a nivel hepático (aumentando en él la producción y almacenamiento de glucógeno que propicie una más rápida sensación de saciedad), no atraviesa la barrera hematoencefálica y, por tanto, no penetra en el cerebro y no afecta al sistema nervioso central. Es además eficaz aunque se tome durante largo tiempo. Sin provocar los efectos secundarios que generan los fármacos sintéticos y que van desde la depresión, al nerviosismo, el insomnio, la hipertensión arterial o la taquicardia. Ni produce efecto rebote cuando deja de tomarse. Sepa, por último, que a dosis normales la Garcinia Cambogia no provoca reacciones indeseadas; ni siquiera leves. Así que si se decide a tomarla -ya sea en forma de cápsulas o de gotas- lo adecuado es que ingiera la Garcinia Cambogia entre 30 y 60 minutos antes de las principales comidas con un gran vaso de agua. Obviamente los efectos del Ácido Hidroxicítrico se potenciarán -y los resultados se apreciarán de forma más rápida- si opta además por una forma de alimentación baja en grasas y si lo combina con cromo u otros reguladores de la insulina. En suma, un remedio natural para saciar el apetito antes de cometer excesos o para ayudar al organismo cuando esos excesos ya se reflejan en el volumen de nuestro cuerpo. En todo caso, una herramienta natural, efectiva e inocua que puede prevenir numerosas dolencias y contribuir a mantener nuestra buena salud. Laura Jimeno
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