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Enfermedad ciliaca y Cándida Albicans

Enfermedad ciliaca y Cándida Albicans

Tere  Querida Valeria:Te recomiendo revisar minuciosamente todas las enterobacterias  y la càndida incluyendo micelio intestinal, gardia L; otros trastornos, incluyendo la giardisis y el esprue tropical, producen alteraciones en la morfología de las vellosidades del intestino delgado ha continuaciòn te comparto algo sobre la enfermedad ciliaca: El equipo del CSIC, dirigido por la investigadora Yolanda Sanz, y en el que han participado investigadores del Instituto de Biología y Genética Molecular, centro mixto del CSIC y de la Universidad e Valladolid, ha demostrado, por primera vez, la relación entre la microflora intestinal y la enfermedad celíaca. El hallazgo, publicado en la revista GUT, sienta las bases para el desarrollo de futuras estrategias de intervención nutricional que contribuyan a restablecer el equilibrio intestinal del paciente celiaco y a mejorar su calidad de vida. En los análisis microbiológicos realizados, se ha demostrado que la microflora del intestino de los celiacos presenta una mayor concentración de bacterias potencialmente perjudiciales, bacteriosas y enterobacterias, y una reducción de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias. "El restablecimiento de la composición de la microflora intestinal tras la dieta sin gluten tan sólo es parcial, lo que demuestra que las alteraciones microbiológicas no son sólo una consecuencia secundaria del proceso inflamatorio asociado a la fase activa de la enfermedad", afirma la investigadora. Además, se han identificado factores de virulencia en enterobacterias que colonizan el intestino de los pacientes celiacos, que sugieren su participación en el proceso de patogénesis de la enfermedad celiaca, lo que se puede sumar a los efectos tóxicos del gluten. Sobre crecimiento intestinal del hongo Cándida Albicans en la Enfermedad Celiaca La frecuencia del sobrecrecimiento intestinal de la cándida albicans es mayor en personas con enfermedad celíaca. De hecho, la infección por este organismo común llamado también comúnmente como Cándida, parece ser un desencadenante en el comienzo de la enfermedad celíaca (1). La cándida es una levadura, un tipo incipiente de hongo, capaz de fermentar carbohidratos. Albicans identifica a esta levadura en particular de muchas otras. La Cándida albicans generalmente mantiene una pequeña presencia en nuestro tracto intestinal, a menos que las condiciones cambien para favorecer su crecimiento. Puede desarrollarse e invadir si el revestimiento intestinal se encuentra inflamado o dañado, la composición de la flora normal llega a alterarse, las defensas inmunes llegan a disminuir o la desnutrición reduce nuestra salud. La infección por Cándida albicans está caracterizada por la presencia de manchas blancas superficiales e irregulares con una base roja. La invasión a través del torrente sanguíneo es posible y puede ser mortal. La Cándida albicans contiene secuencias de aminoácidos compartiendo una proteína llamada proteína de pared hifa 1 (HWP1) que son idénticos, o similares, a la conocida y relacionada con la enfermedad celíaca alpha gliadina y gamma-gliadina, epítopes de las células T. Los epítopes de las células T de gliadina son moléculas del gluten de trigo que activan la formación de anticuerpos en la enfermedad celíaca. La secuencia de los aminoácidos en la Cándida albicans es un sustrato de transglutaminasa como la gliadina, y es usada por la Cándida albicans para adherirse al revestimiento intestinal. Además, los componentes de la transaminasa tisular y el endomisio pueden llegar a convertirse covalentemente ligados a la levadura. Posteriormente, la Cándida albicans podría funcionar para estimular la formación de anticuerpos contra HWP1 y gluten y formar anticuerpos autoreactivos contra la transglutaminasa tisular y endomisio. ¿Qué hace que la Cándida albicans comience a proliferar? La inflamación del revestimiento intestinal, alteración de la flora normal, baja resistencia a la infección y desnutrición son factores que contribuyen a establecer condiciones favorables para la infección por cándida. La inflamación local, que daña la superficie protectora de las células, proporciona una oportunidad para la enfermedad provocando que los organismos se adhieran al revestimiento. Piense en una herida infectada. La interrupción de la flora normal, llamada disbiosis, reduciendo las colonias y población de bacterias benéficas, permite un espacio para que crezcan las colonias de levadura. Normalmente, las colonias de bacterias benéficas cubren la superficie intestinal, excluyendo organismos productores de enfermedad como las levaduras. De esta manera, aunque la levadura está presente, se mantiene a un mínimo. Los estudios muestran, sin embargo, que la disbiosis existe en los celíacos independientemente de la dieta libre de gluten de manera que los celíacos están con un riesgo mayor para la pérdida y/o alteración del balande de la flora. Tratamientos médicos como los antibióticos que matan la flora como efecto secundario pueden tener un efecto más pronunciado en la flora de los celíacos que en no celíacos. Una baja resistencia a la infección, por eliminación de las defensas naturales, permite a las levaduras afianzarse y multiplicarse más libremente. El ácido del estómago es la primera línea de defensa contra la ingestión de organismos como la levadura. Un bajo contenido de ácido es común en la enfermedad celíaca y no puede matar correctamente la levadura para prevenir que pase al intestino. Una falta de nutrientes adecuados disminuye o incapacita la resistencia del revestimiento a la infección. Una baja función del bazo, también común en la enfermedad celíaca, puede ocasionar una inadecuada producción de anticuerpos y leucocitos para combatir la infección. La desnutrición, por privar de nutrientes a nuestras células, alienta la infección. Las proteínas se necesitan para la regeneración y reparación de tejidos y para producir enzimas necesarias para digerir y metabolizar apropiadamente los alimentos. El hierro, zinc, cobre, vitamina C y riboflavina son necesarios para una adecuada formación de las células de la sangre y la actividad necesaria para combatir la infección. La vitamina D, selenio y ácidos grasos omega-3 también juegan un papel en la inmunidad, mientras que la vitamina A y la niacina son necesarias para la integridad del revestimiento intestinal por sí mismo. La invasión del torrente sanguíneo por la Cándida albicans a través del revestimiento intestinal se ve favorecida por el trastorno de la permeabilidad intestinal o intestino permeable, una parte de la enfermedad celíaca. ¿Cuáles son los síntomas del crecimiento excesivo de la Cándida? No es fácil identificar la sobrepoblación de la Cándida albicans en el intestino. La proliferación de la cándida al parecer causa antojos por el azúcar y almidón porque los carbohidratos son el alimento de las levaduras. La fermentación de los carbohidratos producida por las levaduras causa distensión abdominal por la rápida producción de gas por la levadura. Se producen diarrea o estreñimiento, dolor abdominal y posible intolerancia a los alimentos. Si la levadura invade el torrente circulatorio se manifiestan fatiga, ansiedad, irritabilidad, depresión, dificultad para concentrarse y letargo. lo cual puede llegar a ser extremo y potencialmente mortal  Tere

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