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Biomagnetismo Mercurio y plomo

Biomagnetismo Mercurio y plomo

Mercurio y plomo   ¿Quieren saber algo acerca de los desaguisados que pueden  producir en la salud y el comportamiento humanos estos dos "delincuentes" químicos?   Al margen de las enfermedades más claramente asociadas a la intoxicación crónica con metales pesados –tales como el saturnismo con el plomo o el hidrargirismo con el mercurio- son muchos otros y muy diversos los males que la literatura científica ha descrito. Entre ellas alteraciones genéticas, daños reproductivos o cáncer, por no hablar de graves daños sobre el sistema nervioso y el inmunológico. No tenemos espacio para extendernos demasiado acerca de otros metales como puedan ser el cadmio o el arsénico, pero en cualquier caso también nos referimos a ellos en diferentes apartados fuera de este artículo. Centrémonos pues en los dos metales pesados que más han dado que hablar: el mercurio y el plomo. Lo que sigue no pretende ser exhaustivo, sino aportar álgunos datos interesantes.   MERCURIO   Uno de los metales pesados de los que más se ha hablado a consecuencia de su problemática ambiental y de salud pública ha sido el mercurio ( 1 ). Ha sido usado profusamente para las más diversas aplicaciones que van desde baterías a amalgamas dentales (a consecuencia de esto último se han denunciado muchos problemas, e incluso hay asociaciones de afectados (2), pasando por plaguicidas , barómetros, termómetros, desinfectantes, luminotecnia, e incluso como parte integrante de la composición de vacunas (3). La cantidad de este metal pesado que hay hoy diseminada sobre la superficie de la tierra es el triple la que existía antes de la Revolución Industrial, a consecuencia de sus vertidos y emisiones que proceden de fuentes tan diversas como, por ejemplo, las centrales térmicas de carbón o algunas industrias fabricantes de plásticos.   Las emisiones de este elemento parecen haberse ido frenando algo en el mundo desarrollado, pero están creciendo en los países en desarrollo. Se trata de un metal pesado muy persistente en el medio y que, tras una serie de reacciones, puede integrarse en las cadenas alimentarias (4). A pesar de la preocupante situación causada por este metal pesado la actuación de los gobiernos deja mucho que desear. Sin ir más lejos, tenemos el ejemplo del Gobierno español. A pesar de la existencia de una directiva europea de 1996 que establecía que en el año 2007 industrias como la cloroalcalina, dejasen de utilizar el mercurio en sus procesos, el Ministerio de Medio Ambiente llegó a un acuerdo con las empresas para que el año en el que se materializase tal prohibición fuese nada menos que el 2020. Trece años más de contaminación con mercurio y eso si se cumple. La industria a la que nos referimos emplea celdas de mercurio para producir cloro necesario en la industria de los plásticos. A pesar de que existan alternativas como las membranas de celdas electrolíticas, la industria no quiere apresurarse en adoptarlas. Como tantas otras veces, los criterios de beneficio prevalecen frente a los de la salud pública (5).   MERCURIO EN EL PESCADO   Uno de los procesos tóxicos más estudiados y al que se atribuyen tales efectos que por si solos deberían haber bastado para impulsar poderosas acciones por parte de la comunidad internacional, es el que tiene que ver con el mercurio, cuyos efectos tóxicos se hicieron célebres especialmente tras los sucesos de la Bahía de Minamata en Japón, donde centenares de pescadores murieron tras ingerir pescado contaminado. Precisamente su notable acumulación en algunas especies de peces explotadas comercialmente , es una de las cosas que más inquietan, llegando a considerarse este tema como una seria amenaza sanitaria mundial (6). Diversos países europeos ,como sucede en otras zonas del mundo, han detectado altos niveles de mercurio en 11 especies de peces marinos de consumo habitua (7). Uno de los artículos científicos más recientes sobre este tema es el que publicaron los científicos Corbet y Poon en la Medical Journal of Australia y que se refería a lo sucedido a tres niños de origen chino que vivían en Sydney. Su familia comía pescado al menos cinco veces a la semana, y a esos niños se les había alimentado con mucho pescado desde el destete. Singularmente con especies que se sabe que acumulan mucho mercurio como el salmón. Padres e hijos tenían altos niveles de mercurio en sangre, orina y pelo. El propio padre acabaría siendo diagnosticado de una intoxicación por mercurio (se quejaba de alergias, dolores abdominales, etc.). Los niños manifestaron una serie de problemas neurológicos , entre ellos una mayor agresividad. Uno de ellos, de casi 3 años de edad, presentaba retraso en el habla y síntomas de autismo (del que después sería efectivamente diagnosticado) y otro mostraba un gran retraso en el desarrollo desde que nació. El citado es un caso más o menos puntual. No obstante, por ser un caso extremo, sirve para que se vea más claramente lo que de una forma más diluida –como han reportado también estudios más extensos, como algunos epidemiológicos- puede estar sucediendo en sectores de población muy amplios que a lo mejor no comen tanto pescado pero si que se ven expuestos a sus contaminantes en diferentes grados. Hoy no cabe duda de que la acumulación de mercurio en el pescado es una seria amenaza sanitaria y las administraciones de países como Estados Unidos o el Reino Unido, entre otros, hacen campañas para establecer máximos semanales de ingesta para sectores de población vulnerables como las embarazadas. Sin embargo, en países como pueda ser España, por ejemplo, la mayor parte de la población no tiene siquiera la más remota idea de estas cosas y cuando muchos médicos dan consejos nutricionales sobre lo que es saludable o no, no suelen decir ni una palabra de estos temas. Suelen hablar de las ventajas del pescado y de los tipos de grasas cardiosaludables que contienen, pero es raro que adviertan de lo que hoy sabe la ciencia sobre sus contenidos no sólo de mercurio sino de otros tóxicos, como puedan ser los retardantes de llama bromados ,compuestos organoestánnicos, el hexaclorobenceno , naftalenos policlorados, dioxinas o los PCBs, por ejemplo. Científicos como Corbet y Poon , y tan sólo teniendo en cuenta el tema del mercurio, advierten que los beneficios que se atribuyen a la ingesta de pescado pueden ser contrarrestados sobradamente por estas cosas, si no se adoptan medidas preventivas sobre la cuestión. Es un ejemplo inmejorable de lo que decímos en el capítulo sobre el cáncer, acerca de la inadecuada consideración sanitaria de los contenidos de tóxicos en los alimentos y que también es aplicable aquí. Las organizaciones ecologistas, que cumplen un importante papel de concienciación, se han mostrado muy preocupadas por esta cuestíon ( 8 ) En relación al pescado, en concreto, hay algunos instrumentos utilizables, como el programa Ribepeix ( 9 ) que nos pueden permitir conocer los niveles de tóxicos de diferentes especies de pescado ,por ejemplo. De ése modo , podremos ajustar las cantidades de cada especie que podemos ingerir, siendo conscientes de las cantidades de tóxicos ingeridos que ello puede representar. No se trata necesariamente de evitar la ingesta de este tipo de alimentos, sino de establecer unas cantidades que minimicen el ingreso de contaminantes. Aunque aún muchos de nosotros no estemos familiarizados con este tipo de cuidados, deberíamos controlarlo del mismo modo que se hace actualmente con la ingestión de azúcares refinados o con los alimentos con un exceso de tipos de grasas no saludables, en incluso con la ingesta de calorías que a muchas mujeres trae de cabeza. Cuando se presentó el programa Ribepeix que llevan adelante personas como Josep Lluis Domingo, catedrático de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad Rovira i Virgili de Reus (Tarragona) o Joan María Llobet catedrático de Toxicología de la Universidad de Barcelona., con apoyo de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria se dieron unos datos muy interesantes acerca de los tóxicos que se habían detectado en 14 especies de pescado y marisco comunes. Por ejemplo el mercurio que había en el pez espada y el atún, y los PCBs o hexaclorobenceno que había en otras especies de pescado. El programa se hace a imagen de otros semejantes que se aplican en otros países como Estados Unidos o el Reino Unido, poniendo una especial atención en sectores de población sensibles como las mujeres embarazadas, intentando que limitasen el consumo de algunas especies a un máximo semanal y ,en algunos casos , que se abstuviesen de ingerir algunas especies. Sin embargo, a pesar de lo serias y rigurosas que son algunas advertencias una buena parte de la población está absolutamente desinformada acerca de estas cosas. Eso sí, de vez en cuando, sí que se nos bombardea con alertas sanitarias de mucha menor trascendencia, en especial cuando suceden en países remotos como China. Mi consejo, querido lector, es que utilices instrumentos como el programa Ribepeix y no esperes a que ningún bombardeo de los medios de comunicación venga a decirte lo que es importante y lo que no. A pesar de la conciencia existente sobre el indiscutible peligro de esta sustancia , sigue existiendo una notable polución por la misma . Pocas veces , no obstante, se habla de ello en la prensa ,como sucedió por ejemplo con la contaminación por mercurio que se dio en 2002 en el agua potable de 40 municipios de Tarragona , que la Generalitat de Cataluña achacó a la industria química Ercros situada en el pueblo de Flix o lo que se sucedió en la provincia de Huesca cuando se registraron una gran cantidad de daños en los hígados de los peces a consecuencia de los vertidos de una industria cloroalcalina ( 10 ) Entre los delitos atribuibles al mercurio están sus efectos nocivos sobre los fetos, los recién nacidos y los niños (daños en el desarrollo cerebral, por ejemplo), aparte de posibles efectos sobre riesgos cardiacos en adultos, así como daños en el sistema inmunológico y reproductivo. Tampoco conviene olvidar las investigaciones científicas que lo vinculan a dolencias tan dispares como el autismo ( 11 ) , el Alzheimer o la diabetes. Diversos estudios asocian enfermedades como el autismo a metales pesados como el mercurio. En ese sentido cabe citar algunas investigaciones llevadas a cabo por la Universidad de Texas en los Estados Unidos sobre la incidencia de la enfermedad en zonas contaminadas. También en éste país se ha estudiado algunas formas peculiares de exposición a éste metal, como puede haber sido la utilización del tiomersal ,compuesto conservante con mercurio añadido a muchas vacunas, y su posible asociación a un incremento de los casos de autismo.   PLOMO Otro metal pesado que ha generado gran preocupación internacional ha sido el plomo que ha sido liberado desde los carburantes, las emisiones industriales ,tuberías, pinturas, soldaduras, cables, recubrimiento de envases,… Uno de  los más  célebres intoxicados por plomo: Beethoven   El plomo es uno de los delincuentes químicos mejor identificados y sobre los que más se ha actuado en diversos países. Todo pese a que durante décadas la industria y los poderes políticos que la industria controlaba, a pesar de la existencia de una monumental evidencia científica, se aliaron para conseguir que hubiese una demora de décadas en la adopción de medidas. Se basaban en unos pocos informes , frecuentemente pagados por la industria, y sin ningún rigor , cuya importancia se sobredimensionaba a la par que se minusvaloraba la de la ingente cantidad de investigaciones que alertaban del riesgo. Hoy, como decía, se han acometido algunas medidas. No obstante sigue siendo una amenaza real que está muy lejos de haber desaparecido, pese a la mejoría apreciada en algunas zonas del planeta. En 2004 la Organización Mundial de la Salud advertía del riesgo que este metal pesado representa para al menos 120 millones de personas, en especial para los niños, a cuyo desarrollo mental puede afectar gravemente. La investigación sobre los efectos neurológicos de este metal pesado sobre la infancia, han arrojado algunos resultados sorprendentes, al haberse visto que puede propiciar cosas tales como la agresividad e incluso , por mucho que te sorprenda, lector, las conductas delictivas. Curiosamente , se trata de un delincuente químico que puede generar delincuencia.   EL PLOMO: UN DELINCUENTE QUÍMICO QUE PUEDE CAUSAR DELINCUENCIA El plomo es una de las sustancias más conflictivas para los niños de entre cuantas se han estudiado. Sobre ella se han realizado investigaciones realmente interesantes. Una de ellas, publicada por la revista Environmental Research y realizada por diversas instituciones como la Organización Mundial de la Salud , la Facultad de Medicina Mount Sinaí de Nueva York (EE.UU) , la Universidad de Gales (R.U) o ,entre otras, el Hospital Universitario la Princesa (España), atribuía a la presencia de altos contenidos de plomo en la sangre que se registraban en 4 de cada 10 niños nada menos que un 13% de los casos de retraso mental infantil leve. El coordinador para España del estudio anterior era el psiquiatra José Luis Ayuso, que comentaba que además de retraso, también se había asociado esa sustancia a problemas renales y de desarrollo, déficit de atención, hiperactividad e irritabilidad en los niños. Existen las más diversas investigaciones que prueban estas cosas, como la que publicase en 2006 la revista Environmental Health Perspectives, que mostraba como la presencia de altos niveles de plomo en la sangre estaban significativamente asociadas con el déficit de atención con hiperactividad en los niños ( 12 ) Pero lo que los estudios científicos muestran es todavía mucho más sorprendente. Por ejemplo el que, en Pensilvania (Estados Unidos) realizaron investigadores de la Universidad de Pittsburg, como el psiquiatra Herbert Needleman. Los científicos midieron los niveles de plomo que tenían 339 estudiantes. 145 de ellos no habían dado especiales problemas. Los otros 194 eran jovenzuelos que no tenían ese historial, sino que habían sido acusados de cometer algunos pequeños actos delictivos (13). Lo llamativo es que cuando se compararon los niveles de plomo que tenían unos y otros se vio que los jóvenes conflictivos tenían 11 ppm de plomo , y los otros sólo 1, 5 ppm (14). Y los hallazgos estaban al margen de si los chicos eran blancos o negros, por ejemplo. En un estudio diferente, publicado en la prestigiosa Journal of the American Medical Association (JAMA), el propio Neddleman había observado una relación entre la agresividad y los niveles de plomo en los huesos de 800 niños de Pittsburg ( 15 ). Sobre este particular se han desarrollado otras investigaciones, confirmando el mismo tipo de cosas. Pero uno de los estudios más interesantes al respecto, es acaso el realizado por científicos del Centro de Salud Ambiental Infantil de la Universidad de Cincinnati, en Ohio, que establecía que había una relación entre las concentraciones de plomo prenatales e infantiles con la comisión de actos criminales cuando esos niños llegaban a ser adultos jóvenes (16). Consideraban que la exposición temprana al plomo era un factor de riesgo para el desarrollo posterior de una conducta anti social. La investigación se basaba en datos tomados a lo largo de 30 años. Entre 1979 y 1984 un estudio sobre el plomo en la ciudad de Cincinnati (Cincinati Lead Study) había tomado muestras de sangre de centenares de mujeres embarazadas que vivían en casas viejas contaminadas por el plomo de las pinturas y demás. También se medirían regularmente los niveles de plomo en la sangre de los niños una vez estos nacieron a lo largo de una serie de años. Finalmente se recabaron datos en los órganos judiciales acerca de cuantos de estos niños, después de haber alcanzado los 18 años de edad (y hasta octubre de 2005) habían sido detenidos en alguna ocasión. Los investigadores encontraron que aquellos que habían sido más expuestos al plomo antes del nacimiento y durante la niñez tuvieron mayor número de detenciones por diversos delitos , con especial significación en los delitos con violencia. Probablemente pocos de nosotros sabemos gran cosa de por qué, por ejemplo, se prohibió el plomo en la gasolina, por qué se dictaron normas para eliminarlo de las pinturas o las conducciones de agua potable. Resulta sorprendente que , aunque mucha gente no lo sepa, una de las consecuencias de la toma de medidas como esas pueda ser una reducción de los índices de delincuencia. Pero así son las cosas. Así es el apasionante mundo de los efectos de las sustancias químicas sobre los seres vivos. Se sabe que el plomo interfiere la formación de las sinapsis neuronales, que altera los sistemas ligados a la dopamina y la serotonina, y que reduce la actividad de la monoamina oxidasa A ,entre otras cosas. Sus efectos pueden causar diversas disfunciones neurológicas en zonas del cerebro que tienen que ver con la excitación, las emociones, el juicio o la inhibición de impulsos. Lo que hemos visto es sólo una parte. Pero es un ejemplo de cómo los cambios químicos que el hombre produce en la Naturaleza pueden afectarnos mucho más de lo que pensamos. Aquí tenemos al plomo, una sustancia natural, pero que antes de nuestra intervención no se encontraba en tales niveles en nuestro entorno más inmediato. Estaba a lo mejor dentro de algunos minerales, y por supuesto que una parte debía llegar a nosotros, pero no había sido extraído de ellos para hacer tuberías o para convertirlo, entre otras cosas, en parte de la composición de pinturas o gasolina. Nosotros cambiamos ese estado de cosas y propiciamos que el plomo se hiciera más presente en nuestras vidas. Ya hemos visto algunas consecuencias. Todo por cambiar artificialmente los niveles y proporciones de un solo elemento de la Naturaleza. Imaginen lo que puede estar sucediendo no con un elemento, sino con decenas de miles de sustancias, buena parte de ellas sintéticas.   LOS METALES PESADOS COMO EJEMPLO DE UNA SITUACIÓN MÁS AMPLIA Lo visto con el plomo es también un ejemplo de cómo en nuestras casas, por ejemplo formando parte de las pinturas, puede haber elementos tóxicos que pueden tener hondas repercusiones en nuestras vidas o las de nuestros hijos, sin que nos demos cuenta de ello. Cuan poderosos pueden ser los efectos de una sustancia sobre nuestras vidas. Todo debe hacernos reflexionar sobre lo que puede estar sucediendo con otras muchas sustancias , de algunas de las cuales nos ocupamos en otros artículos, sustancias que están en los plásticos de nuestros ordenadores y televisiones, en nuestras botellas de agua, en las pinturas de nuestros muebles, en los productos de limpieza, en los perfumes, en los cosméticos, en nuestros alimentos,… y que hoy , de modo semejante a lo que hemos visto con el plomo, pueden estar causando , como muestra una creciente literatura científica, los más diversos problemas mientras nosotros pensamos que no será para tanto. Recordemos lo que la ciencia ha publicado acerca de los retardantes de llama, los ftalatos, el bisfenol A,… y tantos otros venenos encubiertos. Recordemos lo que se sabe acerca del contenido de sustancias tóxicas en el polvo doméstico y sobre las liberaciones y emanaciones de las más diversas sustancias presentes en objetos y productos de uso cotidiano. Obviamente sus efectos no tienen que ser como los del plomo. Se sabe que los retardantes de llama pueden tener efectos neurotóxicos y afectar a la hormona tiroidea, además de poder estar implicados en malformaciones congénitas. También que otras sustancias como los ftalatos pueden estar implicadas en cosas tales como desarreglos hormonales, alergias ,asma infantil o la telarquia. Pero no puedo extenderme aquí sobre los muchos efectos de tantas sustancias. Además , lo que hemos comentado nos lleva a otra reflexión y es que al hablar de los efectos que sobre la salud tienen sustancias como el plomo o el mercurio, no podemos olvidar que los efectos de tales sustancias pueden combinarse de uno u otro modo con muchas otras a las que estamos expuestos. Ello se ve claro al saber que son muchas las sustancias que pueden tener efectos afines o semejantes a los que antes hemos descrito. Por ejemplo, investigadores como Miquel Porta, David R Jacobs y Duk-Hee Lee, publicaron un interesante artículo en la Journal of Epidemiology and Community Health en el que demostraban que los niños en cuya sangre había niveles detectables de una serie de contaminantes orgánicos persistentes –tales como algunas dioxinas y furanos- tenían un mucho más significativo índice de problemas de aprendizaje y de déficit de atención que los que no tenían esa presencia de contaminantes ( 17 ). Los efectos de los más diversos tóxicos, no sólo metales pesados, preocupan en especial cuando se habla de momentos especialmente sensibles de la vida humana, tales como el embrionario. Los más diversos informes advierten del riesgo que puede entrañar la exposición de las mujeres embarazadas a determinadas sustancias como puedan ser diversos pesticidas u otras como el éter de etilenglicol (asociado a defectos congénitos). Y , como no, en tales informes también se alude a sustancias como el mercurio, el plomo, el cadmio, el antimonio o el arsénico, entre muchas otras. Uno de los efectos nocivos de las sustancias químicas en general que más han sido estudiados es el de la neurotoxicidad. Se han descrito efectos neurotóxicos de numerosísimas sustancias, los PCBs, acetona, hidrocarburos alifáticos, aluminio, amonio, anilina, hidrocarburos aromáticos, benceno, o, clordano, DDT, difenilamina, etanol, etilenglicol, formaldehído, piretroides, estireno, tolueno, triclorobenceno, tricloroetileno, cloruro de vinilo, xileno,… y como no, por ceñirnos a lo que ahora nos ocupa, también de metales pesados como el plomo , el mercurio o el cadmio ( 18 ). Atención especial es lo que se observa en relación a la infancia. En noviembre del año 2006, los científicos Philippe Grandjean , de la Universidad del Sur de Dinamarca y Philip Landrigan, del Departamento de Medicina Comunitaria del Mont Sinai de Nueva York llegaban a describir lo que estaba sucediendo como una auténtica "pandemia silenciosa" en un artículo que publicaron en la prestigiosa revista The Lancet, en el que mostraban con toda crudeza lo que están causando las más diversas sustancias, desde el plomo a los PCBs , pasando por el arsénico o el mercurio, entre muchas otras. Sustancias que, en opinión de científicos como estos, podrían tener mucho que ver con cosas como que hoy uno de cada seis niños (por debajo de los 18 años) en los Estados Unidos padezcan una serie de trastornos de base neurológica que van desde el déficit de atención o la hiperactividad al autismo, pasando por dificultades en el habla o ciertos grados de retraso. No conviene dejar de relacionar todo esto con otras cosas que veremos en otros apartados, como sucede con los cánceres cerebrales infantiles. Anne Steinemann ,de la Universidad del Estado de Washington (EE.UU.) no tiene dudas acerca del papel de la polución química en el crecimiento fulgurante de una serie de enfermedades infantiles, entre ellas el autismo ,que habría crecido "un 1.000% desde mediados de los 80" ( 19 ) enfermedad que ,entre otros factores, ha sido ligada , como ya hemos visto, al mercurio por diversas investigaciones. Los datos recogidos por las Pediatric Environmental Health Speciality Units (PEHSU), (20) muestran la dimensión que están adquiriendo las neuro-deficiencias infantiles, como que entre 1977 y 1994 hubiese crecido un 191% el número de niños que se encuentran en programas de educación especial , que haya cerca de un 17% de casos de niños con déficit de atención con hiperactividad o que se registre entre un 5 y un 10% de niños con problemas de aprendizaje. Al margen de otras posibles causas que pudieran tener algunos de los problemas citados, crece el número de científicos que encuentran conexiones de estos y otros problemas con las más diversas sustancias, que pueden estar presentes en los más diversos elementos ,desde alimentos a cosméticos, pasando por pesticidas, pinturas, etc. Philip Landrigan , ha estado trabajando en los últimos tiempos en un ambicioso proyecto de investigación , el National Children´s Study, haciendo un seguimiento sobre más de 100.000 niños americanos desde su concepción hasta que cumplan los 21 años, con la finalidad de identificar todavía con mayor precisión los factores ambientales que inciden en las enfermedades que desarrollarán: defectos congénitos, cánceres infantiles, asma, obesidad, violencia, déficit de atención, autismo ,dislexia y otras dificultades de aprendizaje.  Copyright Carlos de Prada Mercurio y plomo GONZALO, MUY BUENA INFORMACION, AHORA SOLO FALTA SABER QUE OPCIONES TENEMOS LOS HUMANOS NORMALES PARA PODER SEGUIR CONSUMIENDO ALIMENTOS Y NEUTRALIZAR ESTOS ELEMENTOS TAN NOCIVOS, PORQUE DESPUES DE LEER EL ARTICULO, CADA VEZ SE REDUCE MAS LA OFERTA DE ALIMENTOS QUE NO SEAN UN PASAPORTE A ENFERMARNOS….. SUGERENCIAS BIENVENIDAS,DE LA AMABLE TROPA (O DE LOS COMPAÑEROS BIOMAGNETISTAS PARA QUIENES NO GUSTEN DEL ANTERIOR TÉRMINO) FELIZ DOMINGO PARA TODOS CLAUDIO

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