ES UN APORTE DESDE EL CENTRO DE MI CORAZON,ESPERO Y SEA BIEN RECIBIDO PORQUE YO TAMBIEN PASE POR LA EXPERIENCIA DE QUE UN SER AMADO PARTIERA A MUY TEMPRANA EDAD, (A LOS 9 AÑOS), EN VIDA ERA MI HIJO MAYOR Y ESTO DUELE, POR ELLO LEE ESTO SRA, BLANCA, NO TE CONOZCO PERSONALMENTE PERO ERES PARTE DE ESTA TROPA GUERRERA DE LUZ. Para vivir un Duelo En Septiembre del 2001, el Dr. Deepak Chopra vino a Caracas – Venezuela y entre las esclarecedoras ideas que me transmitió, estaba la de que luego de los sucesos del 11 de Septiembre en los Estados Unidos, él había comprendido que la muerte siempre camina detrás de nosotros y que es de gran alivio saber que todos, sin excepción, estamos a la misma distancia de morir. Además, con esa mirada vidriosa, profunda y penetrante, me confirmaba que una vez que reinterpretamos la muerte y nos acercamos a ella como parte de la cotidianidad, la vida toma color, importancia y valoración. Lo primero y fundamental cuando perdemos a alguien es considerar nuestro sano y legítimo derecho a expresar el dolor que nos produce la desaparición física de ese ser vivo, en la medida de lo que sentimos y a través del llanto, mutismo, acción, etc. Si dejamos el natural fluir de esta emoción ella misma encontrará su cauce y su tiempo en nosotros. Cabe destacar que este dolor y esta herida se calman, mas no desaparecen, simplemente aprendemos a vivir con ellos; el proceso se parece a cuando nos encerramos en una habitación en penumbras, al principio no distinguimos absolutamente nada, luego, poco a poco, comenzamos a distinguir lo que hay, hasta ir dominando el espacio. Otro aspecto importante es respetarnos en nuestra respuesta emocional; he notado cuando se trata de muertes súbitas que lo primero que se actúa es una rabia sorda que podría traducir: -«¿Por qué te tenías que ir y dejarme todo esto?», esto es aceptable y si no se manifiesta, sale a través del cuerpo o por medio de un duelo interminable. He conocido pacientes que no han salido del duelo de su pareja, quien falleció hace 18 años y el duelo está como si hubiese sido ayer, cuando he tocado ciertas fibras, lo que brota es la rabia y el resentimiento. Estos estados emocionales los mantiene vinculados con el difunto de una forma muy dañina para todos y pueden permanecer así por el resto de sus días. Creo que es importantísimo entender que cuando alguien se muere, simplemente transforma su cuerpo, su parte física; lo demás sigue vivo en nosotros, por eso, cuando olemos, oímos, o vemos algo común que nos mueve el recuerdo, ese ser revive en nosotros, y así podemos honrar siempre su presencia en nuestra vida. Lo que realmente lloramos es el vacío que dejan sus acciones y la fuerza de su presencia física, y será ésa la herida con la que aprenderemos a vivir. Los seres vivos, inevitablemente vamos a morir, y a la vez, viviremos en el recuerdo de otros muchos, y esa es otra forma de vivir; si logramos comprender esta dinámica manejaremos la vida con más pasión y con más respeto. Una vez que sucede el duelo, y que lo vamos cabalgando, es importante tener en cuenta el cierre del mismo, que si bien no nos librará de la herida, sí nos salvará de quedarnos plantados en el dolor de la pérdida, y no trascender hacia la honra de quien se fue, como estímulo para seguir. Si estas y estan interesados en la otra continuidad de este pequelño tema les hablaré de cómo cerrar el duelo y de cómo establecer una honra a ese ser maravilloso que simplemente cambió de forma para seguir cerca de nosotros. ESTAR VIVOS ES EL MILAGRO, SEGUIR CERCA ES EL AMOR.
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