No, mis queridos compañeros de vuelo, por suerte no tengo dolor de espalda ni he pasado por el infierno aún, es solo eso, un microcuento, quiero decir un texto de ficción, pero que illustra de manera elocuente cómo alguien puede verse inmerso en el absurdo a partir de un hecho simple. Kafka no ha muerto, amigos. El año pasado, en un diario de Quito se publicó un extenso reportaje. Según una investigación del propio ministerio de salud del Ecuador, solo el 10% de los diagnósticos eran acertados. En el reportaje se hablaba, además, de gente que había pasado por lo que llamaban "el tour del dolor", esto es, una larga cadena de visitas a diferentes médicos que no daban pie con bola y que los llevaba a un estado cada vez más agudo de la enfermedad, hasta que por fin alguno acertaba, cuando acertaba, porque la mayoría seguía igual o peor. Sé bien que no sucede solo en Ecuador y que hemos recibido en consulta muchos casos que ilustran bastante bien este drama, por eso, quise escribir un microcuento que ilustrara estos aspectos verdaderamente tenebrosos de la medicina oficial (que también tiene su lado amable). Como decía una compañera, es una historia como para pegar en la pared de la consulta. Seguro que más de un paciente se sentirá identificado. Qué bueno que hay una alternativa como el biomagnetismo y otras disciplinas complementarias. Les mando un abrazo y que Dios nos siga bendiciendo. Edgar
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