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Biomagnetismo La leche… se me olvidaba

Biomagnetismo La leche… se me olvidaba

La leche… se me olvidaba Algo que se me olvidó responder en el correo anterior. Mi hija era muy enfermiza de chiquita y había engordado muchísimo. A la edad de 8 años, sí 8 años, dejó totalmente la leche y sus derivados, así como chocolates y pastelitos. Bueno, ahora, ella -desde hace años- está esbelta, ha crecido sin ningún problema (otro mito sobre el carácter insustituible de la leche para ese proceso), está muy bien en sus estudios (ha salido en el cuadro de honor en los últimos años, ahora cursa el tercer grado de secundaria y, habiendo comenzado su curso apenas, ya se leyó todo su libro de Química de este grado y ya está terminando de leer el libro de Química para preparatoria). Ahora, si me preguntan qué pienso de la leche… tendría que responder con un largo rollo seguido de muchas expresiones onomatopéyicas denotando una gran repulsión. El mito de la leche es uno de los más arraigados en nuestras sociedades. Les recomiendo que lean el artículo de Discovery Salud y reflexionen acerca de la Sabiduría de nuestra Madre Naturaleza y la necesidad que tienen los diferentes seres mamíferos, desde los depredadores hasta los rumiantes, pasando por el ser humano. Nosotros no somos ni carnívoros (como una leona), ni tampoco rumiantes (como una vaca). Somos algo único, algo que vale la pena descubrir en nuestro camino de autoconocimiento.

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