Queridos compañeros, me llegó este correo, se los comparto.   Bendiciones, Lidia Urrutia de Guzmán   Estimados Todo Ni modo, hay que entrarle a lo del “nuevo insecto letal”. No es más que un burdo engaño, un fraude seudocientífico, una broma. El que lo hizo sólo buscaba divertirse a costa de la ignorancia y credulidad del gran público. Ni siquiera pretendía hacer dinero vendiendo algunas cápsulas para adelgazar o para aumentar el vigor sexual. El supuesto Dr. Juan Cásares Meza –del cual no existe entrada alguna en el internet- tomó una imagen de una hermosísima cícada, chicharra o cigarra de la especie Magicicada septendecim que pueden consultar en la siguiente dirección: Periodic Cicada (Magicicada septendecim) – Magicicada septendecim – BugGuide.Net La cícadas son hemípteros que se alimentan de jugos de plantas; ni pican, ni muerden y son completamente inofensivas. Hay más de 2,000 especies en todo el mundo. Durante la primavera, aquí mismo en Cuernavaca, se pueden escuchar sus chirridos tan característicos, claro, de chicharras de otras especies, distintas a la Magicicada septendecim. Algunas veces se congregan en algún árbol, al que le succionan su savia para alimentarse; cuando alguien camina por abajo del árbol se defienden orinándole encima pequeñas gotas de un líquido transparente que no irrita ni la piel ni los ojos, sólo saca de onda el desconcertante spray. El nombre común inventado por el tal Cásares, hay que reconocerlo, tiene gracia: Budum; pareciera la españolización de algún nombre de alguna lengua de alguna tribu de algún país remoto y misterioso. Donde no se mide es en el nombre científico que le puso: Budêmm Annicus Proto. Aquí sacó el cobre a relucir; hasta el Coyote y el Correcaminos tenían mejor idea de cómo se asigna un nombre científico y cómo se escribe. Por otro lado, ¡vaya truco barato de legitimización el haber colocado, en la primera diapositiva, el escudo de la UNAM y el logotipo del Instituto de Biotecnología!. Que yo sepa, no hay en todo el reino animal antenas que puedan secretar algo y eso de que “se esparse por todo el cuerpo hasta afectar el sistema circulatorio” sólo muestra que no sabe ni ortografía y que tiene conocimientos muy rudimentarios de anatomía y fisiología. Aparte de todo, malinchista, pues el científico que supuestamente trajo al Budum a nuestro país no fue Juan Pérez sino Tommas Robs. Y, ¿qué decir de su geografía? La Magicicada septendecim no es originaria de Asia sino del este de Norteamérica. Las fotografías de los efectos a las 24 horas muestran lesiones con tejido cicatrizal y de granulación que no aparecen hasta más de 72 horas del accidente que las hubiese causado. Mal seleccionadas, muchachito, pero que esperar de tí; hasta para hacer bromas hay que tener elegancia y conocer del tema en turno. No puedo dejar de comentar la siguiente oración: “Es difícil ver a este insecto ya que de repente se camuflajea con otras flores”. “Camuflajear” no es un verbo y, por fin, ¿se trata de un insecto o de una flor? o, ¿es que las flores son insectos? Para finalizar, a estas alturas resulta casi que innecesario decir que en el Instituto de Biotecnología no estamos investigando el antídoto contra el veneno del Budum. Buenas noches, que el Budum no va a llegar. Dr. Alejandro Alagón Cano Investigador Titular C P.D. Hay dos sitios en la web que vale la pena visitar para conocer más acerca de las cícadas (donde encontrarán buenas peliculitas, grabaciones de sus sonidos y verán que pueden manipularse a mano desnuda sin problema alguno): Cicada Mania NPR : Roar of the Cicada
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