Bienvenido al Curso de Biomagnetismo
ALIMENTOS CONTAMINADOS

ALIMENTOS CONTAMINADOS

 

ALIMENTOS CONTAMINADOS COMO CAUSA

DE ENFERMEDADES

Cesar Pedro Ortega Virgen
Capítulo I

Introducción

Vivimos en un mundo sumido en un proceso involutivo constante, considerando como punto de referencia

la realidad ecológica de nuestro planeta a principios del siglo XX, nuestra actualidad es punto menos que

alarmante:

– Miles de formas de vida que desaparecen cada año.

– Especies a punto de la extinción reducidas al cautiverio como única alternativa para prolongar

su permanencia en la tierra.

– Mares contaminados donde los inicios de las cadenas alimenticias ( Plancton y otras especies)

han disminuido o incluso desaparecido.

– Ríos y Lagos formando parte de los sistemas de drenaje de ciudades, fabricas, minas, etc. con

la imparable extinción de la vida en sus cursos y riveras.

– Bosques talados que eliminan ecosistemas milenarios con una evidente incapacidad de resta-

blecerse.

– Tierras sin vegetación que las defienda de las implacable erosión de aguas y vientos, reducidas

a la calidad de nuevos desiertos, por la perdida de humus y demás nutrientes naturales.

– Destrucción masiva de la capa de ozono de la atmósfera que acentúa el “Efecto Invernadero”

que modifica los climas en todas las regiones del mundo.

– Desintegración de glaciares de 10 000 o mas años de antigüedad en solo unos meses con la

consecuente erosión de las costas y el cambio de habitat de miles de especies, por el aumento

en el nivel de las aguas, incremento de temperaturas, etc.

– Pruebas atómicas en regiones “apartadas” del planeta que originan reacomodos en las placas

tectónicas que a su vez producen desastres “naturales” que cobran cientos de miles de vidas

inocentes.

    Todo lo anterior esta pasando en el escenario que percibimos con nuestros sentidos naturales y a pesar de

eso, poco o casi nada hacemos, en general, los seres humanos para remediarlo. Sin embargo hay otro esce-

nario tal vez más grande e implacable que nos circunda y nos penetra en cada instante y del que muy pocos

tienen conciencia: el de la vida microscópica.

    Los microorganismos están presentes en forma abrumadoramente mayoritaria en todos los ámbitos de la

actividad humana, desarrollándose, reproduciéndose y desplegando nuevas estrategias de invasión y super-

vivencia para superar los obstáculos que interponemos entre ellos y nosotros.

    Los genes de resistencia que desarrollan, las simbiosis con otros microorganismos, las formas quísticas,

la reproducción por esporas, la formas de vida en libertad, son sólo algunos de los mecanismos para mante-

nerse vigentes y conservar intacta su capacidad patógena, mientras aparece el huésped o el vector que los

introduce a nuevos campos de vida para ellos propicios.

   En este entorno, el ser humano esta en absoluta desventaja no solo por la desigual cantidad de vida mi-

croscópica sino por la incapacidad natural de percibir la presencia agresiva de estas formas de vida que

 

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como auténticos “Caballos de Troya” metemos a nuestro cuerpo cotidianamente con resultados desastrosos

para la salud, sin darnos cuenta siquiera.

   Y es aquí, precisamente, en los elementos requeridos para nuestra subsistencia, agua, aire y alimentos

donde se ubica actualmente el campo de esta batalla en que ahora con la aplicación del Biomagnetismo y La

Bioenergética, disponemos de una segunda generación de armamentos, con los cuales ya no es necesario

“darle de comer” un veneno a los microorganismos invasores, ni poner en riesgo al ser humano con los

efectos secundarios de esos venenos.

Capítulo II

El ser humano y su entorno contaminado

Atmósfera
Esta constituida por cinco capas gaseosas que se levantan a partir del nivel del mar:
1. Troposfera, se extiende desde los o hasta los 11 Km en los polos y 17 kms. en el Ecuador. Es la capa

en la que ocurren los fenómenos meteorológicos. Contiene casi la totalidad del vapor de agua. En

ella se concentra casi el 90 % de la masa total de la atmósfera, de la cual el 50 % se encuentra en los

primeros 5 o 6 Km de altura.

2. Tropopausa, es la zona de transición entre la troposfera y la estratosfera.

3. Estratosfera, abarca de los 11 o de los 17 Km de altura hasta los 80 Km. En sus capas mas bajas la

temperatura es constante y no hay movimientos de aire ni nubes, por lo que es ideal para la aero-

transportación. Entre los 25 y 50 Km de altura hay una capa de ozono en que la temperatura aumenta

a 60° o 70° C. Entre los 60 y 80 Km de altura se efectúa la ionización del ozono y esta capa refleja

hacia la tierra las ondas de radio.

4. La Mesopausa, es la capa de transición entre la estratosfera y la ionosfera; se encuentra entre los 80

y 85 kms. de altura.

5. Ionosfera, abarca desde los 85 Km hasta el limite superior de la atmósfera: 1 200 Km aproximada-

mente.

    Y es precisamente en este escenario en donde se están causando diversas formas de contaminación que

están modificando la composición y funciones de cada una de estas bandas atmosféricas con las inevitables

consecuencias para la vida en el planeta.

    Es desde luego obvio reseñar que el principal productor y promotor de la contaminación atmosférica es

el ser humano, quien con su evolución natural y su transformación de rural a urbano se ha ido alejando de la

naturaleza hasta convertirse en su principal enemigo. Aceptando desde luego que en la mayoría de los

humanos sólo se da la actitud pasiva frente a este fenómeno y son solo los industriales y empresarios de las

distintas áreas económicas los que para producir satisfactores están devastando a la naturaleza. De igual

modo las poblaciones que aun viven apegadas a la tierra, tribus indígenas o regiones pobres de países en

desarrollo, con su afán de supervivencia, han ido deforestando millones de hectáreas de bosques y selvas sin

restituir esos recursos que requiere el bio-ambiente.

   La ruptura de ese delicado equilibrio ecológico esta trayendo cambios que afectan directamente a la sa-

lud de los individuos. Los más notables son por el incremento de gases mas allá de los niveles naturales, que

dañan las estructuras anatómicas de hombres, animales y plantas.

   Entre los más frecuentes y conocidos por los estudios que de ellos se están realizando tenemos los si-

guientes:

 

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1. El ozono (O3), cuya presencia en la estratosfera protege al planeta de un exceso de la radiación ul-

travioleta; sin embargo, altos niveles de este gas en la parte baja de la atmósfera representan un ries-

go para la salud del ser humano y otros sistemas biológicos.

Las fuentes ambientales de este gas son los residuos resultantes de la combustión de gasolinas, el ta-

baquismo, la operación de equipos eléctricos de alto voltaje, aceleradores lineales, fuentes de radia-

ción ultravioleta, aparatos de rayos X y operaciones de soldadura. Además se utiliza ampliamente

como desinfectante de aire y agua en blanqueadores, ceras, textiles, aceites y en síntesis inorgánicas.

Entre los efectos más aceptados como recurrentes por las exposiciones prolongadas al ozono tene-

mos:

Daño en las células alveolares de tipo I, perdida del epitelio ciliado en todo el tracto Respiratorio su-

perior, lisis eritrocítica, dentro de los capilares alveolares y ruptura del endotelio capilar.

Además, se producen alteraciones bioquímicas por la inhibición de las enzimas del citocromo P-450,

que es fundamental para el metabolismo de drogas y carcinógenos.

También se ha reportado la inhibición de la prostaglandina sintetasa, colinesterasa en pulmón y de la

alfa-1-antiproteasa. Esto podría ser un factor que contribuye a la destrucción de tejidos por hidrola-

sas lisosomales ácidas que se incrementan con la exposición al ozono.

También se ha observado que en exposición prolongada a concentraciones bajas al O3, se causa da-

ño más extenso e irreparable que las reacciones inflamatorias.

Edematosas y agudas que se observan después de la exposición breve a concentraciones altas. Se ha

observado enfisema, atelectasia, necrosis focal, bronconeumonía y fibrosis, con frecuencia acompa-

ñadas de alteraciones celulares.

2. Dióxido de Nitrógeno: NO2

Su fuente principal es la utilización de combustibles fósiles en fuentes estacionarias (calefacción y

electro generación) y motores de combustión interna. También procesos industriales, sin combus-

tión, como la fabricación de ácido nítrico y explosivos. En el hogar: el hábito de fumar, los artefac-

tos domésticos alimentados por gas y los calentadores de petróleo.

Los efectos del NO2 en el aparato respiratorio incluyen cambios en al función pulmonar, alteraciones

morfológicas, depresión de los mecanismos de defensa, edema y, en concentraciones elevadas, la

muerte.

En los animales de experimentación se observa que una exposición al NO2 altera su sistema inmune,

incrementando su susceptibilidad a infecciones respiratorias virales y bacterianas.

A una exposición de 0.5 PPM/6H al día de 3 a 12 meses, Erhlich (1973) observó una mayor sensibi-

lidad a la infección con Klebsiella Pneumoniae. Lo mismo se encontró en monos sometidos a la in-

halación de 5 PPM por 30-60 días, además de que los macrófagos alveolares presentaron menor

capacidad para inactivar in Vitro al virus de la influenza. (Henry, 1970; Frampton, 1989) Resultados

similares se encontraron con streptococus pyogenes y roedores (Coffin, 1976).

3. Dióxico de azufre, SO2.
Las principales fuentes del SO2 a la atmósfera son:

1. Fuentes domesticas, por la utilización de carbón y otros combustibles usados para la preparación

de alimentos y calefacción.

2. Industrias como la petrolífera y las fundiciones.

3. Vehículos de combustión interna.

4. Volcanes y bacterias anaerobias, como fuentes naturales.

   Entre los hallazgos mas constantes del efecto de este gas en el aparato respiratorio se destaca la interfe-

rencia con mecanismos para la limpieza de bacterias y partículas en el pulmón.

 

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    En Polonia, el investigador Maziarka (1968) encontró conjuntivitis aguda y crónica en sitios de alta con-

taminación industrial. Schmidt (1966) encontró diferencias en las células sanguíneas, amígdalas y nódulos

linfáticos cervicales en niños residentes en zonas contaminadas de SO2. También se observaron incremen-

tos de los índices de deformación de eritrocitos y sulfohemoglobinemia, en adultos después de exposiciones

prolongadas a altas concentraciones del Dióxido de Azufre.

4. Monóxido de carbono, CO.
    Es un gas incoloro, inodoro e insípido, literalmente menos denso que el aire. Es producto de la combus-

tión incompleta de materiales que contienen carbono y de algunos procesos biológicos como la oxidación

del metano en la atmósfera, las emisiones de los océanos, las erupciones volcánicas y los incendios foresta-

les. En los hogares el funcionamiento defectuoso de estufas y aparatos de calefacción o la utilización de

carbón o leña, originan también la producción de Monóxido de Carbono.

   Su importancia para la salud como contaminante atmosférico, se basa en que establece un fuerte enlace

con el átomo de hierro del complejo protoheme de la hemoglobina y forma CoHb, la cual disminuye la ca-

pacidad de la sangre para transportar oxigeno y altera la disociación de la oxihemoglobina, con lo que se

reduce todavía mas el suministro de oxigeno a los tejidos.

   Muy importante: La afinidad de la hemoglobina al CO es cerca de 240 veces mayor a la que tiene con el

oxigeno.

   En casos de intoxicación aguda con CO se presentan alteraciones funcionales cardiacas, como inestabili-

dad de la presión sanguínea, aceleración cardiaca, extrasístoles, exacerbación de la angina de pecho, dilata-

ción temporal del corazón y asma cardiaca.

   Lo anterior claro sin considerar el caso de una inhalación prolongada y masiva del gas en que inevita-

blemente se produce la muerte del individuo.

    Los fumadores, tanto de tabaco como de marihuana están sujetos a una exposición permanente y elevada

de CO, lo cual esta relacionado con el desarrollo de enfermedades coronarias. También se ha demostrado

que el CO y la nicotina del humo del cigarro pueden acelerar la formación de trombos y el desarrollo de

aterosclerosis.

5. Otros contaminantes
    Además de todos los compuestos anteriores existen varios mas, no menos importantes porque afectan de

distintas maneras la salud de los individuos, incrementando los daños al aparato respiratorio al combinarse,

interactuar, permanecer o incluso reaccionar física o químicamente dentro de los organismos.

Podemos enumerar en este grupo a:

1. Partículas suspendidas totales (PST), normalmente producto de la quema de combustibles fósiles.

2. Fibras, con el nombre genérico de asbestos, relacionadas con diferentes tipos de fibrosis, y canceres.

3. Hidrocarburos, que se combinan con el O2, N, Cl y S y forman una gran cantidad de derivados at-

mosféricos, causantes de diversas afectaciones a la salud.

4. Metales pesados, como el plomo, cadmio, berilio, cobre, níquel, cromo, manganeso, etc. con dife-

rentes implicaciones en la salud de todos los seres vivos.

    Como es evidente todas estas formas de contaminación afectan de manera directa al aparato respiratorio,

piel y mucosas de los individuos causados por ellas mismas o a través de microorganismos que aprovechan

los efectos de la contaminación en el cuerpo humano, diferentes tipos de enfermedades que limitan o degra-

dan la calidad de vida.

 

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   En el texto del mural instalado en el patio central del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias –

INER- en México, D.F., se puede leer una conclusión del Dr. Jaime Villalba Caloca, neumólogo, cirujano e

investigador científico:

Por el derecho de respirar
El aparato respiratorio es el puente entre el medio ambiente y el individuo. Un adulto normal no solamente

respira de 10 a 15 mil litros de aire al día sino también bacterias, virus, partículas y, de hecho la historia del

mundo.

    Las vías aéreas son los primeros órganos con los que el organismo se enfrenta al medio ambiente. a pe-

sar de sus sofisticados mecanismos de defensa, el hecho de ser el primer contacto, también las hace suscep-

tibles a desarrollar las enfermedades contemporáneas.

   La medicina universal ha dibujado la historia del mundo en las enfermedades respiratorias. Estas repre-

sentan constantes amenazas a nuestra libertad de respirar.

Suelos
   El suelo se puede definir como la superficie emergida de la tierra o la parte de la litosfera que de alguna

forma esta sometida a la acción de los agentes climáticos, biológicos y por supuesto a una intervención

masiva de las actividades humanas.

La formación y evolución del suelo, constituye la edafogénesis, y agrupa los siguientes procesos:

1. Descomposición del material originario: roca madre, relictos edáficos o regolitos.

2. Formación de un complejo de alteración.

3. Formación de humus procedente de los restos orgánicos (vegetales, animales y otros) depositados

en el suelo.

4. Mineralización del humus.

5. Equilibrio (ciclo) entre el deposito de los restos orgánicos, su humificación, su mineralización y la

vuelta a la fase orgánica mediante la vegetación y la fauna.

6. Transporte de productos (solubles y coloidales) por el perfil.

7. Formación de horizontes eluviales (de lavado) e iluviales (de acumulación).

El material originario se altera por causa de acciones:

– Físicas

– Geoquímicas

– Bioquímicas

– Antrópicas.

   Los efectos de estas causas al darse en forma natural y aleatoria modifican la formula del suelo pudiendo

resultar un cambio que puede definirse como contaminación: es decir, cuando algún elemento o producto

presente en él supera en concentración el nivel de fondo local, la medida del entorno o el nivel de referencia.

    Los trabajos agroforestales que comprenden todas las acciones del sector desde las labores del suelo su-

perficial, incluyendo los subsuelos, hasta la adición de productos fitosanitarios y fertilizantes, constituyen en

si mismos formas de afectación contaminantes del suelo.

   De igual modo las actividades industriales y urbanas originan vertidos de desechos de diferentes tipos:

aguas y polvos residuales, detergentes, plásticos no degradables, petróleo, aguas negras, productos químicos

diversos, partículas metálicas, todo esto en general altera los ciclos de formación y conservación de los

suelos con las consecuentes afectaciones a las biodiversidades que ellos se sustentan.

 

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    La ocupación del suelo es también una forma de contaminación, pues al construir casas, edificios, carre-

teras, campos deportivos, aeropuertos, etc. se modifican los espacios de absorción de nutrientes, recarga de

mantos acuíferos, procesos de evaporación, se interrumpen los ciclos de las plantas caducas que fijan distin-

tos minerales y nutrientes a los suelos.

   El suelo por su propia constitución, realiza acciones biológicas, bioquímicas y químicas, degradando

muchas substancias, metabolizándolas, inmovilizándolas o destruyéndolas, transformándolas en productos

inocuos, en su propio beneficio o en el de los seres vivos que provee.

    El suelo por ser la base del desarrollo animal, vegetal y humano recibe por acción de la fuerza de grave-

dad, un gran porcentaje de las substancias empleadas en la agricultura, en el trabajo forestal, en la ganadería

y en un sinfín de actividades industriales, mineras, petroleras, comerciales, de servicios y desde luego en los

centros de población. En estos últimos existen generadores de contaminantes de todo tipo: hospitales, hote-

les, restaurantes, talleres, comercios, escuelas, mercados, centrales de abastos, clubes, centros deportivos y

concentraciones de hogares que utilizan y desechan gran cantidad de sustancias que, como en los casos

anteriores, también van a dar al suelo, causando su contaminación.

   Pareciera, por estas evidencias que la especie humana, por afán pecuniario, pretende ignorar que el daño

real que se le esta causando al suelo y a todo lo que él nos significa, mas temprano que tarde, presentará una

factura impagable por sus enormes proporciones, con la destrucción de las condiciones que permiten la vida

en general.

Suelos
Las aguas en el planeta están divididas en dos grandes extensiones:

1. Las aguas continentales, que incluyen los lagos y ríos tanto de superficie como subterráneos y sus

aprovechamientos artificiales como presas y canales.

2. Las aguas marinas, conformadas por los grandes océanos y mares interiores.

    El agua, que es un sustento de gran variedad de formas de vida, también es una materia prima en multi-

tud de procesos industriales, domésticos, agrícolas, extractivos, de comunicaciones, de acuacultura, de

transporte, de investigación científica, de experimentación militar, para generación d energía eléctrica, de

enfriamiento de plantas termonucleares y termoeléctricas, etc.

    Y es a través de su participación en esta infinidad de procesos en que el agua va adquiriendo sustancias,

partículas, gases, temperaturas, volúmenes, etc., que modifican su estado natural alterando por consiguiente

las formas de vida que la requieren a su vez para sus propios procesos vitales.

    Sin embargo, no solo el hombre ocasiona daños severos a los cuerpos de agua, también la naturaleza par-

ticipa aportando contaminantes derivados de erupciones volcánicas, yacimientos de minerales o de hidro-

carburos que son arrastrados por las corrientes tanto en las aguas continentales como en las submarinas.

    Los incendios forestales debidos a causas naturales también originan daños a los cuerpos de agua por el

arrastre que hacen las lluvias y los vientos de toda clase de cenizas, restos de plantas y animales, así como la

reducción de las zonas de reabastecimiento de los mantos acuíferos que desencadenan a su vez otros cam-

bios poco difundidos a la fecha.

    De hecho los mayores volúmenes de agua, que son los océanos con 72% de la superficie del planeta, tie-

nen, en sus dos zonas bien diferenciadas: La costera o neretica representada por la plataforma continental y

la oceánica constituida por las aguas y los fondos de alta mar, diferentes formas de contaminación.

    Por otra parte las zonas costeras reciben los contaminantes en forma directa ya sea por los estuarios de

los ríos o bien por los drenajes de industrias, ciudades, centros turísticos y plantas generadoras de energía

que se establecen precisamente para aprovechar la presencia del agua.

 

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    A través de los ríos llegan a las costas compuestos clorados, sulfurosos, arcillas que capturan en su reco-

rrido metales pesados como mercurio y plomo, detergentes, hidrocarburos, etc., los cuales afectan a las

formas de vida residentes frente a las desembocaduras, también reciben las costas aportes atmosféricos con-

teniendo infinidad de substancias desde hidrocarburos no quemados, insecticidas, partículas suspendidas,

etc., que de igual modo alteran la biodiversidad existente.

    En el caso de los océanos, las rutas marítimas, con los consiguientes desperdicios que arrojan, los sinies-

tros que sufren las embarcaciones, las descargas de aguas de lastres, afectan realmente zonas restringidas en

su superficie. No obstante la atmósfera aporta volúmenes considerables de hidrocarburos y otras substancias

que se dispersan por las corrientes de vientos a veces a zonas extremadamente distantes.

    La radiactividad, que forma parte natural de las aguas marinas, también se incrementa por los vertidos de

las centrales nucleares y los vertidos de las fabricas dedicadas al tratamiento de combustibles irradiados.

Estos radionúclidos artificiales se reparten en tres categorías:

1. Los productos de fisión de los materiales fisionables, que permanecen localizados en el corazón del

reactor hasta el momento en que interviene el tratamiento del combustible.

2. Los productos de activación que resultan del bombardeo con los neutrones de los elementos estables

presentes en las instalaciones mismas o en los fluidos que por allí circulan.

3. Los transuránicos representados esencialmente por el plutonio 239.

   Las substancias radiactivas arrojadas al mar tienen tendencia, después de su dilución y dispersión, a

acumularse mas o menos a nivel de los sedimentos y de los organismos, pudiendo el hombre contaminarse

ya sea de forma externa, el baño por ejemplo, o interna al consumir las especies marinas que hayan acumu-

lado radionúclidos.

    Otra forma de contaminación marina son los lodos, que tiene dos consecuencias inmediatas en el medio

al que acceden:

1. Por una parte alteran el sustrato original, cubriendo las rocas, incrementando la fracción fina de los

sedimentos.

2. Por otra, cuando son vertidos cerca de la superficie aumentan la turbidez con lo que disminuye el

espesor de la capa de luz y por lo tanto la producción primaria de vida.

    Entre los lodos no industriales, podemos distinguir los resultantes de las estaciones depuradoras de los

efluentes urbanos, y los lodos de los dragados de los puertos. Unos por otros son muy ricos en materia orgá-

nica y en el caso de los segundos están siempre cargados de contaminantes diversos como: metales pesados,

hidrocarburos y detergentes.

   A medida que se ha incrementado el uso de los plásticos en la vida diaria se ha incrementado también su

presencia como contaminantes flotantes en las costas y océanos. Estos figuran cada vez más en los conteni-

dos estomacales de diversos peces depredadores, con la consecuente alteración de sus ciclos vitales.

   Sin embargo, son los hidrocarburos los que cuantitativamente llevan la delantera a los demás materiales

contaminantes. Según Ph. le Lourd, se han determinado tres fuentes principales de contaminación por estas

sustancias:

1. Vertidos desde los buques tanto en el mar como en los puertos.

2. Vertidos relacionados con las operaciones de exploración y explotación del petróleo en el mar.

3. Vertidos de origen continental, conducidos por los ríos, por los emisarios costeros, pérdidas de los

ductos por distintos tipos de accidentes y por vía atmosférica.

   Se estima que la cantidad de hidrocarburos vertidos anualmente al medio marino, se sitúa entre los 2 y 3

millones de toneladas.

 

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Capítulo III
Los alimentos, medios conductores de infecciones e intoxicaciones que enferman al ser humano.
    El aumento en la longevidad de la especie humana ha ido de la mano con la investigación científica, la

observación empírica y el desarrollo tecnológico que han generado conocimientos de uso cada vez más

generalizado que permiten a la humanidad contemporánea protegerse o bien resolver problemas de salud

que en la antigüedad causaban la desaparición de la vida humana en regiones enteras del planeta, sin siquie-

ra sospechar que las causas de sus terribles padecimientos estaban en su mismo ambiente, en sus propios

alimentos, en el agua que bebían, en los suelos que cultivaban o incluso en los animales con que convivían.

   Con el advenimiento de la microbiología el hombre accedió a un microcosmos infinito que aun hoy en

día dista mucho para alcanzar sus confines, identificando cada vez nuevas formas de vida microscópica, en

ambientes antaño impensables para encontrar alguna manifestación biológica y al mismo tiempo incremen-

tando la lista de conocimientos pendientes de esclarecer, comprobar u organizar.

    Es la intención de este capitulo enunciar las más conocidas infecciones que el ser humano adquiere a

través de los alimentos y que hoy por hoy todavía despiertan la incógnita de los pacientes que lanzan la

clásica pregunta al terapeuta:

“¿Como pude yo infectarme de esto si siempre ingiero alimentos muy sanos?”
   Los alimentos son vida en alguna de sus formas, no sólo para nosotros, sino también para los microorga-

nismos, por lo que debemos estar concientes de que ambos acudimos al mismo terreno para conseguirlos,

solo que en la mayoría de las veces la interrelación es excluyente para uno de los dos.

Entre los microorganismos que infectan nuestros alimentos podemos detallar los siguientes:

1. Aeromonas. (Aer-Aire/Gas y Monas: Unidad, por tanto unidad productora de Gas) son bacterias

Gram-Negativas de forma bacilar, anaerobias facultativas, asporogenas de la familia vibrionaceae.

La patogenicidad de esta bacteria esta identificada plenamente con la gastroenteritis humana, y sus

especies pueden causar desde una diarrea benigna hasta una enfermedad coleriforme que amenace la

vida.

Su presencia en los alimentos se ha comprobado en:

a) El agua de redes municipales cloradas.

b) Las carnes crudas de ganado vacuno, cerdos y aves de corral.

c) La leche.

d) Carnes y pescados refrigerados.

e) Se ha aislado en carne de cerdo empacada en bolsas de plástico inundadas de nitrógeno.

f) En colas de langosta.

g) En cócteles de camarones.

2. Bacillus Cereus. Este bacilo formador de esporas, aeróbico, anaeróbico facultativo, catalasa-

positivos.

Se clasifican en tres grupos:

Grupo I: Con los esporangios no hinchados por la espora

Grupo II: Con esporangios hinchados y con esporas ovales, aeróbico estricto.

Grupo III: Con esporangios hinchados y con esporas esféricas, anaeróbico facultativo.

   Patogenicidad: Produce dos tipos de toxina; una diarreica, que es termo sensible y se inactiva por el tra-

tamiento a 56° C durante 5 minutos. La toxina emética es termoestable a 126° C durante 90 minutos.

   Sin embargo hasta ahora las intoxicaciones no se consideran de gravedad pues los síntomas desaparecen

en un máximo de 24 horas.

 

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    Es una bacteria muy difundida en la naturaleza. Se le aísla con facilidad en el suelo, en el polvo, en las

cosechas de cereales, en la vegetación, en el pelo de los animales, en el agua dulce y en los sedimentos; en

la superficie de productos agrícolas frescos.

   Con frecuencia se encuentra en los productos lácteos e incluso en la leche ultrapausterizada, se detecto

en el 48% de un lote de muestras.

1. Brucella. El género Brucella está integrado por seis especies:

1 B. Abortus con ocho biovariedades.

2 B. Melitensis con tres biovariedades.

3 B. Suis con cinco biovariedades.

4 B. Ovis.

5 B. Neotomae.

6 B. Canis

Son células cortas, Gram-Negativas, de forma que varia de cocoide a bacilar; son inmóviles con afinidad

por los colorantes alcalinos. Son aeróbicas, catalasa-negativas y generalmente oxidasa-positivas.

   La patogenicidad de la brucella esta determinada por su especial destino al afectar el bazo, el hígado y la

medula ósea, lo que conlleva por sus síntomas, un diagnostico confuso y atribuible a enfermedades tan gra-

ves como la leucemia.

   En los alimentos lácteos se encuentra la principal fuente de infección, sobre todo aquellos que se elabo-

ran a partir de leches crudas, tales como cremas, natas, mantequillas y quesos frescos.

Las infecciones por productos cárnicos no se han documentado suficientemente.
3. Campylobacter. Constituyen su propio género y son células de tamaño pequeño microaerofilas,

Gram-Negativas de forma vibrioide o espiral con movilidad oscilatoria y recorrido de ida y vuelta.

Son termófilos, pues algunas de sus variedades (C. Jejuni, C. Coli, C. Upsaliensis y C. Laridis) cre-

cen a 42° C pero no a 25° C.

   Patogenicidad y síntomas. Infectan el tracto intestinal, a donde llegan bacterias viables que son transpor-

tadas por líquidos que pasan rápidamente del estomago al intestino delgado, como leche y agua.

    Los síntomas frecuentes son dolor abdominal, diarrea y fiebre, a veces acompañadas de vómito. La di-

arrea puede ser profusa, acuosa y frecuente o alternativamente sanguinolenta. En el síndrome disenteriforme

en la deposición se encuentra sangre reciente, moco y leucocitos.

   El campylobacter puede infectar al hombre como consecuencia de contacto directo con animales porta-

dores, asintomático, o indirectamente por medio de agua, leche o carne contaminados.

   El C. Jejuni se encuentra normalmente en las canales de aves de corral que se venden al menudeo por lo

que es el principal vehículo de infección para el humano.

Lo anterior no excluye que eventualmente los canales de carnes rojas recién sacrificadas, también lo con-

tengan, con lo que pueden llegar a hamburguesas, tacos, carnes tártaras, etc

4. Clostridium Perfringens. Es un bacilo Gram-Positivo, con extremos cortados en ángulo recto,

anaerobio (microaerofilo) forma esporas ovales, situadas en posición central son proteolíticos y adic-

tos a la lactosa.

   Se agrupa en cinco tipos (A-E) de acuerdo con las exotoxinas que producen. Los tipos A, C y D son pa-

tógenos para las personas, mientras que casi todos lo son para los animales.

Los síntomas de esta intoxicación detectados con más frecuencia son:

1. Diarrea, producida por las toxinas A y C.

 

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2. Necrosis, producida por la toxina B del tipo C, causante de la enfermedad llamada Enteritis Necroti-

zante Yeyunitis.

3. Gangrena gaseosa, colitis necrotizante, pirexia periférica, septicemia, todas causadas por las toxinas

del grupo A.

    Aun cuando es considerado anaerobio, su sensibilidad al oxígeno es muy variable, por lo que el C. Per-

fringes es una de las especies menos exigentes. Las esporas muestran también una termoresistencia variable,

lo cual ayuda a su supervivencia y excrescencia después de la cocción.

   En los alimentos se encuentra en una gran variedad: En las carnes crudas se pueden encontrar sus células

vegetativas en el tejido muscular profundo, inmediatamente después del sacrificio del animal, detectándose

aun más, si éste fue sacrificado en estado de fatiga. En el hígado se encuentran elevadas cifras.

    Otros alimentos que también pueden contaminarse son: Los canales de aves de corral, el pescado, las

hortalizas, los productos lácteos, los alimentos deshidratados, por ejemplo las sopas y caldos, las especias, la

leche, la gelatina, los espaguetis, las pastas, la harina, la proteína de soja, la harina de subproductos anima-

les, la masa de pan, el hojaldre, las empanadas de carne, la carne cocida, etc, etc.

   Las intoxicaciones se dan en cualquier época del año. Con frecuencia en las comidas preparadas para un

gran numero de personas en escuelas, hospitales, fabricas y restaurantes. En estos lugares, grandes cantida-

des de alimentos permanecen largos periodos en refrigeración lenta o sin refrigerar. Los pavos, los rollos de

carne, los pasteles de carne y leche, los estofados y salsas, cocinados para grupos numerosos de personas,

también proporcionan las condiciones adecuadas para el crecimiento.

6. Escherichia coli. Estas bacterias son representantes de la familia enterobacteriaceae. Son bacilos cortos

Gram-Negativos, Cotalasa-Positivos, oxidasa negativos, anaerobios facultativos. La mayoría de las ce-

pas fermentan la lactosa.

Se han identificado cuatro tipos principales del E. Coli patógeno:

1 E. Coli enteropatógeno: invade todo el intestino y destruye microvellosidades.

2 E. Coli enterotoxigénico: se ubica en el intestino delgado proximal, causa diarreas.

3 E. Coli enteroinvasor: ataca la mucosa del colon y causa ulceraciones.

4 E. Coli enterohemorrágico: se le identifico en 1982 causando colitis hemorrágica.

Las cepas de E. Coli se pueden diferenciar serológicamente unas de otras en base a los antígenos somáti-

cos (O), flagelares (H) y capsulares (K). Además pueden hallarse fimbrias (factores de colonización) y es-

tructuras emparentadas que desempeñan un papel importante en su patogenia.

    La E. Coli prolifera abundantemente en el tracto intestinal de personas y animales, siendo ambos porta-

dores sintomáticos o asintomático de la infección que se transmite por defectuosa higiene personal que con-

serva heces fecales en manos, en aguas residuales que infectan hortalizas y huertos frutales, por

manipulación de animales domésticos o de granja que normalmente no están sujetos a medidas higiénicas,

etc.

7. Salmonelas. La salmonella es un genero de la familia enterobacteriaceae son bacterias Gram. Negativas,

anaerobias facultatias, asporogenas, de forma bacilar. Las formas móviles poseen flagelos perítricos.

Producen ácido y a veces gas, de la glucosa. Suelen ser catalasa positivas y oxidasa-negativas y reducen

los nitratos a nitritos. La mayoría de los integrantes de esta familia se encuentran en el tracto intestinal

del hombre y de los animales, ya sea como patógenos o como comensales.

   Patogenicidad.- Las salmonelas invaden la luz del intestino delgado, donde se multiplican. Después atra-

viesan el ileon y en menor grado el colon, donde se produce una reacción inflamatoria. Los folículos linfáti-

cos pueden aumentar de tamaño y se pueden ulcerar. Los ganglios mesentéricos con frecuencia se inflaman

 

202
Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
a veces, las salmonelas atraviesan las barreras mucosa y linfática, llegan a la corriente sanguínea y originan

abscesos en varios tejidos.

   Las cepas invasoras (Ejm. S. Typhi) atraviesan la mucosa intestinal, pasan al sistema linfático y son en-

globadas por los fagocitos, en cuyo interior se multiplican. Después, estas bacterias vuelven a entrar en la

corriente sanguínea, causando septicemia o bacteriemia.

Su presencia en los alimentos:
   Es frecuente encontrarla en las canales de carne de vaca, cerdo o aves a donde llegan mediante la conta-

minación de excrementos en pelos, pieles, plumas, patas, etc. o bien por contaminación cruzada con los

equipos de matanza, proceso u operarios que intervienen en el manejo de los productos cárnicos.

   Los huevos de gallina, patas y pavas también se contaminan a través de la cáscara y membranas que son

penetradas por la bacteria, la cual llega al huevo desde el momento de la postura.

   El manejo inadecuado de los huevos mal lavados, causa contaminación en las manos de operarios y co-

cineros lo que a su vez trasmiten la infección a otros alimentos, utensilios y ambientes.

   La leche fresca también se identifica como vehículo de trasmisión de salmonela, a donde llegan por

conminación de la ubre y pezones con materia fecal. Desde luego también los productos lácteos elaborados

con leche también pueden ser vinculo de salmonelas.

   El agua contaminada con aguas residuales trasporta en si salmonelas que pasan luego a los alimentos,

objetos, personas y animales que la utilizan.

   Incluso alimentos que no son de origen animal se han identificado como vehículos de salmonelas. Por

ejemplo: el coco, la cebada, los cereales en polvo, la levadura, semillas de algodón, salsa de soja, sandia,

pimienta blanca, almendras, etc. a donde seguramente llegó la salmonela por contaminación de origen ani-

mal en alguna parte de su manejo.

8. Shigella. Este genero esta constituido por bacterias inmóviles que se ajustan a las características de la

familia enterobacteriaceae y a la especie eschericheae. Están emparentadas íntimamente con la escheri-

chia coli por la homología de su DNA y algunas similitudes bioquímicas, además comparten algunos

antígenos comunes.

   El genero shigella esta constituido por cuatro grupos principales, que se diferencian por la combina-

ción de caracteres bioquímicos y serológicos:

Subgrupo A: S. Disenteriae y bacilo de Shiga.

Subgrupo B: S. Flexneri.

Subgrupo C: S. Boydii.

Subgrupo D: S. Sonnei.

Patogenicidad y Síntomas.
Penetran en el tracto intestinal por la boca, atraviesan el estomago y llegan al intestino grueso, que es su

principal punto de invasión. Se multiplican en la luz intestinal y penetran en las células de los epitelios del

colon produciendo lesiones ulcerosas en la mucosa.

   Estas lesiones penetran en la lámina propia donde la acumulación local de productos metabólicos y la li-

beración de endotoxinas provocan la muerte de las células.

    Los síntomas de la disentería por shigella se caracterizan por la aparición brusca de espasmos abdomina-

les, diarrea y fiebre después de una incubación de 1 a 4 días. En las heces aparecen moco y a veces sangre.

En los enfermos inmunodeprimidos, ocasionalmente se presenta septicemia. En la fase aguda se observan

 

Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
203
aleadas de espasmos intensos, movimientos frecuentes en el intestino que producen solo cantidades escasas

de sangre y de moco y dolor agudo coincidiendo con cada movimiento del vientre.

Su presencia en los alimentos:
   Las shigellas no son habitantes propios del ambiente provienen del hombre y de los primates superiores

en la fase aguda de la enfermedad y son diseminados por los enfermos que tienen síntomas clínicos atípicos

durante la convalecencia o por los excretores sanos.

    Lo anterior da lugar a que los datos de salud publica consideren que las infecciones de shigella transmi-

tidas por los alimentos sean más frecuentes que las infecciones transmitidas por el agua. Se han aislado

shigellas en alimentos de varios tipos como son: papas, atún, diversas ensaladas, leche, queso, mantequilla,

pollos, pescado, alimentos marinos y desde luego en el agua.

9. Staphylococcus Aureus. Esta bacteria es la especie tipo del genero staphylococcus, que se presenta en

forma de cocos Gran-Positivos y Catalasa-Positivos que se dividen en mas de un plano para formar ra-

cimos tridimensionales de células. Normalmente crece en anaerobiosis y muestra un metabolismo de

anaerobio facultativo. Se han determinado aproximadamente 30 especies de esta bacteria.

    Patogenicidad: Los estafilococos son comensales de las superficies corporales de los animales de sangre

caliente. Las enfermedades que causan incluyen infecciones agudas como la septicemia y toxemias agudas,

como la intoxicación alimentaría estafilococica.

    Producen una serie de substancias infecciosas y toxinas que actúan de diferentes formas sobre la pared

celular ya sea que se trate de ácidos y enzimas o bien las enterotoxinas causantes de la intoxicación alimen-

taría.

   Síntomas de intoxicación alimentaría: Estos tienen lugar entre 1 y 7 horas después de la ingestión de

alimentos que contienen enterotoxinas estafilococicas: nauseas, vómitos, arcadas, espasmos abdominales y

diarrea. En casos graves se pueden presentar cefalalgia y colapso.

Su presencia en los alimentos:
    Aparecen muy frecuentemente cuando un alimento cocido es contaminado por una persona colonizada y

después se guarda en un ambiente caliente de 20° a 40° C, durante varias horas. Es frecuente en los produc-

tos de panadería rellenos de cremas y natas, carnes cocidas (jamón) mariscos y otros platos preparados con

mucha antelación al consumo. Quesos y salamis también pueden fermentar incorrectamente, permitiendo

que los S. Aureus que existan en ellos elaboren toxinas durante su maduración.

10. Streptococcus. Los estreptococos son células esféricas u ovoides Gran-Positivas que se disponen en

pares o en cadenas. Crecen en aerobiosis o en condiciones de microaerofilia. Las especies anaerobias

carecen de importancia en la microbiología de los alimentos. Los carbohidratos son fermentados para

producir ácido láctico, pero nunca gas.

Patogenicidad:
La patogenicidad de los estreptococos piógenos esta íntimamente relacionada con la existencia de las pro-

teínas M, localizadas en la superficie de la célula que están formadas por dos cadenas de una estructura de

alfahelice, con un segmento no helicoidal de 12 aminoácidos en el extremo Terminal N. Permiten al mi-

croorganismo adherirse a las células epiteliales y protegen al estreptococo de la fagocitosis.

Los síntomas de las infecciones de estreptococos van de acuerdo al tipo del ente infeccioso de que se trate:

1. Los estreptococos del grupo A, causan infecciones piógenas, especialmente angina séptica, tonsilitis

y escarlatina.

 

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Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
   Los síntomas de dolor y enrojecimiento de la garganta, hinchazón dolorosa, tonsilitis, fiebre elevado,

cefalalgia, ocasionalmente náuseas y vómito, aparecen después de un periodo de uno a tres días,

después rinorrea y malestar general.

También causan la fiebre reumática aguda y la glomeronefritis aguda. La primera se puede iniciar

después de una infección de las vías respiratorias altas y la segunda, después de una infección en la

piel.

2. El estreptococo B, puede causar infecciones sépticas, especialmente infecciones puerperales, en per-

sonas y animales. De modo especial, la mastitis de las vacas.

3. El estreptococo C, en investigaciones realizadas en Inglaterra, explicaba de 9 al 17% de los aisla-

mientos Beta-Hemolíticos en los hombres el 80 % de estos aislamientos fueron S. Equisimilis, el 7

% S. Milleri y el 3 % S. Zooepidémicos. Este ultimo causaba septicemia, neumonía, meningitis y

artritis séptica.

4. El estreptococo D, no se ha relacionado comprobadamente con las infecciones alimentarías. Si bien,

una reproducción excesiva en cierto tipo de personas, por ejemplo, las que están utilizando inhibido-

res de la monoaminooxidasa, pueden representar un peligro.

Su relación con los alimentos.
   El origen de una infección estreptocócica en los alimentos se debe normalmente al contacto con hombres

y animales infectados, por lo que además de eso y un inadecuado manejo durante la elaboración o almace-

namiento de los mismos, pueden convertirlos en potenciales agentes infecciosos para sus consumidores.

    Tal es el caso de la leche fresca, contaminada después de la pasteurización, la ensalada de huevo, otras

ensaladas, los budines de cereales y otros productos derivados de los cereales, asimismo, la carne contami-

nada ocasionó la transmisión de estreptococos Beta-Hemolíticos del grupo A, entre los obreros de una plan-

ta de envasado de carne.

11. Vibrio Cholerae. El vibrio cholerae es la especie tipo del genero vibrio, un grupo de bacilos Oxidasa

Positivos, Gram-Negativos, con frecuencia curvados, anaerobios facultativos, generalmente móviles de-

bido a un característico flagelo polar provisto de vaina.

   Se subdividen en las biovariedades “ Clásica” y “El Tor” y las cepas de V. Cholerae No-01, que carecen

del antígeno somático 01 y producen una gastroenteritis menos grave, puesto que tampoco producen una

toxina colérica completa.

Patogenicidad:
Las bacterias de Vibrio Cholerae 01, se adhieren a la superficie del intestino delgado donde crecen y produ-

cen una enterotoxina colérica, originando un aumento en los niveles intracelulares de AMP cíclico e hiper-

secreción de sales y agua.

   La perdida de agua puede ser tan importante como un litro por hora, por lo que puede producir el colap-

so y la muerte.

   Puede comenzar con diarrea ligera, malestar abdominal y anorexia, pero rápidamente avanza hacia una

diarrea abundante con heces de “Agua de Arroz” y con una perdida rápida de los líquidos del organismo y

de las sales, principalmente el potasio. Esto origina deshidratación grave, hipertensión y desequilibrio sali-

no, presentándose un debilitamiento progresivo del enfermo.

Su presencia en los alimentos:
   Desde la antigüedad el cólera ha sido un azote para la humanidad y todavía es una enfermedad de impor-

tancia universal. Desde 1800 ha habido siete epidemias, por lo que es una bacteria que contemporiza con los

seres humanos convirtiendo a estos en sus principales focos de difusión e infección.

 

Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
205
    La bacteria pasa fácilmente a través de las aguas, contaminadas con evacuaciones de portadores, a todo

tipo de alimentos tanto marinos, como animales y vegetales: verduras crudas (Israel, 1971) aguas embote-

lladas (Portugal, 1974) mariscos (EE UU., 1991) ceviches (Varios países de L.A, 1993) por lo que su difu-

sión esta garantizada.

   La relación enunciativa antes presentada apenas nos da una idea de la complejidad del problema que

siendo conocido a detalle por los estudiosos y especialistas, es sin embargo, ignorado por la gran mayoría de

los seres humanos que diariamente ingieren sus alimentos sin siquiera adoptar medidas permanentes de

higiene o de abstención que les garanticen un mínimo de seguridad al consumirlos.

12. Clostridium Butilinum. Tratado en el Capitulo IV.
Capítulo IV

C. butilinum, uno de los campeones de la naturaleza.

El Clostridium Butilinum es una bacteria del genero bacilo, clasificada como de Gram. negativo, que consti-

tuye una de las fuentes de enfermedades mas difundidas en todo el planeta.

   Su capacidad de reproducirse por esporas le permite resistir los procesos de conservación de alimentos

que destruyen sin más, a los microorganismos no esporulantes.

    Las esporas de algunas cepas de C. Butilinum se encuentran entre las más resistentes, sobreviviendo más

de 30 años en un medio líquido y disminuyendo apenas su número en ambientes simulados cuya temperatu-

ra oscile entre los -25° y + 25° C.

   Existe una clasificación básica de estas bacterias que las consideran proteolíticas y no proteolíticas, se-

gún tengan la capacidad de hidrolizar proteínas, como caseína, suero coagulado o clara de huevo coagulada

o bien, que carezcan de dicha capacidad.

    A su vez, ambos tipos de bacterias se subclasifican de acuerdo al tipo de neurotoxina que producen, por

lo que se acepta generalmente la siguiente agrupación:

Grupo I: Cepas que producen toxinas tipos A y las cepas proteolíticas B y F.

Grupo II: Cepas no proteolíticas de los tipos B y F y todas las del tipo C.

Grupo III: Las cepas de los tipos C alfa, C beta y D.

Grupo IV: Las cepas proteolíticas pero no sacarolíticas del tipo E.

Diversos estudiosos le han seguido la pista a estas bacterias en diferentes climas, latitudes, alturas, tipos

de suelos y vegetación, etc., encontrándose que su gran capacidad de adaptación, germinación y reproduc-

ción le han permitido estar presente en la mayoría de ellos.

   Considerando los tipos de C. Butilinum que afectan al hombre, que son los A, B y E, se han encontrado

mas frecuentemente entre los 35° y 55° de latitud norte. Pero aun en esta zona no se han encontrado pará-

metros que expliquen, prevengan o adviertan la presencia de cada tipo de acuerdo al clima, humedad, alti-

tud, etc.

Y así se encuentran presentes en lugares y ambientes como:

1. El tipo E, se haya frecuentemente en los suelos de Suecia, pero no en los de Noruega.

Se observa este tipo E, en forma corriente en los sedimentos de la Bahía Verde del Lago Michigan

pero no así en los sedimentos del resto del Lago o en las aguas del mismo, ni en los sedimentos o

aguas de los otros grandes lagos.

2. El tipo A, es corriente en el suelo desde las Montañas Rocosas hasta el Océano Pacifico, pero es

muy raro en el Valle del Mississippi, y sin embargo se encuentra con frecuencia en la franja litoral del

Este de los Estados Unidos. En esta última zona se hayan los tipos A, B, y C, siendo el B el más común.

 

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3. Muestras de Cefalotórax de ciertas gambas y de intestinos de peces de los Golfos de Venezuela y de

Darien contenían cepas de los tipos A, B, C y E, lo cual confirma la variedad de tipos que pueden

encontrarse en las aguas calidas.

4. Investigadores han estudiado la presencia del C. Butilinum en los peces de las aguas del noroeste.

Encontraron que lo albergaban el salmón, el lenguado, el bacalao, ciertos cangrejos, almejas y os-

tras. El tipo más frecuente que encontraron fue con mucho el E, pero ocasionalmente también se de-

tectaron cepas A y B.

5. En investigaciones realizadas en diversas partes del mundo, Meyer y Dubovsky demostraron la pre-

sencia del tipo A en dos de las diecisiete muestras del suelo de Hawai y del tipo B en seis, mientras

que el tipo A lo pusieron de manifiesto en una de las cincuenta y dos muestras de suelo procedente

de China de las que trece contenían el tipo B.

En Australia los tipos B, C, y D originan Botulismo en el ganado vacuno y lanar.
   El tipo B se ha encontrado en el ensilado y en carroña de conejo, pero no en el suelo del subcontinente.

Sin embargo el tipo D se aisló en el suelo del Sur de Australia.

   Siendo su hábitat, como puede verse, prácticamente todo tipo de lugares, existen sin embargo elementos

informativos obtenidos por los investigadores que nos permiten explicar y comprender cuales son los am-

bientes propicios y preferidos por estas bacterias para establecerse:

1. El C. Butilinum del tipo A, se encuentra con frecuencia en los suelos de reacción neutra o Alcalina

con bajo contenido orgánico.

2. Los tipos E y F se asocian a menudo con suelos que permanecen húmedos todo el año, cercanos a

lagos, ríos y costas.

3. El C. Butilinum del tipo B, se encontró frecuentemente en sedimentos de lagos.

4. De igual modo el tipo C se ha aislado en lodos de drenaje, de lagos poco profundos, cercanos a don-

de se han detectado brotes de la enfermedad.

   En resumen, el C. Butilinum se desarrolla plenamente en ambientes de PH. entre 6.5 y 8.1 y en presencia

de materia orgánica que lo sustente.

    El Botulismo humano presenta una distribución geográfica en los países del Hemisferio Norte, situados

entre los 30 y los 65 grados de latitud norte; norte de México, del mar Mediterráneo, del golfo Pérsico y de

la Bahía de Bengala.

    Al Sur del Paralelo 30, en el hemisferio Occidental (México, América Central y América del Sur) el Bo-

tulismo es raro y si ocurre no se diagnostica.

   De igual modo, en África, Oriente Medio, India, Malaya, China, Australia y Nueva Zelanda, el Botulis-

mo es casi desconocido. Solamente en siete países, Estados Unidos, Polonia, Alemania, Rusia, Japón, Fran-

cia y Canadá, los métodos deficientes de conservación de alimentos en los hogares coinciden con la

presencia del Clostridium Butilinum.

Capítulo V

Botulismo, enfermedad epidémica no reconocida

El Botulismo como enfermedad no es una infección, sino una intoxicación, paralizante causada por la ac-

ción de las toxinas que produce la bacteria, sobre las fibras nerviosas colinerginas, al bloquear la liberación

de acetilcolina, suprimiendo así su acción neuro mediadora.

   No obstante debido a factores como el tipo de toxina y cantidad de la misma que acceda al cuerpo humano, es

decir, la formula de la intoxicación, los efectos en la salud del enfermo pueden ser muy diversos.

 

Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
207
Transcribo a continuación:
Aunque el hombre es una de las especies más sensibles al Botulismo, no disponemos de conocimientos

suficientes sobre la cantidad de toxina necesaria para producirle la enfermedad o para causarle la muerte. Se

han sugerido una gran variedad de dosis distintas que van de 7 dosis letales ratón (D L Ratón) que equival-

dría a una dosis parental humana, a cantidades muy superiores. Dolman, refiriéndose al Botulismo de tipo E,

calculo que la dosis humana letal de toxina del tipo E por vía oral fue en un caso de al menos unas 500 000

D L Ratón, mientras que por otra parte, dos pacientes contrajeron Botulismo pero sobrevivieron, después de

ingerir aproximadamente 240 000 y 250 000 D L Ratón, de toxina tipo E, respectivamente.

   Schoop y Schoop (1967) observaron la recuperación de un paciente que había ingerido unas 375 000 D

L Ratón de toxina del tipo B.

   Publicaciones señalando la muerte por Botulismo del tipo A por haber ingerido solamente una judía ver-

de o solo un bocado de maíz elaborado en casa no son infrecuentes, pero rara vez se ha estimado la toxina

del alimento.

    Sin embargo, un paciente que murió de Botulismo había tomado solo un bocado de pimientos verdes

conservados domésticamente, que además, escupió. El jugo de los pimientos contenía 100 000 D L Ratón

de toxina del tipo A por ml.

    Todas estas variables unidas a la dificultad de diagnostico por laboratorio y la confusión con otras en-

fermedades como las tóxico infecciones alimentarías por salmonelas, shigelas, estafilococos, clostridium

perfringes, o bien Miastenia Gravis, síndrome de Guillain-Barre, accidentes cerebro vasculares, polineuritis

diftérica, síndrome de Eaton Lambert, así como otros tipos de intoxicación química y no microbiana, tales

como intoxicación por moluscos bivalvos, por peces del grupo tetradon, por alcohol metílico, por compues-

tos órgano- fosforados, por belladona, atropina, monóxido de carbono, setas venenosas o carbonato barico.

Ciertos antibióticos tales como Estreptomicina, Kanamicina, Neomicina, Polimixina, Bacitracina o Colisti-

na, sobre todo después de intervenciones quirúrgicas, pueden dar lugar a parálisis fláccida simétrica.

   Todas estas patologías deben ser conocidas y descartadas por el clínico alópata antes de llegar a concluir

que esta ante un caso de Botulismo.

   El investigador Robers (1964) revisando brotes de Botulismo del tipo B y E sugirió que una hipotensión

postural inexplicable, pupilas dilatadas que no reaccionan, membranas mucosas agrietadas y la progresiva

parálisis respiratoria debieran hacer pensar en el Botulismo.

    En resumen, toda la variedad de cepas existentes, sus distintas capacidades toxicas, el PH del alimento

en que se encentren así como el PH del ser humano que las ingiera determinarán la gravedad del paciente

así como las posibilidades de su recuperación.

    Dado que la entrada al cuerpo humano del Clostridium Butilinum y/o sus esporas puede ser no sólo ali-

mentaría, sino también por lesiones en piel que entren en contacto con medios infestados, como aguas, sue-

los, lodos o sedimentos, la información que pueda aportar el paciente puede ser en ocasiones de poca ayuda.

   La germinación de esporas del C. Butilinum necesita estrictamente de una atmósfera anaerobia. Conse-

cuencia de ello es que los alimentos responsables de brotes de Botulismo son productos contaminados:

− Insuficientemente esterilizados contenidos en envases metálicos o de vidrio cerrados herméticamente.

− Envasados en recipientes o bolsas de plástico cerradas al vacío.

− Envasados en tarrinas o cubiertos con una capa de grasa.

− Productos cárnicos o de la pesca salados y curados, en cuyo interior existen condiciones anaerobias

que hacen posible la germinación de las esporas.

 

208
Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
    Algo que favorece la contaminación del C. Butilinum es la gran resistencia de sus esporas a las tempera-

turas elevadas. La destrucción térmica de las formas de resistencia que son las esporas, se produce, habitual-

mente a 120° C durante 15 minutos o a 100° C durante 6 horas, si el medio es acuoso, pero la resistencia

aumenta en medio oleoso.

Síntomas de la enfermedad:
Aparecen primero los síntomas gastrointestinales seguidos de alteraciones nerviosas con manifestaciones

neurológicas simétricas, debilidad y parálisis descendentes. Estos corresponden a una intoxicación botulíni-

ca clásica.

    Los primeros síntomas aparecen entre las 12 y 36 horas que siguen a la ingestión del alimento contami-

nado, aunque hay casos que se manifiestan solo 2 horas después, lo que contrasta con los síntomas que apa-

recen a los 6, 8 o más días, (Lecour, 1988) dependiendo de factores como cantidad de toxina ingerida, tipo

de la misma y condiciones individuales de la persona. La enfermedad es más grave cuanto más pronto apa-

rezca los primeros síntomas. A veces estos se manifiestan de forma lenta, gradual y progresiva, dificultando

así su diagnostico.

Las formas típicas de intoxicación Botulínica van precedidas de alteraciones digestivas:
    Epigastralgias, nauseas, vómitos, diarreas transitorias y estreñimiento grave que persisten durante las

distintas etapas de la enfermedad.

    Según avanzan los síntomas el enfermo presenta un estado de fatiga y debilidad muscular, seguida de al-

teraciones oculares: parpados caídos, pérdida de acomodación visual que puede ir acompañada de vértigo,

cefalea, midriasis, diplopía, fotofobia y a veces, estrabismo.

   A estas, siguen las alteraciones bucofaríngeas que afectan a la boca, faringe y esófago, con disfagia dolo-

rosa, ardor faríngeo y sensación de sed. La mucosa bucal esta seca enrojecida y con depósitos muco puru-

lentos. Además de disfagia, hay disfonía y ronquera.

   Se produce en general una notable disminución de todas las secreciones: lacrimales, nasales, salivares,

cutáneas y digestivas. Disminuye o falta el peristaltismo y la secreción intestinal, lo que conlleva a un estre-

ñimiento persistente. La paralasis vesical da lugar a disuria.

   Normalmente no hay fiebre, pero se pueden producir complicaciones infecciosas que sí la ocasionan

(Lecour 1988) estomatitis, faringitis, parotiditis aguda, candidiasis, neumonía o infecciones del aparato

urinario.

   Los enfermos manifiestan malestar general, fatiga y atonía muscular, preferentemente en la nuca y mús-

culos respiratorios.

   El sensorio permanece despierto. En casos extremos tiene lugar una parálisis fláccida total, disnea y pa-

rada respiratoria, que lleva a la muerte por asfixia. La parálisis es bilateral.

Capítulo VI

Casos clínicos

La recurrencia de las enfermedades gastrointestinales entre las personas que acuden al consultorio de Bio-

magnetismo y Bioenergética obligó a considerar este tema como ejemplo de la aplicación practica de estas

dos técnicas complementarias y curativas, cuya utilización en 1000 pacientes considerados para este estudio

condujeron a los hallazgos siguientes:

1. Clostridium Butilinum.

Par biomagnético: Cola de Páncreas- Hígado.

 

Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
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   Se detectaron 180 casos, de los cuales 74 fueron en hombres y 106 en mujeres; es decir el 18% de

los eventos que forman el universo estudiado.

2. Vibrion Colerae.

Par biomagnético: Colon Transverso-Vejiga.

Se detectaron solo 5 casos, de los cuales tres fueron de hombres y 2 de mujeres.

Alcanzó por lo tanto una extensión del 0.5%.

3. Salmonella Tifo.

Par biomagnético: Trocanter Mayor- Trocanter Mayor.

   Se detectaron 62 casos, de los cuales 22 fueron en hombres y 40 en mujeres. Alcanzaron por lo tanto un

6.2% del universo estudiado.

   Como puede observarse fue el Botulismo el que mayor presencia demostró entre los pacientes que acu-

dían a consulta, encontrándose en todos los casos tratados:

1. Sintomatología abdominal mantenida por varias semanas e incluso varios meses.

2. Sucesivos tratamientos alopáticos a base de antibióticos, antiparasitarios, purgas, lavados intestina-

les, digestivos, antiinflamatorios intestinales, inhibidores de la acidez, etc., sin ningún resultado cu-

rativo.

3. En algunos casos se había acudido ya a soluciones alternativas de herbolaria, limpias, baños, masa-

jes, reyki, etc.

4. En un 25% de los casos se les habían practicado estudios coproparasitoscópicos, coprocultivos, e in-

cluso en 2 de ellos, colonoscopia y punción hepática, en todos los casos con resultados negativos.

    Por medio de la bioenergética se confirmó que la toxina detectada como causante de estos cuadros co-

rrespondía al tipo E, por lo que los síntomas que a continuación se describen, con pequeñas variantes, eran

similares en todos los pacientes:

1. Profusión de gases intestinales y distensión abdominal.

2. Periodos de estreñimiento, de dos o tres días, seguidos de otros tantos de diarrea repitiéndose el ci-

clo de manera continúa.

3. En muchos casos, febrículas vespertinas que alcanzaban los 36.8° e incluso los 37°, desapareciendo

durante la noche y volviéndose a presentar al día siguiente.

4. Falta de apetito y si había ingesta de alimentos, sentían plenitud con muy poca cantidad.

5. Náuseas, después de comer e incluso vómitos al poco tiempo de haber comido, en algunos de los

pacientes.

6. Como síntomas complementarios los pacientes acusaban:

a) Depresión.

b) Cansancio.

c) Dolor de cabeza.

d) Dolor abdominal.

e) Desesperanza por ignorar la etiología de su padecimiento.

   Cabe aclarar que solo un 10 % de los pacientes localizados con la enfermedad resultaron estrictamente

botulínicos, los demás eran asimismo victimas de la acción de otros u otros pares biomagnéticos, aunque al

eliminarse la infección botulínica, el cuadro patológico de los enfermos mejoró radicalmente, con lo cual la

disposición a continuar su tratamiento hasta el final fue completa.

   A continuación se describen tres de los casos clínicos tratados y curados. En algunos casos se les infor-

mó a los pacientes el alimento trasmisor de la toxina a fin de que en lo posible evitara su ingestión en el

futuro:

 

210
Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
Caso número 1.
   Paciente del sexo masculino de 64 años de edad. Profesión: Agente de ventas viajero.

Casado, con hijos ya independientes. Refirió mantener cinco relaciones sentimentales estables y simul-

táneas, además de su esposa.

   Acudió a consulta el 22 de noviembre de 2004 y explicó que padecía diarrea desde un año atrás. Presen-

taba también los demás síntomas ya descritos. Como agravante incomodo de su caso, relató que tenia la

necesidad de usar pañal, ya que en la mayoría de sus evacuaciones no alcanzaba a llegar a un excusado

disponible, mucho menos estando de viaje, como era necesario por su actividad profesional.

Los pares detectados en su primera terapia se enuncian a continuación:

1. Malar- Malar.

2. Timo- Recto.

3. Hiato-Testículo.

4. Diafragma-Diafragma.

5. Cola de Páncreas-Hígado.

6. Bazo-Hígado.

7. Aductor-Aductor.

   Como puede verse, los pares biomagnéticos 1, 2, 5 y 7, estaban directamente relacionados con su pade-

cimiento, tanto en la fase aguda como en la cronicidad del mismo.

   Cabe aclarar que el estado general del paciente era bastante bueno, explicable tal vez por reportar un

P.H. corporal promedio de 7.0, con lo que a pesar de la multiinfección continuaba deambulando y laborando

normalmente.

   Acudió a terapia ocho días después, reportando una mejoría casi total, aun cuando sus evacuaciones to-

davía eran pastosa, pero ya sin la diarrea ni la continuidad que antes padecía.

En esta ocasión se detectaron los siguientes pares:

1. Aductor-Aductor.

2. Sigmoideo-Recto.

3. Deltoides-Deltoides.

4. Cuadrado-Cuadrado.

5. Transverso-Vejiga.

6. Glúteo- Glúteo.

   Se le citó para ocho días después, reportando en esa ocasión un cuadro similar al de la fecha anterior. Al

hacerse la detección bioenergética se encontró solamente la reinstalación del par Malar-Malar, sin detectarse

ninguna otra patología.

   Impactando el par mencionado, se le dio de alta, pidiéndole que se reportara telefónicamente a los ocho

días. Así lo hizo y avisó de su total restablecimiento.

   En un caso como este, donde el paciente ya había pasado por muchas manos y tratamientos, fue el hecho

de desaparecer los síntomas del botulismo lo que animo al enfermo a continuar con estas terapias hasta con-

seguir su total curación.

   Debido a la actividad laboral del paciente, se le pidió evitar en lo posible los embutidos, lácteos frescos,

botanas fritas así como tortas, sándwiches y antojitos fritos en grasas muy recicladas.

 

Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
211
Caso número 2.
   Paciente del sexo femenino, de 58 años de edad. Ama de casa. Con hijos adultos, casada habitante de la

ciudad de Los Ángeles, U.S.A.

    Al acudir a terapia el 18 de marzo de 2003 reportó dolores de cabeza frecuentes y problemas digestivos

muy severos. Reporto asimismo, que le habían diagnosticado como causa de estos últimos, la presencia de

pólipos en el intestino grueso, después de practicarle una colonoscopia. El padecimiento venia de tres años

atrás.

Se le detectaron los pares biomagnéticos siguientes:

1. Pineal-Bulbo raquídeo.

2. Parietal-Parietal.

3. Seno frontal-Seno frontal.

4. Escápula-Escápula.

5. Cola de páncreas-Hígado.

6. Deltoides-Deltoides.

7. Cuadrado-Cuadrado.

   Al impactar los pares 1, 2 y 3, desaparecieron los dolores de cabeza y al romper los pares 5 y 7, termina-

ron todos sus síntomas abdominales, prácticamente el mismo día de la terapia.

   No obstante, los pólipos encontrados con la colonoscopia, de hace dos años, tal vez por la impactación

de los pares 4, 6 y 7, ni se han reinstalado estos u otros pares, la paciente esta advertida de practicarse otra

colonoscopia para evidenciar imagenológicamente la remisión de estas formaciones.

A la fecha, se encuentra totalmente restablecida y llevando su vida normal.
Caso número 3.
   Paciente del sexo masculino, de 38 años de edad. Empleado, casado, con dos hijos, residente de la ciu-

dad de México.

Acudió a terapia el 7 de enero de 2005, con diarrea y muchas molestias abdominales.
Se le detectaron los pares siguientes:

1. Ojo-Ojo

2. Cola de páncreas-Hígado.

   La evolución del padecimiento era de tres días y la causa de la infección se determinó mediante bioener-

gética que habían sido los embutidos salami y mortadela, ingredientes de una pizza que el paciente recordó

haber consumido en los días previos.

Impactado el par, la enfermedad remitió de inmediato.
Capítulo VII

Conclusiones

1. El ser humano, en general, no ha desarrollado una conciencia ecológica que le permita garantizar su

actual forma de vida a un mediano plazo, para disponer en el futuro de agua potable, oxigeno respi-

rable, alimentos nutritivos y sin contaminación, climas ordenados, ambientes habitacionales saluda-

bles, reciclaje de los desperdicios, etc.

2. La especie humana es a la naturaleza como los microorganismos patógenos son a la especie humana.

Aunque si bien es cierto que los seres humanos de élite, universitarios, científicos del medio ambien-

te, asociaciones ecologistas, actúan con un grado de conciencia conservacionista, son solo una mino-

 

212
Par Biomagnético, Biomagnetismo médico y Bioenergética, experiencias de curación, año 2005
   ría frente a la acción depredadora y de explotación especulativa de la humanidad en general que se

sirve de la naturaleza en forma ilimitada y extinguidora.

3. La falta de conciencia de la humanidad acerca de “las otras” formas de vida esta actuando en su per-

juicio al resultar víctima de esas especies que desdeña.

4. La desproporcionada concentración de riqueza y conocimiento en todo el mundo esta marginando a

la gran mayoría de los seres humanos de los satisfactores de calidad esenciales para la alimentación,

vivienda, educación y salud, por lo que difundir en lo posible la aplicación y el aprovechamiento del

Biomagnetismo y la Bioenergética es una labor inaplazable.

5. La participación de la Universidad Autónoma Chapingo respaldando en nuestro país la preparación

superior de los terapeutas graduados en Biomagnetismo, le dará a esta naciente profesión la proyec-

ción necesaria para que día a día sea mas aceptada por el grueso de la población que requiere con ur-

gencia de sus beneficios.

Bibliografía
Smith, Luis Ds. Botulismo. El microorganismo, sus toxinas, la enfermedad. Traducción Bernabé Sanz Pé-

rez. Ed. Acribia, Zaragoza, España.

Roberts, Diane; W. Hooper y M. Greenwood. 2000. Microbiología práctica de los alimentos. Métodos para

el examen de microorganismos de los alimentos de interés para la salud pública. Traducción Est-

her Sanz López y Bernabé Sanz Pérez. Ed. Acribia, Zaragoza, España 2000.

Rivero S., Octavio. 1993. Contaminación atmosférica y enfermedad respiratoria. Secretaria de Salud.

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Pascual, A., María del Rosario. 1994. Botulismo. Ed. Díaz de Santos, S.A. Madrid, España.

Péres. J. M. (Director de Antología). La polución de las aguas marinas. Universidad de Aix-Marsella, Fran-

cia. Traducción de Jaume Ripoll Ricart, Universidad de Barcelona, España. Ediciones Omega,

S.A. Barcelona, España

 

 

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